- Sociedad andalusí
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La sociedad musulmana era teocrática, es decir, que el poder político y religioso recaían en una sola persona, el califa. La figura clave del gobierno, después del califa, era el chambelán, quien dirigía la administración. A continuación, los visires, una especie de ministros. El cadi se encargaba de impartir justicia. El territorio estaba dividido en una especie de provincias gobernadas por un gobernador o valí.
La población de Al-Andalus era muy variada. A nivel religioso, nos encontramos con una mayoría musulmana, pero también existían minorías de cristianos, llamados mozárabes, y de judíos. Ambas comunidades, al no ser musulmanas, tenían que pagar un tributo especial. Entre los musulmanes, la procedencia era muy diversa. La mayoría eran antiguos pobladores de Hispania, por tanto, hispanorromanos, que se habían convertido al Islam, normalmente por intereses económicos. A estos conversos se los llamaba muladíes. La minoría más selecta, la clase más alta de la sociedad estaba compuesta por árabes ( sirios, árabes, iraquíes…). Los bereberes eran pobladores del norte de África que, desde las primeras conquistas, habían emigrado en masa hacia la península. En la conquista de 711 la mayoría de los miembros del ejército eran bereberes, sin embargo, luego fueron discriminados en los altos cargos a favor de la minoría árabe. Por último, estaban los esclavos, tanto negros como eslavos. Los primeros no tuvieron gran peso, sin embargo, los eslavos ( o eslavones, esclavos de procedencia nórdica) adquirieron gran influencia en la administración y constituyeron un importante grupo de presión.
Las disputas entre los diferentes componentes de la población fue constante, especialmente las quejas y rebeliones de los bereberes y los muladíes, mayoría, por la preeminencia de los árabes en los principales cargos gubernamentales.
El mundo andalusí se basaba, como la mayoría de las sociedades de su tiempo, en la agricultura. Sin embargo, la civilización islámica aportó nuevos elementos: introdujo la agricultura de regadío, en particular gracias a la difusión de la noria; nuevos cultivos, como naranja, higo, limón, arroz, algodón o azafrán. Pero el mundo islámico es también un mundo de ciudades. En ellas, se desarrollaba el artesanado y el comercio. En Al Andalus destacaba la producción de manufacturas de lujo, como tejidos o el trabajo del marfil. El comercio interno se producía en los zocos o mercados, pero también había relaciones con el resto del mundo islámico y con la Europa cristiana.
Al Andalus destacó por su producción cultural. Las ciudades, como Córdoba, se convirtieron en centros mundiales de cultura y sabiduría. Transmitieron los conocimientos de los antiguos griegos al mundo occidental. Pero también crearon, destacando tanto en las letras – poesía, historia, etc- como en las ciencias, especialmente en las matemáticas, la astronomía y la medicina.
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