- Suites para violonchelo solo
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Las Seis Suites a Violoncello Solo senza Basso BWV 1007-1012, compuestas por Johann Sebastian Bach, son unánimemente consideradas como una de las mayores obras para violonchelo jamás escritas. Prácticamente relegadas a una mera función didáctica hasta su "redescubrimiento" por parte de Pau Casals, a finales del siglo XIX, se han convertido con el paso de las décadas en parte habitual del repertorio y auténtica piedra de toque para los chelistas.
Aunque resulta difícil establecer con exactitud cuándo fueron compuestas, sabemos que las suites vieron la luz durante el llamado "período de Cöthen", cuando Bach ejercía como maestro de capilla en la corte del príncipe Leopold. A diferencia de la otra gran colección bachiana para instrumento de cuerda solo, las seis Sonatas y partitas para violín, no conservamos el manuscrito del propio compositor, sino una copia redactada por su segunda esposa, Ana Magdalena, y que debemos fechar en torno a 1720 o 1721.
Cada una de las suites se divide en seis movimientos, siguiendo una estructura fija: un preludio inicial (que en la mayoría de casos supone la sección más importante de la suite) seguido por los cinco movimientos de danza: alemanda, courante, zarabanda, una danza galante (un minueto en el caso de la primera y segunda suites, una bourrée en la tercera y la cuarta, y una gavota, en la quinta y la sexta) y finalmente una giga.
BWV 1007 Suite para violonchelo solo n.º 1 en sol mayor
El preludio (4/4) de la primera suite puede responder en un principio al carácter de estudio o ejercicio con el que muchos críticos y músicos del pasado querían identificar todas las suites. Su sencillo comienzo de arpegios en semicorcheas así nos pueden hacer pensar, pero en la parte central un arpegio ascendente muere en un calderón, y a partir de aquí hay unos compases de tránsito hacia un pasaje de "bariolage" y otro seguido de punto de pedal en re y ascensión cromática que provocan una tensión dramática tal que no cabe hablar de simple estudio. Tras estos compases (33-38) se libera parte de la tensión acumulada y el movimiento acaba de forma brillante con un amplio acorde.La allemande (4/4) posee equilibrio en las proporciones y una escritura limpia y ligera, poco usual en las allemandes de J.S. Bach.La courante (3/4) también posee estas características, y es de notar la rápida presentación de su tema.La sarabande (3/4), muy equilibrada estructuralmente, tiene uno de los puntos de más interés en el paso de la última parte del compás 13 a la primera del 14, en el amplio intervalo del dos pimera línea adicional en la parte superior al sol primera línea (recordemos que la clave utilizada es fa en cuarta).El menuetto y su doble (3/4), son movimientos (junto con las bourrées y las gavotas en las cuatro últimas suites) que colaboran al equilibrio de las suites (de por si graves y severas) con sus ritmos y melodías amables. Eso no significa que, como en el caso del doble del menuetto de esta primera suite, no puedan ser de bellísima factura.La giga final (6/8) muestra estrechamiento de los períodos además de un detalle llamativo: la segunda parte tendría que acabar en el compás 28, pero J.S. Bach, de repente, realiza una variación que lleva al final del movimiento y de toda la suite.
BWV 1008 Suite para violonchelo solo n.º 2 en re menor
El preludio (3/4), con sus líneas más entrelazadas que las del preludio de la primera suite, y por supuesto, con su tonalidad en modo menor, tiene un carácter de dramatismo que pocas veces se abandonará a lo largo de esta segunda suite. En el compás 48 hay un acorde de negra con calderón seguido de silencios. Después de esta parada las semicorcheas vuelven a seguir tejiendo la ya oscura línea melódica, y la obra acaba con cinco acordes de blanca y puntillo.La allemande (4/4), sobre todo en su primera parte, hace mucho uso de las cuerdas dobles, y toda ella ahonda aún más en el dramatismo seña de identidad de toda la suite. A destacar el hermoso compás conclusivo.La courante (3/4), de movimiento muy rápido, desarrolla la materia musical a partir de un motivo incidental en el segundo compás, un motivo que podría ser un adorno. La obra se mueve entre intervalos de gran distancia, lo que unido a la figuración de semicorcheas y a su aire veloz, dice mucho de su virtuosismo.Quizás sea la sarabande (3/4) de esta segunda suite (junto a la de la quinta suite) la pieza de carácter más triste e introspectivo de toda la serie. Está construida mediante partes con cuerdas dobles en combinación con otras lineales. Con solo escuchar el comienzo del primer compás nos podemos hacer una idea de la sombría languidez que se adueñará de toda la sarabande.Ni siquiera el minuetto que la sigue (3/4) logra aliviar la tensión; sólo el segundo minuetto aligera en parte la acumulación de momentos dramáticos.La gigue (3/8) comienza con un tema amable y juguetón de tiempos muy marcados. Las cosas variarán a los pocos compases y llegarán unas partes de transición a tres compases a dos voces con la parte inferior en re repetida en corcheas y la superior variada en semicorcheas; estos compases sirven de preparación a uno de los momentos más característicos y apasionados de esta gigue. Los tres compases de dos voces con la repetición en el bajo (esta vez será el sol la nota repetida) aparecen otra vez casi al final de la obra, aunque esta vez no conduzcan sino a los brillantes arpegios descendentes y ascendentes que darán fin a la gigue y a la suite.
BWV 1009 Suite para violonchelo solo n.º 3 en do mayor
De tonalidad clara y brillante, el preludio (3/4) de esta tercer suite, está construido mediante incesantes semicorcheas que adquieren su punto culminante en los compases 45-60, en los que J.S. Bach vuelve a utilizar el recurso de intensificación mediante la nota pedal (en este caso sol). La continua marcha de las semicorcheas se ve interrumpida ya casi al final del preludio por una serie de acordes secos seguidos de silencios.La allemande (4/4), a pesar de su compleja figuración, es de factura grácil y hasta jocosa.La courante (3/4), pieza muy virtuosa y veloz, adquiere fugaces momentos de tensión dramática poco antes de los últimos compases de cada parte, mediante rápidas modulaciones y figuraciones en intervalos de séptimas, terceras y quintas.La sarabande (3/4), de carácter noble y alejada del ensimismamiento de la sarabande de la segunda suite tiene su momento más hermoso en el compás 15, cuando se confirma una idea que se había apuntado en el penúltimo compás de la primera parte y penúltimo compás de la segunda, y que en el conclusivo vuelve a asomar.La primera de las dos bourrées (2/2), es uno de los movimientos de las suites más conocidos. Es fácil de recordar su amable melodía de carácter danzable.Y en la gigue (3/8) el virtuosismo de la courante vuelve a mostrarse con su faz más arrebatadora. El recurso de la nota pedal vuelve a ser utilizado para intensificar el material sonoro y para dar paso a un extraño pasaje que podría recordar a antiguas músicas hechas con zanfona o musettes.
BWV 1010 Suite para violonchelo solo n.º 4 en mi bemol mayor
El característico motivo en corcheas del preludio (4/4) se va modulando y variando sutilmente antes de llegar a una negra con calderón seguida de silencio (compás 53). A partir de aquí una rápida figuración en semicorcheas dará lugar a unos pasajes en que el motivo inicial se verá rodeado de variaciones más evidentes. Un amplio acorde precedido de escalas en semicorcheas será su final.La allemande (4/4) está construida con combinación de semicorcheas y corcheas. Particularmente destacables son los muy amplios intervalos de estas últimas que se van dando a lo largo de todo el movimiento.La courante (3/4) posee una compleja combinación de corcheas, semicorcheas y tresillos de corchea, poco usual en las suites de J.S. Bach. Dada la variedad rítmica de esta obra y el cuidado que habría que poner en sus tiempos no debería ser interpretada con demasiada velocidad.La sarabande (3/4), con sus valores punteados, constituye uno de los poquísimos ejemplos en las sarabandes de J.S. Bach en los que se adivina el carácter danzable.La bourrée (2/2) es muy extensa. Su graciosa y encantadora melodía se ve ensombrecida casi al final por una variación rítmica y tonal. Su compañera, mucho más breve y también en compás de 2/2, posee un tema de hermosísima factura.La gigue (12/8) apenas da tregua al intérprete. Dada la tonalidad (Mib Mayor) y la casi incesante figuración de corcheas en 12/8 hacen de esta pieza el movimiento más difícil para el intérprete de en toda la serie.
BWV 1011 Suite para violonchelo solo n.º 5 en do menor
El preludio de esta quinta suite (que habrá que interpretar con un violoncelo "discordato") se compone de dos partes bien diferenciadas, siendo la primera en tiempo de 4/4 y la segunda en 3/8. La primera de las partes posee un carácter grave, valores punteados y uso de cuerdas dobles, lo que no es usual en los preludios de J.S. Bach. La segunda parte, muy extensa, de carácter polifónico, podría recordar a algunas de las fugas para violín solo.La allemande (4/4), también de carácter muy grave y tiempo lento, posee complejas figuraciones de fusas, semicorcheas punteadas y corcheas.La courante tiene el tiempo de 3/2, compás que utiliza frecuentemente J.S. Bach en sus courantes para clave. Desde luego esta pieza no suaviza la rígida gravedad que desde el primer compás del preludio se ha apoderado de la suite.Para ciertas obras, como esta sarabande (3/4), hecha en una sola línea sin utilizar en ningún momento dobles cuerdas y con tan sólo veinte compases de duración, las descripciones no sirven. Quizás sea esta sarabande, tan prodigiosamente intemporal, una de las cumbres de la música de J.S. Bach, y por tanto, de toda la historia de la música.Las gavottes IandII (2/2) sí liberan parte de la tensión acumulada. Es de notar en la primera de ellas el cambio de ritmo que realiza J.S. Bach a partir del quinto compás. En la segunda es característica la figuración en tresillos de corchea; además está compuesta a modo de rondó, procedimiento inusual en las suites de J.S. Bach.En la gigue (3/8) utiliza J.S. Bach la célula rítmica de corchea punteada, semicorchea y corchea, célula que utiliza a menudo en composiciones de la misma tonalidad en que está esta penúltima suite. Es de destacar, además, el trino entre dos semitonos cromáticos que realiza poco antes de los compases que dan fin al movimiento y a toda la suite.
BWV 1012 Suite para violonchelo solo n.º 6 en re mayor
El extensísimo preludio (12/8) que, a pesar de su longitud, no deja en ningún momento de sorprender y maravillar, está lleno de efectos "bariolage" y de una incesante figuración en corcheas que se ve interrumpida por unos brillantes pasajes de arpegios ascendentes y descendentes, pasajes que darán otra vez paso a una nueva secuencia de "bariolage"; más tarde, unos secos acordes en corchea y dos silencios prepararán el final de este rebosante de imaginación y triunfal preludio. No debe dejarse de mencionar los recursos de eco mediante el empleo del forte y pianoLo que más sorprende de la allemande (4/4), fuera de consideraciones tonales, es su sobrecargada figuración; semicorcheas, fusas y semifusas se suceden en esta introspectiva y rica en modulaciones allemande. Se puede convertir en uno de los movimientos de las suites más ásperos para el oyente si no percibe todas sus sutilidades tonales.Sin embargo la courante (3/4), con sus veloces escalas de semicorchea combinadas con figuraciones de corchea y dos semicorcheas da la impresión de ser un movimiento de transición espontáneo sin grandes pretensiones.La sarabande (3/2), de carácter bucólico en comparación con la anterior, está casi toda construida en dobles cuerdas, y es particularmente destacable la serie de sextas que se suceden en la segunda parte.La primera gavotte (2/2) hace pensar inmediatamente en la gavotte en rondeau de la partita para violín solo BWV 1006. La segunda gavotte (2/2) tiene como característica fundamental una bellísima secuencia de "musette" con nota pedal en re, que recordaría a aquella de la gigue de la tercera suite.La gigue (6/8) es una pieza digna de terminar la suite y toda la serie.Parece una auténtica música "de chasse". Sus variedades sonoras y las posibilidades que saca J.S. Bach al violoncelo hacen de esta gigue una de las más bellas piezas de la serie de suites.
Categoría:- Composiciones de Johann Sebastian Bach
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