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Banca de reserva fraccional
La Banca de reserva fraccional, en contraste con la banca de reserva 100%, se caracteriza por ostentar obligaciones por importe superior a sus recursos, aprovechando el hecho de que sus acreedores no suelen reclamar todas al mismo tiempo. En otras palabras, conceden créditos por valor superior a sus depósitos, operando así el multiplicador bancario.
En los sistemas bancarios actuales este coeficiente de reservas suele estar establecido legalmente por el regulador del sistema bancario, y se establece un banco central como prestamista de última instancia. La mayor parte de la Banca comercial actual opera bajo sistemas de reserva fraccional incurriendo en riesgo de insolvencia cuando se produce una retirada simultanea de fondos. Este riesgo se intenta compensar recurriendo al prestamista de última instancia, sin embargo es este el que entonces asume el riesgo, trasladando el riesgo empresarial a riesgo sistémico.
El principal negocio de la banca de reserva fraccional es la creación de dinero, superando a la intermediación. Mientras que la Banca de reserva 100% suele cobrar a sus depositantes, la Banca de reserva fraccional normalmente paga un interés, asemejándose más en este aspecto a la Banca de inversión.
Cuenta a la vista, depósito a plazo
La clave definitoria de la reserva fraccional radica en la definición del contrato irregular de depósito que implican las cuentas a la vista. Es importante diferenciar los depósitos a plazo en los que el depositante cede temporalmente la disponibilidad de su dinero a cambio de una remuneración, de las cuentas a la vista, en las que el depositante tiene, en teoría, en todo momento la facultad de disponer plenamente de sus fondos. Evidentemente los Principios Generales del Derecho y los terminos del contrato sólo exigen que el banco disponga de reservas con las que hacer frente a dicha obligación en el caso de las cuentas a la vista.
Véase también
Referencias
Categoría: Banca
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