- Ciencia de la literatura
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El término ciencia de la literatura es la denominación que algunos estudiosos le dan a los «estudios literarios», entendiendo estos como la unión de la Teoría de la literatura, la Crítica literaria, la Historia de la literatura y la Literatura comparada.
La pretensión de conferirle el estatuto de ciencia al estudio de la literatura surge tras el positivismo, al pasarse de la fe ciega en los hechos a modelos de investigación en que se cuenta con hipótesis o principios insertos en el marco de una teoría. La posible aparición de la ciencia en el campo de las humanidades se vio como la posibilidad de hacer surgir el orden y el sistema allí donde no había sino datos e intuición, y protegería al mismo tiempo el carácter específico de ese campo frente a las invasiones externas.
El objeto de esa hipotética ciencia de la literatura sería buscar regularidades y extraer sus principios de la literatura, y no de fuera de ella; debería fundamentarse en una teoría acerca de la naturaleza de la literatura y pasar después a una fase de conceptualización que permita crear enunciados verificables.
La base metodológica es, pues, el estudio inmanente de la literatura, utilizando como herramienta principal un preciso metalenguaje, con el fin de llegar a compartir unos principios comunes y evitar en los estudios literarios las vaguedades, el atomismo monográfico, la ordenación histórica esencialmente extrínseca, la inconexión entre las investigaciones realizadas y el carácter meramente acumulativo e inorgánico de los saberes.
Los problemas que siempre se han objetado a la aspiración científica de los estudios literarios son, primero, el de cómo superar la relación entre el objeto estudiado y el sujeto que investiga; y, segundo, qué se hace con la relación entre el texto y el mundo: la semiótica y la pragmática, entre otras, han recordado que un análisis inmanente es, por definión, parcial, al dejar fuera de su estudios numerosos aspectos consustanciales a una obra literaria.
La primera corriente investigadora que aspiró a ello fue el formalismo; hacia 1915, sus representantes se empezaron a interesar por encontrar un método que estudiase la literatura en sí misma, abandonando las fuentes o su historia externa. Con la ayuda de sus investigaciones lingüísticas, se centraron en el análisis de la lengua poética.
El estudio lingüístico de la literatura
El estudio lingüístico de las obras literarias es una de las renovaciones metodológicas más importantes del siglo XX.
La lingüística pasó de su interés casi absoluto por la diacronía a romper con el positivismo y el historicismo, haciéndose con una terminología y unos útiles cuya aplicación a los textos literarios permitía resultados sólidos y contrastables.
En 1958, Román Jakobson dictó una conferencia fundamental titulada "Lingüística y poética" que inauguró el estudio científico de la literatura desde una perspectiva lingüística, gracias a la cual, hacia mediados de los años sesenta, la lingüística se había consolidado como ciencia piloto de las ciencias humanas, inspirando a investigadores como Levi-Strauss, Greimas, Tódorov, Samuel R. Levin, etc.
La base teórica de esta perspectiva es que la literatura debe estudiarse como una construcción cuyos mecanismos pueden ser clasificados y analizados como los objetos de cualquier ciencia. La literatura, en este sentido, no es más que una forma de usar el lenguaje y las obras literarias tienen leyes propias que deben estudiarse en sí mismas: no son ni vehículos ideológicos ni reflejo de verdades trascendentales o de realidades sociales; la literatura es un hecho material cuyo funcionamiento puede estudiarse como se estudian otros fenómenos.
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