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Ricardo Lafuente
Ricardo Lafuente Aguado, nace en Torrevieja (Alicante) el 5 de noviembre de 1930 y fallece el 26 de febrero de 2008 a los 78 años de edad en la misma localidad tras una larga enfermedad.
Ricardo Lafuente tiene desde 1996 un museo dedicado a su vida y obra, en la ciudad de Torrevieja. Asimismo existe una biografía oficial, publicada en 2004, escrita por D. Andrés Moreno Ramírez y editada por el Instituto Municipal de Cultura "Joaquín Chapaprieta".
Durante el velatorio, en su capilla ardiente, instalada en el Palacio de la Música de Torrevieja, recibió como homenaje la visita de todas las corales de la localidad que interpretaron algunas de sus más conocidas habaneras.
En la iglesia arciprestal de la Inmaculada Concepción, rodeado de centenares de amigos y admiradores enormemente afligidos por la pérdida, se celebró la misa funeral de cuerpo presente, acompañada por las voces del orfeón que lleva su nombre ("Orfeón Municipal Maestro Ricardo Lafuente") y por el "Coro y Orquesta Salinas de Torrevieja", agrupación que el mismo maestro fundó en 1978. ==
El martes 26 de febrero de 2008, a las 7 de la mañana, fallecía en Torrevieja el que fuera creador de habaneras, Ricardo Lafuente Aguado, a los 77 años de edad, a consecuencia de una enfermedad degenerativa que padecía desde hacía unos años.
Nacido el 4 de noviembre de 1930 en el seno de una familia humilde, Ricardo Lafuente fue el menor de cuatro hermanos. Sus padres, José Lafuente Albacete, de profesión salinero, y Carmen Aguado Viudes, convivían con los abuelos paternos, Ricardo Lafuente Tévar, por quien llevaba el nombre el compositor, y Matilde Albacete Semper. La vivienda estaba situada en el número 40 de la calle Empecinado, hoy Patricio Pérez.
La niñez de Lafuente está felizmente relacionada a los rincones de la ciudad: en 1931 se funda el Colegio Chapaprieta, que acoge al futuro músico en sus primeros años de vida. En el colegio, Ricardo Lafuente aprende los rudimentos de la escritura y la lectura.
La dicha, sin embargo, dura poco: cuando apenas cuenta con 6 años, estalla la Guerra Civil en España. La familia Lafuente Aguado pasa tiempos de escasez y penuria, que se ven agravados con la muerte de José Lafuente en 1942. Al dolor de la pérdida se suma la carestía económica: el cabeza de familia era quien llevaba el sueldo- “el jornal”- a la casa. La hermana mayor, Josefina, se había ido a Barcelona recién terminada la guerra; Trinidad, la segunda, se dedica con más ahínco a la costura; Mario, de 16 años, trabaja en la mar, y Ricardo, con apenas 12 años, entra a trabajar de aprendiz en la imprenta de Acacio Rebagliato.
El trabajo en la imprenta agrada a Ricardo: desde allí imprime la programación del Nuevo Cinema o realiza encargos para el Ayuntamiento o la Unión Salinera de España. Este trabajo le reportó la que sería la gran pasión de su vida: la música. En casa de los dueños de la imprenta había un piano y los Rebagliato le autorizaron a tocarlo en sus ratos libres. Así, de manera autodidacta, aprende música.
Lafuente pasa tres años en la imprenta, que deja al vender los dueños el negocio. Al poco tiempo, encuentra un empleo de “chico para todo” en una fábrica de regenerados de algodón. Más tarde pasa a trabajar en una fábrica de hielo y, tras esto, trabajó en las Salinas, como su padre y su hermano Mario. Estos trabajos los compaginaba con el aprendizaje del oficio de sastre, aprendido de sus hermanas Josefina y Trinidad. La primera, que había vuelto de Barcelona con dos hijos, Francisco y Ricardo, tras separarse de su marido, se fue a trabajar a Cieza, dejando a sus hijos a cargo de sus tíos.
En 1945, Lafuente retoma su oficio de impresor, de la mano de Julio Martínez, quien lo nombra encargado. La esposa del impresor, Carmen Alarcón, se da cuenta de las dotes interpretativas de Lafuente y lo incluye en varias obras como actor.
La vocación musical de Lafuente no ceja, y, junto con cuatro amigos, forman la rondalla CARPE, iniciales de los nombres de sus componentes: Ceferino, Antonio, Ricardo, Pepe y Eduardo. En 1948, el compositor dirige una estudiantina que actúa en Torrevieja, Callosa del Segura y San Pedro del Pinatar. De esas fechas data su primera habanera, “Sin rumbo”, a la que seguirían otras como “Mi dulce anhelo”: piezas para ser interpretadas por la rondalla y la estudiantina. Entre ritmos rondarellos compone una zarzuela, “La última golondrina”, que se estrenará en 1951, ambientada en costumbres, decorados y hechos torrevejenses. El libreto lo imprime en el taller de Julio Martínez, la música la escribirá más tarde, cuando aprenda a hacerlo.
Hasta 1953 viene alternando la imprenta, la sastrería y la música, pero ese año abandona el taller de impresión para dedicarse al oficio de sastre junto con su hermana Trina. El 21 de diciembre de 1954, Lafuente participa como actor en la comedia “Don Armando Gresca”, y forma parte del coro del “fin de fiesta” dirigido por el maestro Francisco Vallejos. Unos días después, el 4 de enero de 1955, se forma la Masa Coral Torrevejense de Educación y Descanso, dirigida por Vallejos y a la que pertenecerán, entre otros, el propio Lafuente- quien también formará parte de la mítica coral “La Schubertina”- y Maribel Vallejos.
Ese año se anuncia la celebración del I Certamen Nacional de Habaneras, apadrinado por Juan Aparicio. Unos meses antes del evento, en febrero, Ricardo Lafuente habla del amor por su pueblo en la habanera “Torrevieja”. La habanera es interpretada por la masa coral a la que pertenece Lafuente, entusiasmando a los coralistas y el director Francisco Vallejos, tanto así, que el 22 de marzo se estrena en el Nuevo Cinema, teniendo como solista al tenor Tomás Payá. Los éxitos se suceden con la homónima interpretación del Certamen de Habaneras: los periódicos alaban la habanera de Lafuente y la tonadilla “Es Torrevieja un espejo” pasa a formar parte de la memoria histórica de la ciudad.
La habanera se perfila como el género predilecto de Lafuente, que compone, entre otras, “Habana, te quiero”, para el II Certamen, “La niña de Guatemala” para el III y el IV Certamen, y “El zunzuncito”, para el V Certamen. Sin dejar la tijera y la aguja, Lafuente se hace socio de la Sociedad General de Autores de España, y sus obras empiezan a reportarle los primeros ingresos. Llega el año 1960, tiempo de cambios para el compositor, cuya inquietud le lleva a abandonar la habanera por otros géneros como el bolero, la balada, el fox, el vals o el pasodoble. Lafuente dirige a tres grupos, “Los dos de la Sal”, “El Trío Habanera” y “Los Cinco Levantinos”, por pueblos de Alicante y Murcia, así como en Torrevieja, donde arrancaban ovaciones con su interpretación. El nombre de Ricardo Lafuente empieza a estar en todos los eventos artístico-culturales de Torrevieja y allende sus fronteras.
En 1962, el compositor se traslada a Madrid, de la mano de Antonio Hernández, nacido en Torrevieja y afincado en la capital. Por mediación de una sobrina de Hernández entra a trabajar en una fábrica de confección, hasta que entró a trabajar en una importante sastrería de la Puerta del Sol. La vida artístico-cultural de Madrid empapa a Lafuente, que, hasta 1965 se mueva entre emisoras, audiciones y profesionales de los medios. Ese año, Lafuente compone “Carta para ti”, con la esperanza de que fuera seleccionada para el Festival de la Canción de Benidorm, lanzadera de artistas. No obstante, no tiene la suerte deseada. Sin embargo, la alegría llega con el homenaje por el décimo aniversario de su habanera “Torrevieja”, celebrado en los salones del restaurante Miramar, al que acuden políticos, medios de comunicación y el propio Juan Aparicio.
En 1966, Ricardo Lafuente, que ha vuelto a cambiar su residencia a Torrevieja, se decide a formar parte de Los Players, un conjunto local que actuaba en puntos de la zona de Levante. Dos años más tarde pasa a dirigir el Coro y Orquesta Salinas, de reciente creación. Su dirección había sido ostentada hasta el momento por José Hódar Talavera. Ése mismo año, el compositor crea el “Himno a Torrevieja” (Frente al mar nació una flor,/ se formó de sol y arena…), que en 1986 será declarado por unanimidad de la Casa Consistorial himno oficial de Torrevieja.
En 1969, Lafuente cambia de registro y se adentra en temas litúrgicos: de esta época nace un canto coral religioso que se estrenará a finales de abril, teniendo como solista a Manuel Barberá. El compositor sigue formando parte de Los Players, cuyos ingresos le permiten abandonar la sastrería y vivir de y para la música. No abandona, sin embargo, su pasión teatral, y funda el grupo “Talía”, que actuará por Alicante y Murcia. Funda, asimismo, el Coro infantil Virgen del Carmen en 1971, que cerró el XVII Certamen Nacional de Habaneras y Polifonía. Tres años más tarde, el 11 de agosto de 1974, recibe la Medalla de Oro del Certamen de Habaneras y Polifonía.
En 1976, Lafuente graba un disco con el Coro y Orquesta Salinas, y al año siguiente aparece en el mercado una nueva versión de “Torrevieja” realizada por el dúo Michel y Mily. Con ésta ya son más de veinte las versiones de la habanera. Ese mismo año recibe el Premio Diego Ramírez Pastor, compartido con José Anaya Maestre. Lolita Sevilla, que acude a la entrega del galardón, fiel amiga del compositor, afirma que “se merece una calle”. En 1978, Lafuente compone una marcha himno para la Cofradía de los Marrajos de Cartagena. Ese mismo año Lafuente crea, bajo el amparo del Grupo de Empresas Salinas, la Orquesta de Pulso y Púa, a la que en 1979 se incorporan 14 voces.
Recién estrenada la década de los 80, Lafuente es nombrado Socio de Mérito del Casino de Torrevieja, en donde había actuado en diversas ocasiones con sus corales. Un año más tarde, la Orquesta de Pulso y Púa actúa en Televisión Española, acompañando a Lola Sevilla. En 1982, Lafuente vuelve a lo religioso: su “Vía Crucis”, dedicado a la Junta Mayor de Cofradías, se estrena el Viernes Santo. Ese mismo año, la Orquesta de Pulso y Púa, dirigida por Ricardo, graba su primer disco: la grabación, realizada en la Parroquia de la Inmaculada, fue editada por EDIGSA y contenía habaneras como “Torrevieja”, “La dulce habanera” o “No vayas a Cuba”. La audición de este trabajo la hicieron cuando la orquesta volvió a Madrid para participar en “Estudio abierto”, dirigido por José María Íñigo. La agrupación da el salto fuera de España a finales del 83, ya que grabaron un programa para el enviado especial de Radio Nacional Belga para la UNESCO y viajan a Suiza para tocar en los centros españoles de diversas ciudades del país. En 1984 la agrupación y su director son nombrados “Socio de Honor” del Centro de Iniciativas Turísticas de Torrevieja.
En 1985, Ricardo Lafuente saca a la luz su libro “La habanera en Torrevieja”, una recopilación de 154 habaneras, antiguas, contemporáneas, populares, desconocidas y de su propia cosecha, que deja constancia escrita del folclore torrevejense. El año 1986 es de intensa actividad: una nueva grabación discográfica, otro viaje a Suiza para actuar en la Fiesta de la Hispanidad, la retransmisión a escala nacional de sendas misas cantadas por las corales de Lafuente y la oficialización del “Himno a Torrevieja” el Día de la Constitución. En 1988, el Coro y Orquesta Salinas participa en el Festival de Habaneras de Getxo (Bilbao) y en el Festival del Cante de las Minas de la Unión (Murcia). Ese mismo año, Lafuente es nombrado, por unanimidad del Pleno del Ayuntamiento, director técnico del Patronato de Habaneras y Polifonía y Festejos.
En 1990 se reedita “La habanera en Torrevieja”, se presentan las “Memorias 1967-1990” del Coro y Orquesta Salinas, así como su quinto trabajo discográfico. Lafuente también realiza este año el himno al Club Balonmano Torrevieja y un pasodoble dedicado al torero Joselito Payá. En 1991 el Coro y Orquesta Salinas actúa en la I Gala a beneficio de la Asociación Española contra el Cáncer, que repetiría en sucesivas ediciones. Ricardo recibe ese año el título de Socio de Honor del Real Club Náutico de Torrevieja. En el 92, el Coro y Orquesta celebra su XXV aniversario con la presentación de un nuevo disco. En 1993, Francisco Grau Vergara, director de la Banda Sinfónica de la Guardia Real, los invita a participar en su V Ciclo de primavera musical en el Palacio. El Coro y Orquesta también viaja a Santiago de Compostela durante el Xacobeo, y su actuación es aplaudida. Ricardo es nombrado Socio de Honor de la Peña de los hermanos Esplá y se aprueba la Cátedra de Habaneras en el Conservatorio elemental de música y danza de Torrevieja con el nombre de Ricardo Lafuente Aguado.
En 1994 se celebra el 40 aniversario de su habanera “Torrevieja”, el 30 aniversario de Los Players, al que Ricardo asiste como antiguo componente, el I Certamen Infantil de Habaneras, con su “Torrevieja” como pieza obligada y él como parte del jurado, el XL Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía, en el que es distinguido con el nombramiento de Hijo Predilecto de Torrevieja, y el proyectado viaje a Cuba, en donde recibió la Medalla de la Cultura Nacional Cubana.
También en el 94 recibe un homenaje de manos de Manolo Mañogil y Cecilio Gallego, presidente y vocal, respectivamente, del Coro y Orquesta Salinas. Se realizó en el Nuevo Cinema y el compositor recibió una metopa de bronce con su rostro obra del escultor torrevejense Fulgencio Blanco López. Mañogil y Gallego fueron también los artífices, en 1996, de la creación de una “Fundación-Museo” que guardara, mantuviera y difundiera el legado cultural de Lafuente: la inauguración del Museo “Ricardo Lafuente Aguado” tuvo lugar el domingo 11 de agosto, con la presencia del alcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, y los concejales de Cultura y Deportes, José Antonio Sánchez y Antonio Hódar, respectivamente. Dos años más tarde, en 1998, una avenida ubicada en el Vial de Ronda de Torrevieja toma el nombre del músico torrevejense.
En el año 2000 Ricardo compone la habanera “Nostalgia”, imparte una conferencia en la Universidad Miguel Hernández de Elche, con su Coro y Orquesta actúa en el 48º aniversario de la entrada del Cristo Crucificado del Mar en la dársena portuaria alicantina y, entre otros lugares, vuelven a visitar Cuba.
En 2001, el Rotary Club de Torrevieja rinde homenaje al compositor como “embajador de la habanera”, como también lo hace el Coro y Orquesta Salinas, que descubre una placa en la casa natal del músico, 70 años antes. En 2002 la Asociación de Empresarios de la Hostelería le otorga el Tenedor de Oro, por considerar que ha sido uno de los mejores promotores de la ciudad. En 2003, el Coro y Orquesta Salinas, capitaneado por Ricardo Lafuente, se traslada al Palacio de Congresos y Exposiciones de Cádiz para protagonizar un concierto. Ese mismo año, el Museo Ricardo Lafuente cambia su ubicación a la Avenida de la Estación: el alcalde y sus ediles acompañan al compositor el 10 de agosto en el acto de apertura.
Si bien retirado de la vida pública, la universalidad de su música siguió reportándole tributos: el pasado julio de 2007, en el VI Recital de Habaneras para Solistas, los intérpretes cantaban conjuntamente “Torrevieja” en homenaje al compositor. El Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía es otro de los exponentes de la obra de Lafuente: sus ediciones siempre acogen una o varias habaneras del prolífico compositor, un hombre sencillo y afable que compuso bellas canciones que hablan del amor a su pueblo.
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