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Campo de concentración de Sachsenhausen
El campo de concentración de Sachsenhausen, ubicado en la población de Oranienburg, en Brandeburgo, Alemania, fue una instalación construida por los nazis, para confinar o liquidar masivamente opositores políticos, judíos, gitanos, homosexuales y posteriormente a miles de prisioneros de guerra.
Contenido
Historia
Comenzó a funcionar el 12 de julio de 1936, cuando las SS transfirieron 50 prisioneros desde el campo de Esterwegen. En una primera fase, el campo de Sachsenhausen fue destinado principalmente a prisioneros políticos, pero desde 1938 fueron llevados allí miles de judíos, desde 1940 miles de polacos y desde 1941 miles de militares soviéticos, 18 mil de los cuales fueron fusilados. Los primeros años de Sachsenhausen fueron de concentración, no un campo de aniquilación.
Durante la guerra Sachsenhausen se expandió en un sistema de trabajo forzado en 60 subcampos, concentrados alrededor de las industrias de armamentos, que utilizaba la mano de obra gratuita de los prisioneros, en la región de Berlín.
Los presos también fueron sujetos a experimentos médicos. En enero de 1945 había más de 65 mil prisioneros en Sachsenhausen, incluyendo más de 13 mil mujeres. Los archivos registraban la entrada 140 mil prisioneros durante el tiempo de funcionamiento del campo y reconocían la ejecución o muerte de 30 mil prisioneros, pero en este número no incluían a miles prisioneros de guerra fusilados apenas llegaban.
En este campo de concentración fueron detenidos también varios cientos de exiliados republicanos españoles, entre los que destaca Francisco Largo Caballero.
Antes de su inminente derrota, los nazis ordenaron trasladar a los prisioneros. Las SS dispararon contra todos aquellos incapaces de caminar. Las tropas soviéticas liberaron a los supervivientes el 2 de mayo de 1945, cerca de la ciudad de Schwerin.
Al ocuparse Berlín por parte de las fuerzas Soviéticas y hasta 1950, Sachsenhausen pasó a ser un campo de concentración soviético usado para represaliar tanto a supuestos colaboradores de los nazis dentro de la población civil, como a los funcionarios del gobierno nazi y antiguos militares alemanes, incluidos prisioneros de los Aliados occidentales. Posteriormente el campo fue adecuado para que visitantes pudieran conocer lo ocurrido a las víctimas del nazismo.
Un obelisco fue erigido en 1961. Hoy se levanta en Sachsenhausen el monumento en memoria al prisionero que muestra 18 triangulos en significado de las diferentes nacionalidades que fueron víctimas y de los prisioneros que murieron ahí. Abajo del obelisco se encuentra una estatua que figura un soldado soviético liberando dos prisioneros. También hay un museo que expone la realidad que se vivió en este campo, ofrecen tours en varios idiomas y es gratuito.
Placas de conmemorativas
En éste campo de concentración murió gente de 34 países distintos. En la zona de fusilamientos podemos observar que todos los países (excepto algunos) han colocado una placa en memoria de los suyos que allí murieron. Es una paradoja como hacen un monumento en honor a la memoria de todos los que murieron y sólo haya la representación de 14 países.
Falsificación de libras británicas y dólares
En este campo de concentración se llevó a cabo bajo mano de obra judía una de las falsificaciones monetarias más complicada de la historia, sorprendentemente fructuosa. Los alemanes llevaron a cabo una serie de selecciones en Auschwitz y en otros campos de concentración (Mauthausen entre otros) buscando prisioneros que conocieran oficios como fotografía, dibujo, y otros oficios relacionados con el arte de la imagen. De allí partieron sin conocer su destino un grupo de 140 prisioneros judíos que habían sido seleccionados para llevar a cabo estas operaciones de falsificación. Con los medios tecnológicos de la época era difícil crear réplicas idénticas de un billete, sin embargo los conocimientos de estos prisioneros consiguieron desafiar hasta el más minúsculo detalle de los billetes de libras esterlinas, como minúsculas zonas en blanco en la tinta de una letra que solo se puede apreciar ante un microscopio, que son muestra de la veracidad del billete en cuestión. Todo el mundo consideraba estos billetes verdaderos, y por tanto circuló como si fuera dinero real. Esta operación se llamó Operación Krüger (ver: Reinhard Heydrich)
La operación había concluido, con lo que los prisioneros debían ser enviados a Auschwitz para su exterminio. Puesto que todo judío estaba condenado a morir, y para evitar esto, pidieron permiso para continuar la operación de falsificación diferenciándose de la anterior en que ahora se iba a copiar dólares estadounidenses. El permiso para llevar a cabo esta operación les fue concedido, con lo que pudieron alargar su vida. Continuaron fabricando billetes, solo que esta vez eran dólares. En esta ocasión no se llegó a llevar a cabo la puesta en circulación de estos billetes debido al evidente hundimiento de la Alemania nacionalsocialista. Para que no quedaran testigos de las falsificaciones, los prisioneros fueron enviados a Ebensee para ser gaseados. Fueron detectados por los soldados estadounidenses y la intervención de estos les libró de una muerte segura. Una serie de camiones alemanes vaciaron su contenido en billetes en los lagos Tauputzsee, Ebensee y en el río Enns. En este campo se falsificaron nueve millones de billetes, valorados en 650 millones de dólares. Los billetes fueron encontrados años más tarde por estos lagos y, debido a que los pobladores de las aldeas se los encontraban y los consideraban verídicos, se pusieron a circular en toda Europa, con lo que se hizo necesario un cambio de formato de los billetes de libras esterlinas.
La pericia de este colectivo de prisioneros en el campo de la imagen y la fotografía redundó en la mayor falsificación jamás llevada a cabo en la historia de la humanidad y en la salvación de sus propias vidas.
Galeria
Referencias
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