Sebastián Miranda y Pérez-Herce (Oviedo; 7 de julio de 1885 – Madrid; 19 de octubre de 1975), pintor español.

Biografía

Nació en la ovetense calle de Santa Susana. Hizo las primeras letras en el Colegio del Santo Ángel; de él pasó a la "escuela de Don Juan" de la calle Campomanes y, seguidamente hizo el bachillerato, que concluyó a los catorce años. Era huérfano de padre desde los cinco años. Todavía adolescente, sintió el deseo de conocer Francia y Alemania, dando con ello una primera muestra del afán de viajar que iba a acompañarle toda la vida. Matriculado en el Instituto Politécnico de Bingen, a orillas del Rin, acudía semanalmente a Múnich, y en ella, "un gran pintor alemán", viéndole, casualmente, dibujar, le disuadió de que siguiera ninguna otra carrera que no fuera la de artista. Sin embargo, desde que regresó a España en 1905, emprende, acaso por compromiso, la licenciatura de Derecho, que concluye en la Universidad de Oviedo.

Desde 1908 vuelve a viajar por Europa; vive dos años en París, otros dos en Roma; se perfecciona en el dibujo; descubre sus grandes aptitudes para el modelado, y, a causa de la Guerra Mundial, regresa a España en 1914. En 1915 presenta, en el Salón de Humoristas organizado en Madrid por la casa "Alier", cinco caricaturas, entre ellas una muy graciosa de Valle-Inclán, que le conquistan el aplauso del público y de la crítica.

Acabada la Gran Guerra vuelve a París y a Italia, y en 1921 obtiene su primer gran triunfo con una exposición individual que hace en el Museo de Arte Moderno. En ella vende rápidamente todas las obras expuestas e incluso el Estado adquiere tres de ellas. Sin embargo, Miranda nunca fue premiado en las Exposiciones Nacionales. Sin duda, él esperaba presentar al público una obra verdaderamente sensacional.

Entre 1931 y 1933 realiza la magna creación del Retablo del mar, inspirado en la rula de Gijón, en el que aparecen unas ciento sesenta figuras perfectamente modeladas, expresivas y armonizadas. Expuesto en el Instituto Jovellanos de Gijón, en la Universidad de Oviedo y en Madrid, causa asombro, y el Estado lo adquiere en 1934, previo el favorable informe de la Academia Nacional de Bellas Artes. La genial obra, en escayola policromada, perecería poco después durante la guerra civil.

Gran aficionado a la fiesta brava, y belmontista perpetuo, las figuras de toreros y gitanillas se unirán a las de muchachos, viejas, niños y amigos, exentas o en grupos escultóricos, para inspirar sus gráciles y estilizadas obras que siempre causan admiración sin necesidad de ser explicadas. Como escribió su amigo Julián Cañedo " es Sebastián Miranda, escultor de la sutilidad del rasgo, del pequeño gran detalle. Aunque parezca monstruosa la afirmación, aseguro que Sebastián Miranda es el escultor del espíritu".

Conversador y escritor amenísimo, dotado de artística fantasía, publicó en 1972 unos Recuerdos y añoranzas en los que describe su vida, entretejiéndola con la de muchos de sus ilustres amigos.

En mayo de 1985, el Museo Provincial de Bellas Artes de Asturias organizó en Oviedo una exposición de obras de Miranda. En dicho Museo pueden admirarse varias de sus delicadas figuras.