Guillaume Le Gentil

Fuente principal de este artículo: Entradas hermanas de Wikipedia en los idiomas francés, inglés, e italiano.

Guillaume Joseph Hyacinthe Jean-Baptiste Le Gentil de la Galaisière (Coutances, 12 de septiembre de 1725 — Paris, 22 de octubre de 1792) fue un astrónomo francés cuyo nombre es recordado por la mala suerte que tuvo en cuanto a sus tentativas infructuosas de observar el tránsito de Venus en 1761 y 1769, fenómeno astronómico poco frecuente, y que permite determinar con bastante precisión la distancia Tierra-Sol^{[1] [2] [3]} (lo que para la época hubiera sido un resultado de significación).

Biografía

Este personaje pensó en ingresar en una orden religiosa, pero finalmente se dedicó a la astronomía.

Le Gentil descubrió lo que en nuestros días se conocen como objetos de Messier M32, M36, y M38, así como la nebulosidad en M8, habiendo sido el primero en catalogar esta nebulosa de la constelación del Cisne, a veces llamada Le Gentil 3. Sin embargo, hoy día es sobre todo conocido y recordado^[4] por su infortunio cuando se dispuso a observar el Tránsito de Venus en 1761, en Pondichery, un dominio francés en India.

Dado que el Canal de Suez no existía en esa época, y dada la necesidad de encontrar un sitio propicio para las observaciones en un entorno básicamente desconocido, este astrónomo quiso reservarse un margen confortable de unos 15 meses, y partió de París en marzo de 1760, llegando a la Isla Mauricio en julio de ese mismo año. Desde allí, en marzo de 1761, se embarcó en la fragata rápida la Sylphide con destino a la Costa de Coromandel, y más precisamente Pondichery en India. En momentos en que la citada embarcación ya estaba próxima a su destino, sus ocupantes supieron que la guerra había estallado entre Francia y el Reino Unido, y que por tanto era entonces peligroso intentar desembarcar en Pondichery. La fragata tomó entonces ruta de retorno, y el 6 de junio 1761, en plena mar, el día se presentó claro, pero de todas formas las observaciones astronómicas no pudieron ser realizadas en forma precisa, por causa de los movimientos de la embarcación.

¡Qué fracaso! Le Gentil había ido al otro extremo del mundo sin lograr su objetivo, y el próximo tránsito de Venus sólo tendría lugar 8 años más tarde. No obstante, nuestro valiente personaje decidió quedarse todo ese tiempo en India o en sus inmediaciones (recordar que los Tránsitos de Venus ocurren de a pares de ocho años, separados uno del siguiente por más de un siglo).

Después de haber pasado cierto tiempo cartografiando la costa este de Madagascar, nuestro personaje hizo un recorrido por el océano Índico, decidiendo registrar el esperado tránsito de 1769 desde Manila. Pero en vista de la poca hospitalidad recibida por parte de las autoridades españolas allí instaladas, que lo creían un espía, partió entonces hacia Pondichery, zona que venía de ser acordada a Francia por el Tratado de Paz de 1763, allí llegando en marzo de 1768, donde construyó un pequeño observatorio, y esperó pacientemente. Finalmente llegó el día señalado, 3 de junio de 1769, pero entonces, a pesar de que las mañanas precedentes habían sido claras y despejadas, justo aquel día especial se presentó cubierto durante la ocurrencia del fenómeno, y en consecuencia Le Gentil no pudo realizar observación alguna.

Después de un lógico período de depresión por lo ocurrido, el infortunado astrónomo emprendió el viaje de retorno a su tierra natal, pero ese viaje primero se retrasó por una enfermedad, y luego su barco soportó una tempestad que lo obligó a desembarcar en la Isla Bourbon (hoy Isla Reunión), donde lo esperaba un navío español que le permitió regresar a Europa. Finalmente, después de tantas peripecias, y luego de once años y medio, llegó a Francia en octubre de 1771, sólo para descubrir que había sido declarado legalmente muerto. Claro, por causas de las peripecias del viaje, naufragios y ataques de navíos, ninguna de las cartas que había enviado a la Academia y a sus próximos había llegado a destino. En consecuencia, sus bienes habían sido distribuidos a sus herederos, y su puesto en la Académia Real de Ciencias había sido declarado vacante y ocupado por un reemplazante. Obviamente inició entonces un proceso judicial reclamando sus bienes y su cargo, y con la consecuencia de que perdió los primeros y consiguió satisfacción respecto del segundo, pero gracias a la propia intervención del Rey.

Le Gentil se casó^[5] con una joven de una familia que conocía de larga data, y con ella tuvo una niña, viviendo feliz en familia una veintena de años, alojado en el propio Observatorio Real de París.

Bibliografía

• Voyage dans les mers de l'Inde, fait par ordre du Roi, à l'occasion du passage de Vénus, sur le disque du Soleil, le 6 juin 1761 & le 3 du même mois 1769 par M. Le Gentil, de l'Académie Royale des Sciences. Imprimé par ordre de sa Majesté, A Paris, Imprenta Real 1779 y 1781. 2 volúmenes in-4°.
• La historia de Le Gentil es narrada detalladamente en el libro "Le Gentil and the Transits of Venus, 1761 and 1769" de Helen Sawyer Hogg, Journal of the Royal Astronomical Society of Canada, vol. 45 (1951), pp. 37-44, 89-92, 127-134 & 173-178.
• La historia de Le Gentil es también citada en "Coming of Age in the Milky Way" de Timothy Ferris.
• La tentativa de Le Gentil de observar el tránsito solar en India, figura también en "A Short History of Nearly Everything" de Bill Bryson.

Referencias

1. ↑ Cálculo de la distancia Tierra-Sol a partir de mediciones tomadas en ocasión de un tránsito de Venus [1]
2. ↑ Primeras mediciones astronómicas [2]
3. ↑ PRIMER CÁLCULO DE LA UNIDAD ASTRONÓMICA MEDIANTE EL TRÁNSITO DE VENUS [3]
4. ↑ Los cometas siempre han generado curiosidad e inquietud, por sus tan repentinas apariciones, y por sus apreciables cambios de forma y luminosidad [4]
5. ↑ Acte de mariage de Guillaume Le Gentil et Marie Potier [5]

Enlaces externos

• (en francés) Biographie sur Imago Mundi, l'encyclopédie gratuite en ligne
• (en francés) Éloge de M. Le Gentil par J.-D. Cassini, 1810
• Los cometas siempre han generado curiosidad e inquietud, por sus tan repentinas apariciones, y por sus apreciables cambios de forma y luminosidad