- Gomerita
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Los Gomeritas eran los aborígenes de la isla de La Gomera (Islas Canarias). La fecha más antiguas de su poblamiento data del 470 d.C.
Contenido
Origen de la población
La Gomera fue poblada probablemente por bereberes y libios, debido a la existencia de algunas inscripciones líbico-bereberes encontradas en la isla. Según algunos historiadores, el nombre de la isla, Gomera, deriva del nombre de Gomara, una antigua tribu bereber y hoy nombre de una zona del norte de Marruecos vecina al Rif, por los que estos habrían sido, al menos, en parte, sus pobladores.
Economía
En la época prehispánica, los gomeros se dedicaban fundamentalmente a la ganadería, dejando a la agricultura en un plano muy secundario. Habían cuatro especies domésticas: la cabra, la oveja, el cerdo y el perro. La recolección vegetal, animal y mineral, terrestre y marinera era una actividad suministradora de una parte considerable de la dieta alimenticia y de materias primas para las actividades artesanales. El pastoreo, también muy importante, era una actividad básicamente masculina, ejercida por adultos pero quizás no ancianos. Los niños actuarían como ayudantes que inician su aprendizaje. La agricultura, por su parte, fue probablemente una ocupación sobretodo femenina, en la que colaborarían hombres durante la preparación del terreno, mientras que el resto de las faenas recaerían en las mujeres adultas con la ayuda de ancianas y niñas, y quizás algunos niños. La recolección marina y pesca podría ser ejercida por toda la familia, salvo un cierto porcentaje de hombres adultos que ejercían la ganadería, y eran probablemente desplazados al interior de la isla durante la estación seca. Tal vez esta fuera la razón por la que cuando los europeos capturaban indígenas en la costa cogían más mujeres que hombres. Las actividades artesanales debieron de haber sido compartidas por varones y hembras, con ciertos niveles de especialización sexual, aunque es muy probable que la carga mayor recayese en individuos adultos de edad avanzada.[1]
Viviendas
Los asentamientos estables de los antiguos gomeros se extienden desde las partes altas del cardonal-tabaibal, aumentándo en los bosques termófilos (palmerales, sabinares, et.). En el monte verde, los asentamientos debieron ser temporales. Al igual que los habitantes de las demás islas, los gomeros aprovecharon las cuevas naturales abiertas por la erosión. Las cuevas, según sus condiciones, se destinaron a albergue, a sepultura, a hogar (cocina), e incluso puede que hubieran cuevas convetidas en corral, depósitos, taller, etc. Pero también una misma cavidad podía acoger diversas funciones, y de hecho parece que fue lo más común, por ejemplo, dormitorio, cocina, taller, etc...[1]
Las necrópolis
La necrópolis -ciudad de los muertos- se encuentra separada de la vivienda como pasa en otras culturas, pero integradas en un mismo complejo. Lo más común es que las sepulturas aparezcan soncentradas, formándo auténticas necrópolis en una parte concreta del barranco o de la ladera, mientras que el poblado propiamente dicho ocupa otro lugar. Una cueva sepulcral aislada suele ser excepcional y, cuando existe, suele estar fuera del área del asentamientos permanentes, probablemente relacionada con una zona de pastoreo estacional.[1]
Organización social
Dentro de la organización social de los gomeritas, había una institución muy parecida a otra existente en Marruecos. Esta institución tomaba el nombre de "pactos o alianzas por colactación". Dicho pacto se realizaba mediante un ritual basado en beber leche en un gánigo. Así, en la colonización de la Gomera por Hernán Peraza, este estaba unido en un pacto con los bandos de Amulagua e Hipalán. El conquistador mantuvo relaciones con una mujer de su propio bando, considerada según el pacto como su hermana. Así no sólo faltó al compromiso consuetudinario de la exogamia —lo que deshonró a los bandos que lo acogieron como hermano de sangre— sino que además rompió el pacto establecido.
Este hecho, unido al despótico gobierno que realizaba el colono en la isla, determinarían la conjura, en la que participó Hupalupa, que era el anciano encargado de vigilar a que se cumpliera del pacto. Se decidió que Hautacuperche matara al traidor Hernán Peraza, aprovechando su visita a la cueva donde se encontraba Ibalia, en Guahedum. Con su muerte, los gomeros alzados decían que el pacto se había roto.[2]
Referencias
- ↑ a b c NAVARRO MEDEROS, Juan. La Gomera y los gomeros. Ed. La biblioteca de Canarias. Primera edición:abril, 1993. Páginas: 25 - 28, 60, 71.
- ↑ http://www.terra.es/personal2/pagina_de_fuika/islas/gomera.htm La Gomera. Consultado el 16 de marzo de 2011, a las 13:13 pm.
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