- Ciriaco Miguel Vigil
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Ciriaco Miguel Vigil
Ciriaco Miguel Vigil (Oviedo, 8 de agosto de 1819-1 de abril de 1903) Historiador.
Biografía
Nació en la calle Paraíso. Aunque inició en la Universidad de Oviedo los estudios propios del bachillerato, no prosiguió carrera alguna, sino que, desarrollando en la escuela familiar aptitudes en las que ya habían sobresalido sus inmediatos antepasados, se enfrascó desde su juventud en los estudios paleográficos, heráldicos, epigráficos y diplomáticos, y auxiliado de una disposición nada común para el dibujo, llegó a realizar unos trabajos tan interesantes para la historia de Oviedo y su provincia, que su nombre figurará siempre entre los principales investigadores de esas materias, ya que sus obras son de consulta imprescindible para cuantos deseen conocer cualquier aspecto de lo sucedido en Oviedo desde el siglo XII al XIX.
Mal dotado de recursos económicos, entró de escribiente al servicio de la Diputación cuando apenas contaba dieciocho años. Siguió luego como empleado de la delegación de Hacienda. En 1842 entró en la redacción de El Nalón, periódico ovetense de literatura, ciencia y artes, señalándose entre sus trabajos un estudio biográfico del arzobispo de Oviedo, Fernando Valdés Salas, fundador de la Universidad de Oviedo.
Desde 1845 poseía un título de Lector de letra antigua, expedido por el ministro de la gobernación, Pedro José Pidal, marqués de Pidal, cuando al año siguiente consiguió su traslado a Madrid al servicio del ministerio de hacienda.
Los dos años que permaneció en Madrid los aprovechó para perfeccionar sus conocimientos por bibliotecas y archivos y para alcanzar algunos premios de la Academia de San Fernando, a la cual le llevó el deseo de mejorar también sus cualidades de dibujante.
En 1854 fue nombrado ayudante segundo interino de dibujo en la Escuela de Oviedo. Fue auxiliar de secretaría de la Academia de Bellas Artes y director del archivo de la Audiencia, cargos que en años sucesivos alternó con otros también mezquinamente retribuidos; pudo, sin embargo, sostenerse en su vida modestísima, cuyos gastos principales eran originados por los viajes que se vio obligado a hacer por toda la provincia para llevar a cabo sus importantes obras de diplomática y epigrafía. El resto del tiempo lo pasaba consagrado a trabajos paleográficos y estudios genealógicos en su modesto despacho de la calle de la Luna, donde atentamente recibía a cuantos le visitaban en busca de los preciosos datos que su laboriosidad había logrado atesorar.
La diputación revolucionaria de 1868 le buscó y le colocó al frente del archivo provincial, que bajo su dirección acabó siendo un modelo de organización, como primero lo había sido el de la Audiencia.
La Academia de Bellas Artes de San Fernando, y la de la Historia, le nombraron académico correspondiente en 1866 y 1868; pero su extraordinario mérito no llegó a ser apreciado por el público hasta que fueron saliendo a la luz las siguientes obras suyas: Provincia de Oviedo. Cuadro comprensivo del personal de señores senadores y diputados a Cortes, diputados provinciales... (Oviedo, 1885); Asturias monumental, epigráfica y diplomática, en dos grandes volúmenes, uno de texto y otro de láminas dibujadas por Vigil (Oviedo, 1887); Colección histórico-diplomática del Ayuntamiento de Oviedo (Oviedo,1889); Apuntes herádicos. Heráldica asturiana (Oviedo, 1892) y Noticias biográfico-genealógicas de Pedro Menéndez de Avilés (Avilés, 1892).
Entre las citadas obras sobresalen en mérito e importancia la Asturias monumental ... (medalla de oro en la Exposición Universal de Barcelona de 1888) y la Colección histórico-diplomática..., obras que contienen miles de datos de la vida ovetense.
Perteneció al Instituto Heráldico Italiano de Roma, y a la Real Academia Heráldico-Genealógica, de Pisa. Desde 1885 le otorgó la diputación el título de Cronista de Asturias. Como tal cronista, y en su papel de vocal de la comisión de monumentos, se dirigía a inspeccionar la iglesia de Santa Cristina de Lena, cuando el 20 de agosto de 1877 sufrió un importante accidente en la estación de Ablaña, a consecuencia del cual fue preciso amputarle una pierna. Ello mermó notablemente sus posibilidades para viajar y para examinar personalmente los epígrafes y monumentos, pero su labor en ese aspecto ya estaba hecha y no se malogró demasiado por el percance. "Esto -dijo J.F.Llana- influyó poco en su modo de ser. Bien es verdad que no discurriendo con los pies, uno más o menos es de poca importancia para los fines de la vida...". Por eso la comisión de monumentos le declaró vocal honorario, siguió teniéndole siempre presente en sus actas y continuó buscando su opinión, sus luces y su consejo en estudios y acuerdos, hasta que falleció.
En el Museo Provincial de Bellas Artes de Asturias se conserva un retrato de Vigil, pintado por Dionisio Fierros Álvarez, en el que es dado comprobar, al menos en parte, aquellas palabras con las que en 1897 se le describía como "pequeño de cuerpo, enjuto de carnes, ojos lucientes y vivos, cara apacible, barba y cabellos blancos, frente arrugada, expresión noble...".
Referencias
- Nombres y cosas de las calles de Oviedo (1992).- Ayuntamiento de Oviedo.- ISBN: 84-606-1.037-3
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