- Ciudad de Cantabria
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Antigua ciudad de la España visigoda, capital del Ducado del mismo nombre, y situada en el Cerro de Cantabria, a unos kilómetros de la actual ciudad riojana de Logroño.
La Crónica del Biclarense es la primera que cita esta ciudad cuando describe la campaña contra los cántabros llevada a cabo por el rey visigodo Leovigildo, cuyas tropas arrasaron la población en el año 574. De la destrucción de la Ciudad de Cantabria quedaron huellas en las tradiciones de la zona.
La Vida de San Millán, escrita por San Braulio, narra cómo dicho santo a la edad de cien años predicó por en dicha ciudad y advirtió a sus habitantes que abandonasen su vida pecaminosa e hicieran penitencia.[1] Los miembros del Senado de Cantabria escucharon con respeto las admoniciones del ermitaño, salvo uno de los senadores, Abundancio, que consideró que el santo chocheaba debido a su avanzada edad: San Millán le advirtió que él mismo experimentaría la verdad del anuncio. Al año siguiente, las tropas de Leovigildo conquistaron la ciudad y pasaron a cuchillo a buena parte de sus habitantes, entre ellos el deslenguado Abundancio, en una acción que fue inmortalizada de esta manera por Gonzalo de Berceo:
La profeçia dicha, el buen predicador
Tornó a sue eglesia servir al Criador:
Remaneçió Cantabria en sue mala error,
Si a Millan croviessen, fizieran muy meior.End'a pocos días, por sos graves pecados
vino Leovirgilio, con muy grandes fonsados
desafió Cantabria con todos sos crïados
echóseli en cerca con muchos lorigadosDesent todos los otros fueron desbaratados,
Aun tres torreiones estan hy revellados.
El pueblo destruido, los muros trastornados:
Nunqua ia mas non fueron fechos nin restaurados,Son muchas las tradiciones relativas a la destrucción de la ciudad de Cantabria que circulan en la Rioja y la Ribera Navarra: Así, se dice que el Santuario de Nuestra Señora de Codés (Navarra) fue fundado por fugitivos de la ciudad que llevaron consigo una imagen de la Virgen María. Y en el monasterio de Yuso se conserva un arca de marfil en una de cuyos lados se representa la caída de la urbe a manos de Leovigildo.[2]
Véase también
Notas
- ↑ El mismo año, en los días de Cuaresma, le fue revelada también la destrucción de Cantabria; por lo cual, enviando un mensajero, manda que el Senado se reúna para el día de Pascua. Reúinense todos en el día marcado; cuenta él lo que había visto, y les reprende sus crímenes, homicidios, hurtos, incestos, violencias y demás vicios, y predícales que hagan penitencia. Todos le escuchan respetuosamente, pues todos le veneraban como a discípulo de nuestro Señor Jesucristo; pero uno, llamado Abundancio, dijo que el Santo chocheaba por su ancianidad: mas él le avisó que por sí mismo experimentaría la verdad de su anuncio, y el suceso lo confirmó después, porque murió al filo de la vengadora espada de Leovigildo. El cual, entrando allí por dolo y perjurio, se cebó también en la sangre de los demás, por no haberse arrepentido de sus perversas obras; pues sobre todos pendía igualmente la ira de Dios. Vita Sancti Aemiliani, XXVI. San Braulio.
- ↑ Detalle de la arqueta de San Millán (Monasterio de Yuso) En la imagen de arriba el santo advierte a los habitantes de la ciudad de Cantabria. En la imagen inferior se representa la conquista de la ciudad por tropas visigodas
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