El largo sueño acariciado por todos los cultores de las danzas nativas, se concreta el 9 de julio de 1990 cuando debuta el Ballet Folclórico Nacional en el Teatro Colón de Buenos Aires. Hecho que tiene origen en el decreto ley aprobado por el Congreso de la Nación en 1986. Compañías de danzas folclóricas con carácter privado, fueron los antecedentes de esta creación. Podemos remontarnos a 1921, cuando el santiagueño Andrés Chazarreta trae al Teatro Politeama de Buenos Aires un espectáculo con bailarines típicos, un rotundo éxito acompañó este suceso. Se había demostrado la necesidad de que el país contara con un cuerpo de danzas nativas estable. Varios fueron los intentos en mantener de forma permanente compañías que respondieran aquel requisito, Joaquín Pérez Fernández lo lograba, aunque sus creaciones pertenecían al género de danzas latinoamericanas y españolas. Recién en 1954, Santiago Ayala, debuta con su Gran Compañía de Arte folclórico. Desde entonces el país va a contar con un cuerpo de baile permanente.

El Chúcaro

La compañía de Santiago Ayala, "El Chúcaro", con el correr de los años cambió su denominación, se transformó en Ballet Folclórico Argentino y su dirección fue compartida con Norma Viola. Luego se llamaría Ballet Popular Argentino. Este cambio se produjo al incorporar temas actuales que se caracterizaban por plasmar al psicología del ser nacional. A partir de 1990, el Ballet Folclórico Nacional, con sus directores Santiago Ayala y Norma Viola, continuó con la misma concepción artística, es decir, la realización coreográfica y escenificación de mitos, costumbres, historia, leyendas y paisajes, manteniendo la esencia del hombre argentino.

Santiago Ayala, cuyo apodo era "El Chúcaro"; transformó el original "patio de tierra", volcó su inspiración, observación y conocimiento de lo nuestro, tomó las danzas costumbristas como elementos inspiradores del lenguaje artístico, llevándolas a la magia del espectáculo y, finalmente, convirtió a estas en inigualables joyas del arte argentino y mundial, adaptando, con su virtuosa e innata creatividad, la estilización en función del escenario.