- Hombre superfluo
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El hombre superfluo, (en ruso: «лишний человек» o “lishny chelovek”), es un personaje tipo de la literatura rusa del siglo XIX. Su presencia en los poemas, novelas y en el teatro ruso es suficientemente recurrente para ser considerado un arquetipo nacional.[1] El hombre superfluo es habitualmente un aristócrata, inteligente, sensible y también idealista, pero lo que lo define es su nihilismo.[2] Al ser melancólico y dubitativo como Hamlet[2] acaba siendo incapaz de ocuparse de cualquier acción efectiva. Aunque el personaje es consciente de la estupidez y la injusticia de la sociedad que lo rodea, se considera incapaz de cambiar las cosas y acabará siendo un simple espectador.[1]
Contenido
Eugene Onegin
Aleksandr Pushkin fue el primero que introdujo éste personaje tipo en Eugene Onegin (1833).[1] En este largo poema (o novela en verso) se relata la historia de un héroe byroniano, romántico, rico y soñador, que está aburrido de su vida. Se complica en un duelo absurdo en el cual mata a su mejor amigo (Lensky) y rechaza a la mujer que ama (Tatiana) que aparecerá posteriormente casada con su primo.
Diario de un hombre superfluo
El término “hombre superfluo” se hizo popular tras la publicación del libro de Ivan Turgeniev Diario de un hombre superfluo (1850).[3] La mayoría de los héroes de Turgeniev están dentro de esta categoría, como Rudin (1856), Bararov en Padres e hijos y Sanin en Aguas de Primavera (1871).[2] .
El hombre superfluo en la literatura rusa
El ejemplo más extremo del hombre superfluo es el protagonista de Oblomov (1859) de Ivan Goncharov.[1] Oblomov, es un aristocrata joven y generoso, que vive de las rentas de unas tierras que nunca visita y que pasa su vida confinado en su habitación, tumbado en su diván, pensando sobre lo que “podría” hacer cuando se levante.
A lo largo los siglos XIX y XX, los hombres superfluos continuaron dominando las novelas rusas y las obras dramáticas. Se basan en este personaje tipo algunos de los más atractivos caracteres de la literatura rusa como Pierre Bezukhov (en Guerra y Paz de Leon Tolstoi 1865-69), el Principe Mychkin (en El Idiota, de Fiodor Dostoievsky 1868-1869) y numerosos personajes de Antón Chejov.[1]
La crítica Rusa
El critico radical Nikolái Dobroliubov consideró al hombre superfluo ruso, como una consecuencia de la servidumbre.[1]
Referencias
- ↑ a b c d e f Goetz, Philip W. (Editor in Chief) (1990). The University of Chicago. ed (en Inglés). The New Encyclopaedia Britannica. 11 (15th edición). Encyclopaedia Británica Inc.. pp. 399. ISBN 0852295111.
- ↑ a b c Mori, Moises (2007). Estampas rusas. Un albúm de Ivan Turgueniev (Segunda edición edición). Oviedo: KRK Ediciones. ISBN 9788483670330.
- ↑ Turgueniev, Ivan. Agata Orzeszek. ed. Diario de un hombre superfluo. Oviedo: KRK Ediciones. ISBN 8496476111.
Bibliografía
Goetz, Philip W. (Editor in Chief) (1990). The University of Chicago. ed (en Inglés). The New Encyclopaedia Britannica. 11 (15th edición). Encyclopaedia Británica Inc.. pp. 399. ISBN 0852295111.
Mori, Moises (2007). Estampas rusas. Un albúm de Ivan Turgueniev (Segunda edición edición). Oviedo: KRK Ediciones. ISBN 9788483670330.
Enlaces externos
http://www.britannica.com/EBchecked/topic/574296/superfluous-man
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