- Caza mayor
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Caza mayor
La caza mayor es aquella en que se persigue a cualquier animal salvaje mayor que un zorro ordinario.
El avance de la civilización ha ahuyentado la caza mayor total o parcialmente en las comarcas densamente pobladas. Pero ciertas especies de gran tamaño y peligrosidad aún subsisten en una parte al menos de su primitivo hábitat, especialmente en selvas impenetrables o elevadas montañas. En años recientes se han promulgado severísimas leyes de caza que preven el establecimiento de cotos, vedas y sistemas de guardería tendentes a impedir la total extinción de las especies salvajes, como por ejemplo el oso pardo, que, a no dudar, desaparecerían inexorablemente bajo la mano impecable del cazador.
De las numerosas formas de practicar la caza mayor, dos son las más comunes: el rececho y la batida (ó montería). La primera cosiste en localizar al animal, perseguirlo procurando no ser visto, efectuar la aproximación final y disparar. La batida se practica por un grupo de cazadores que se ayudan en la labor de perseguir y acorralar las piezas: por lo general un grupo de estos cazadores permanecen en puestos fijos, a la espera, y otro grupo, llamado batidores, levantan y ahuyentan a los animales hacia los puestos en los que se encuentran los primeros. El aguardo y el vaqueo son modalidades de caza a la espera consistentes en esperar a la pieza en los lugares de paso fijo o en los comederos con objeto de abatirla.
Montería
Así se llama la caza a caballo o a pie por grupos de monteros perfectamente organizados. Cada grupo está formado por el montero mayor, que es el que dirige la cacería, los picadores, los botones, los podenqueros, que se ocupan de los perros, etc., cada uno con una misión concreta. Antes de comenzar la montería, se elige la pieza -previamente se ha batido el monte para localizar o detectar las distintas piezas-. El montero mayor efectúa la elección -normalmente la que tenga el trofeo más valioso- y una vez localizada se inicia el ataque de la jauría de perros o rehalas en pos de la misma. Cada rehala, dirigida por un perrero o podenquero, está compuesta por un número muy variable de perros: desde 10 ó 15 a 40 o más. Los monteros se comunican por medio de las fanfarrias, las cuales proporcionan un auténtico lenguaje musical. El animal lanzado (ciervo, corzo, gamo, zorro, jabalí, etc.) es acosado y perseguido por los perros y cuando se encuentra agotado -la caza puede durar unas horas o todo el día- interviene el hombre, picador o botón, que le atraviesa el corazón con un cuchillo de caza. Una parte de la carne del animal se entrega a los perros y normalmente el pie del mismo es ofrecido por el montero mayor a uno de los invitados.
Categoría: Caza
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