- Personificación
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La personificación o prosopopeya es un tipo de metáfora ontológica consistente en caracterizar a una realidad no humana como humana, cediéndole atributos propios del ser humano (lengua, partes del cuerpo, etc.) Es decir, una personificación habla de algo no humano como por ejemplo animales u objetos. Como si se tratara de un ser humano , revistiéndolo de cualidades humanas.
Personificación como figura literaria
Como figuras literarias la personificación es una de las figuras de ficción. Un ejemplo de texto donde abundan las personificación sería el siguiente:
- —Si tú quisieras, Granada,
- contigo me casaría;
- daréte en arras y dote
- a Córdoba y a Sevilla.
- —Casada soy, rey don Juan,
- casada soy, que no viuda;
- el moro que a mí me tiene,
- muy grande bien me quería.
En otras ocasiones la prosopopeya o personificación se aplica a cosas incorpóreas o abstractas, e incluso puede permanecer oculta hasta que se descifra el sentido alegórico del texto literario. Así, por ejemplo, en el poema “Vino, primero, pura” de Juan Ramón Jiménez; sólo al final del poema se nos comunica que la “persona” a la que se aludía durante todo el poema es en realidad la poesía:
- Vino primero pura,
- vestida de inocencia;
- y la amé como un niño.
- Luego se fue vistiendo
- de no sé qué ropajes;
- y la fui odiando sin saberlo.
- Llegó a ser una reina
- llena de tesoros... todos los que ven estos son unos grandes caballos
- ¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
- Mas se fue desnudando
- y yo le sonreía.
- Se quedó con la túnica
- de su inocencia antigua.
- Creí de nuevo en ella.
- Y se quitó la túnica
- y apareció desnuda toda.
- ¡Oh pasión de mi vida, poesía
- desnuda, mía para siempre!
"Las estrellas nos miraban mientras la ciudad sonreía"
P. del Castillo
2. "El tren tose asmáticamente por la ladera"
3. "La ciudad era rosa y sonreía dulcemente"
4. "Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana del coro, que retumbaba en lo alto de la esbelta torre en la Santa basílica"
Leopoldo Alas, «Clarín». La Regenta.5. "Veloz saeta.. Que mordió aguda"
—Si tú quisieras, Granada, contigo me casaría; daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla. —Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene, muy grande bien me quería.
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