- Reloj de arena
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Reloj de arena
El reloj de arena es un instrumento mecánico que sirve para medir un determinado transcurso de tiempo, desde el momento en que la arena comienza a caer del receptáculo o bulbo superior al inferior, hasta que termina de hacerlo, y sólo requiere de la energía potencial de la gravedad para su funcionamiento.
Dado que el periodo de tiempo que mide es fijo, aunque con ligeras variaciones, actualmente está en desuso, sustituyéndole el reloj de pulsera para conocer la hora, y el cronómetro para medir el tiempo preciso transcurrido entre dos sucesos.
Contenido
Historia
Aunque se estima que su uso es muy antiguo, no hay evidencias precisas sobre su origen. La primera evidencia concreta sobre la existencia de los relojes de arena se puede encontrar en una pintura de Ambrogio Lorenzetti que data del año 1328. Existieron en distintas épocas, de diversos tamaños y modelos, e incluso se construyeron algunos tan grandes que eran capaces de medir un día entero.
Algunos afirman que los romanos los usaban durante la noche, o que también los pudo haber inventado un monje francés para medir los tiempos de meditación[cita requerida].
- Aplicaciones actuales
Actualmente, son generalmente pequeños: se utilizan con fines decorativos y para medir el tiempo en diversas actividades cotidianas, como pueden el tiempo de una lectura de comprensión, tiempo en arreglarse para salir de la casa, de descanso breve o, inclusive, en algún programa de TV se utiliza para medir el tiempo de los concursantes en turno. Muchos juegos de mesa incluyen pequeños relojes de arena que miden periodos cortos.
También existen relojes de arena compuestos de varios niveles o en paquete de varios en un mismo contenedor que, aunque tienen similar tamaño, miden distintos periodos de tiempo. Son más comunes de encontrar aquellos que miden periodos útiles de tiempo como 5, 10, 15 ó 30 minutos.
Mecanismo
Está formado por una pieza tridimensional de vidrio transparente en forma de 8, compuesta por dos receptáculos o bulbos redondos de las mismas dimensiones, en cuyo interior debe colocarse arena fina, llenandose entre la mitad y tres cuartos de la capacidad de uno de los bulbos, ya que por norma no debe quedar lleno ninguno de los bulbos para el correcto funcionamiento del dispositivo. Ambos receptáculos están comunicados entre sí por un orificio estrecho en el centro.
Esta pieza de vidrio se complementa por un contenedor de metal o madera, compuesto por dos bases cilíndricas en planos paralelos que, normalmente, se unen mediante tres pilares, lo que permite colocar el reloj verticalmente, de manera fija, para ser utilizado.
El orificio estrecho del centro permite que la arena se deslice a un ritmo lento constante: conforme el bulbo superior se va vaciando, el inferior se llena, poco a poco, evitando que pase toda la arena de golpe, lo cual carecería de utilidad.
Funcionamiento
Aunque existen relojes de arena de tres o más niveles, y relojes de arena compuestos, aquí sólo se alude al reloj de arena común de dos niveles y su funcionamiento es como se describe a continuación:
Al inicio, el bulbo inferior permanece estático cargado de arena, mientras que el superior permanece vacío; en ese momento no está en uso el reloj. Cuando se voltea el reloj de tal forma que el bulbo que contiene arena quede arriba, se inicia la cuenta del tiempo requerido y la arena comienza a fluir hacia el bulbo inferior vacío por acción de la gravedad.
La superficie superior de la arena del bulbo puede quedar de inicio horizontal, o bien en un plano oblicuo (es decir, inclinado), lo cual carece de relevancia, puesto que en cualquier caso el tiempo que tarda en pasar toda la arena es aproximadamente el mismo. En la ilustración se observa que la arena quedó cargada ligeramente del lado derecho.
Durante el transcurso de tiempo que la arena fluye del recipiente superior al inferior, se realiza la actividad deseada, y al ver la cantidad de arena que ha fluido en el interior del reloj, se tiene una idea aproximada de cuánto tiempo falta para terminar, y cuánto ha transcurrido, o si ya se terminó el tiempo, lo cual constituye el principal propósito del mecanismo, o simplemente se le contempla por entretenimiento, en cuyo caso se advierte que en el receptáculo inferior se va formando un pequeño montón de arena y en el superior un hueco en la misma, mientras fluye una fina capa de arena de forma cilíndrica hacia la parte inferior, tal como se muestra en la ilustración.
Una vez que ha pasado toda la arena de un bulbo a otro, termina la medición del tiempo requerido y puede observarse que han quedo algunos gránulos en la parte superior y una pequeña montaña de arena en la parte inferior, que se desvanece al más leve movimiento. Dada la simetría del reloj de arena, si se desea, se le da vuelta una vez más, y la arena vuelve a fluir como antes para medir otro lapso de tiempo como el anterior, o bien se posterga esta operación a otro momento conveniente.
Los más grandes relojes de arena
El tamaño de un reloj de arena no es precisamente la cualidad más decisiva a la hora de determinar el tiempo en el que la arena fluye de un receptáculo al otro. Sin embargo, para que esto dure varios días o semanas, el reloj tiene que ser bastante grande. Dos de estos gigantes son la Rueda del Tiempo en Budapest y el reloj de arena del Museo de Arena de Nima, en Japón. Con una altura de ocho y seis metros y un tiempo de recorrido de un año respectivamente, se encuentran entre los relojes más grandes del mundo. Otro gigantesco se exhibe en la Plaza Roja de Moscú desde julio de 2008. Con una altura de 11,90 m y un peso de cuarenta toneladas es, probablemente, el reloj de arena más grande del mundo. Los dos recipientes de cristal del reloj son tan grandes, que en su interior cabría perfectamente un BMW de unos 5 m de largo.
El reloj de arena más pequeño del mundo sólo mide 2,4 cm de largo. Fue fabricado en 1992 en la ciudad de Hamburgo, y necesita algo menos de cinco segundos para que la arena pase de un bulbo al otro.
Simbología
El reloj de arena posee valor simbólico porque es el instrumento que más visiblemente representa el fluir constante del tiempo. Un reloj de arena, con el bulbo superior casi lleno de arena, representa el inicio de la vida; con poco menos de la mitad de arena en el bulbo inferior, la edad adulta, y con poca arena el bulbo superior, la proximidad de la muerte.
Era común encontrarlo estampado en las banderas de los piratas, bajo la calavera, como símbolo de la existencia fugaz del hombre.
En literatura, se utiliza como representación del paso del tiempo y su consecuencia: la muerte, símbolo a su vez de la fugacidad del tiempo y de la vida. Algunas representaciones simbólicas de la muerte presentan el clásico esqueleto cubierto con túnica negra que, en una de sus manos, lleva un reloj de arena.
En informática, simboliza que el procesador está ocupado empleando tiempo en procesar una orden y/o comando determinado.
Véase también
Enlaces externos
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