- Ña Catita
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Ña Catita es una comedia en verso, escrita por el escritor peruano Manuel Ascencio Segura. Su primera versión, en tres actos, fue estrenada en Lima, en la noche del 24 de enero de 1845. Posteriormente su autor la refundió, ampliándola con un acto más, y la reestrenó el 7 de septiembre de 1856, también en Lima, en el teatro Variedades. Se constituyó en un gran éxito, magnificado por el genio de la actriz Encarnación Coya.
El personaje principal que da nombre a la obra es una especie de Trotaconventos o Celestina criolla. Es un cuadro de costumbres auténtico, de verso fácil y gran animación. Desde su estreno se convirtió en la obra de mayor aceptación de Manuel Ascencio Segura, prolífico autor teatral que escribió 17 piezas dramáticas, la mayoría de las cuales se estrenaron con éxito. Para muchos críticos Ña Catita es la obra emblemática del teatro peruano.
Contenido
Estructura y características
La obra está dividida en cuatro actos y escrita en verso. La mayoría de los versos son octosílabos, y la estrofa más característica y lograda es la redondilla. Mantiene un marcado lenguaje de la época, con la particularidad de que todo transcurre en el pequeño ambiente de una casa. La trama, como suele ocurrir en las piezas teatrales de Segura, es muy sencilla.
Personajes
- Ña Catita, vieja intrigante y entrometida.
- Doña Juliana o Julieta, hija de don Jesús y doña Rufina.
- Don Jesús, padre de Juliana.
- Doña Rufina, esposa de don Jesús y madre de Juliana.
- Don Alejo, presumido caballero que pretende casarse con Juliana.
- Manuel, enamorado galán de Juliana
- Mercedes, criada de la familia
- Don Juan, viejo amigo de la familia
- Un criado.
Argumento
La escena se representa en Lima, en la sala de la casa de Don Jesús, “decentemente amueblada”. La trama de la historia se desenvuelve a través del amor del presumido de Don Alejo por la joven Juliana, quien en realidad está enamorada de Manuel.
La madre, Doña Rufina, mal aconsejada por la intrigante y chismosa Ña Catita, acepta el cortejo amoroso del fatuo Don Alejo.
Mercedes, la empleada de la casa, sirve de paño de lágrimas a la desdichada joven.
Por otro lado el padre de la joven, Don Jesús, está en malas relaciones con Doña Rufina, ya que los múltiples enredos y chismes de Ña Catita han creado un clima tenso y hostil entre los esposos.
Don Alejo deslumbra a Doña Rufina con su excesiva palabrería y rebuscados gestos; la buena señora cree que casando a su hija con el engreído Don Alejo asegurará el futuro de la muchacha. Ña Catita sirve de alcahueta al vanidoso galán, adulando y engriendo a Doña Rufina, con lo que se gana su aprecio y confianza.
Manuel, el enamorado galán de Juliana, al ver la oposición de la madre, decide raptarla e irse lejos con ella. Contando con la ayuda de Mercedes se preparan para la fuga, pero inconvenientemente son descubiertos por la indiscreta Ña Catita, quien inmediatamente corre a darle aviso a la madre, Doña Rufina.
En la escena aparece Don Jesús, quien se sorprende y enfurece con Manuel, a quien consideraba un buen muchacho, casi como a un hijo.
Afortunadamente llega a la casa Don Juan, un viejo amigo de don Jesús, quien reconoce a Don Alejo y lo desenmascara frente a toda la familia, diciendo que no era más que un impostor que se hacia pasar por gran señor, enamorando así a indefensas jovencitas. Después de este bochornoso acto, Don Alejo y Ña Catita son arrojados de la casa.
Doña Rufina, arrepentida y avergonzada pide perdón a su hija por tratar de obligarla a casarse con quien no amaba, y se reconcilia con su esposo, prometiendo que en adelante sería una gran esposa.
Es así como Juliana se libera de un terrible matrimonio, y puede finalmente ser feliz junto a quien ama.
Valoración
Como en todas las comedias de Segura, mas que el argumento lo que destaca en la obra es la espontaneidad de los personajes y la gracia de los diálogos plagados de dichos populares, que ofrecen un vivo retrato —crítico, ingenioso y festivo—, de la sociedad peruana en sus primeras décadas republicanas.
Punto importante que destacar es la renovación que aportó Segura en el vocabulario teatral, es decir, en el vocabulario poético. El lenguaje literario castellano se había vuelto a veces pobre y descolorido dentro de los moldes estilísticos vigentes. Segura empleó, con gracia original de escritor auténtico, voces que no estaban en el diccionario pero si en el habla diaria de la gente común, oídas en la charla espontánea de la plaza, el café, la tertulia o la jarana. Estampó así los llamados criollismos o peruanismos y aderezó también la curiosa sintaxis popular. De allí resulta una alegría en sus obras, derivada no tanto de las tramas sencillas ni las ideas expresadas, sino de las palabras mismas en su intimidad y entraña.
Los peruanismos del teatro de Segura
César Augusto Angeles Caballero ha hecho el estudio de los peruanismos en el teatro de Segura. Los señala hasta en los nombres de algunas de las obras de este autor como El cachaspari, Lances de Amancaes, Ña Catita y en el texto de todas ellas. Se da a continuación la lista de esas voces según Angeles Caballero, aunque ordenadas en una clasificación diferente:
- Voces que señalan lugares: chingana, rancho, tambo, chacra, pulpería, huaca, choclón, pascana.
- Voces que aluden a la condición social, racial o física: cholo, gringo, macaco, chuncho; criollo, casero, chinganero, suertero, maltoncita, mocho, ñata, patuleca, zarrapastroso, montonero.
- Voces que, como algunas de las anteriores, implican un juicio o una valoración: adulón, bicho, camote, jaladito, candelejonada, mataperro, empiten, pechugón, pinganilla, aconchavao, lisura.
- Voces que designan animales: cuy, huanchaco, pique, picacena.
- Voces que señalan plantas: amancay, guayaba, lloque, mastuerzo, zapallo.
- Voces que nombran alimentos o bebidas: anticucho, chicha, champuz, chancaca, butifarra, locro, patasca, pisco, piscolavis, tamales, troncha, zango, yuyo.
- Voces que expresan otros objetos: pañuelón, corbatón, huano, petate, tutuma, concho, chaveta, ojotas, poncho, baqueta.
- Voces diversas: jarana, zamacueca, en bomba, botar cacho, cantaleta, catay, irse a un cuerno, chusca, enfagina, guá, impávido, marona, ñeque, ñisca, paporreta, pucho, soroche, trompada, carca, torcido, cocacho, zampa, yuyonaso.
Véase también
- Literatura peruana
Bibliografía
- Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y aumentada. Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma". Impreso en Santiago de Chile, 1998.
- Samaniego, Antenor: Literatura peruana. Texto y Antología. Tomo 5. Lima, Librería Arica, sétima edición, 1964.
- Sánchez, Luis Alberto: La literatura peruana. Derrotero para una historia cultural del Perú, tomo III. Cuarta edición y definitiva. Lima, P. L. Villanueva Editor, 1975.
- Segura, Manuel Ascensio: Ña Catita – El Sargento Canuto. Serie “Peruanos Imprescindibles”, Libro 13. Impreso y publicado por la Empresa Editora El Comercio S.A., Lima, 2005. ISBN 9972-205-93-2
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