- Leovigildo
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Leovigildo Rey de los visigodos
La imagen que se ve aquí de este rey forma parte de una serie de estatuas dedicadas a todos los monarcas de España, mandadas hacer para la decoración del Palacio Real de Madrid en el reinado de Fernando VI de España.[1]Reinado Asociado a Liuva I: 568-571/572; en solitario: 571/571–586 Fallecimiento primavera de 586
ToledoPredecesor Liuva I Sucesor Recaredo Consorte 1) Teodosia
2) GosvintaDescendencia Con 1) Hermenegildo y Recaredo Leovigildo (¿? - Toledo, primavera del año 586) fue rey de los visigodos de 572 a 586. Hijo de Liuverico, conde en 523 y 526.[2] Obtuvo el reinado después de la muerte de su hermano Liuva I. Se casó dos veces: su primera esposa fue Teodosia, de quien tuvo a sus hijos Hermenegildo y Recaredo I; su segunda esposa fue Gosvinta (viuda de Atanagildo).
Contenido
El Código de Leovilgildo
El Código de Leovigildo, también llamado Codex revisus, es un cuerpo legal creado por el rey visigodo Leovigildo, al cual se considera como instaurador del verdadero reino visigodo español con capital en Toledo. A Leovigildo se debe la promulgación del código que lleva su nombre, y que supone una revisión del anterior código visigodo creado por su antecesor, Eurico. En este nuevo cuerpo legal se modifican, eliminan y añaden ciertos capítulos.
De este código no se conserva ningún fragmento directamente, pero se conoce por referencias en el código promulgado con posterioridad por Recesvinto, el Liber Iudicorum. Las leyes incluidas en el Liber Iudiciorum están acompañadas del epígrafe antiquae. Se desconoce la amplitud del mismo, sin embargo, sabemos que su redacción fue más ampulosa, retórica y moralizante que sus precedentes textos. Tendría como destinatarios a los godos, derogando en consecuencia la obra de Eurico.
Leovigildo y los vascones
Leovigildo emprendió diversas campañas militares a lo largo de la geografía de Hispania, relatadas en la única crónica contemporánea de Juan de Biclaro,[3] y que tuvieron por consecuencia el afianzamiento del poder del reino de Toledo. En el 581, una de estas campañas se dirigió contra los vascones, permitiendo la fundación de la ciudad visigoda de Victoriacum o Victoríaco para controlar el territorio de Vasconia.
Probablemente la razón para esta campaña es que Leovigildo conocía los saqueos vascones en la zona comprendida entre el Ebro y los Pirineos. La prioridad dada a esta campaña, que coincide con el primer año de la rebelión de su hijo Hermenegildo, parece indicar que estos saqueos eran importantes.
La crónica de Biclaro
El tercer concilio de Toledo. En el año octavo del emperador Mauricio, que es el año cuarto del rey Recaredo.
Por precepto del príncipe Recaredo fue congregado en la ciudad de Toledo el santo sínodo de los obispos de toda Hispania, Galia y Galicia; el número de los obispos fue de setenta y dos. En este sínodo, en orden a su conversión y a la de todos los sacerdotes y del pueblo godo, estuvo presente el rey cristianísimo Recaredo, quien entregó a los obispos el tomo con la profesión, escrita de su mano y todas las cosas que corresponden a la profesión de la fe ortodoxa; el santo sínodo de los obispos, reconociendo el contenido de este tomo, ordenó ponerlo junto con los documentos canónicos. El peso de los asuntos del sínodo recayó sobre San Leandro, obispo de la Iglesia hispalense, y sobre el bienaventurado Eutropio, abad del monasterio servitano.
El mencionado rey Recaredo, como hemos dicho, estuvo presente en el santo concilio, imitando en nuestros tiempos al antiguo príncipe Constantino I el Grande que había honrado el santo sínodo de Nicea con su presencia, y también a Marciano, emperador cristianísimo, a cuyas instancias se habían firmado los decretos del sínodo de Calcedonia. Ya que si en la ciudad de Nicea comenzó y mereció ser condenada la herejía arriana, aunque sin ser desarraigada; y si en Calcedonia fueron condenados Nestorio y Eutiques, junto con su protector Dióscoro, y también sus herejías, en el presente santo sínodo de Toledo, después de un largo tiempo de matanzas de católicos y de estragos entre los inocentes, con la insistencia del mencionado príncipe Recaredo, rey, la perfidia de Arrio ha sido completamente desarraigada para que no vuelva a brotar, y se ha dado la paz católica a las Iglesias.
Esta nefasta herejía, según lo que está escrito: «De la casa del Señor saldrá la prueba», creció en Alejandría a causa del presbítero Arrio, y fue detectada por San Alejandro, obispo de aquella misma ciudad. Arrio y su doctrina fueron condenados en el sínodo de Nicea, por el juicio de trescientos dieciocho obispos, en el año vigésimo del emperador Constantino; pero después esta herejía no sólo contaminó las partes de oriente y de occidente, sino que con su perfidia sedujo también las del mediodía, las del septentrión, y aun a las mismas islas. Por tanto, desde el año vigésimo del emperador Constantino, príncipe, en cuyo tiempo comenzó la herejía arriana, hasta el año octavo de Mauricio, príncipe de los romanos, que es el cuarto año del reinado de Recaredo, van doscientos ochenta años, durante los cuales la Iglesia católica sufrió la infección de esta herejía; pero, con la ayuda del Señor, venció, «...porque está fundada sobre roca».
Fundación de Victoriacum
La campaña vascona concluyó con una victoria sobre los vascones cerca del lugar donde se funda Victoriacum, la actual ciudad de Vitoria, en los llanos de Álava, una fortaleza que permitiría controlar a la vez las montañas del Oeste de Navarra y la zona de la depresión vasca. Aunque este enclave, al igual que Oligitum, la actual Olite, parece que fuera fundado como bastión defensivo frente a los vascones, que perduraron al margen del control visigodo, en la zona montañosa, al norte de la divisoria de aguas.
Las guerras de Leovigildo
De entre los 14 años de reinado de Leovigildo, en sólo uno —el 578— estuvo en paz dedicándose a la construcción de la ciudad de Recópolis.[4] Al comienzo de su reinado, emprendió campañas contra los bizantinos, con escaso éxito. Posteriormente, derrotó las sublevaciones del sur y el norte del país, conquistando la ciudad de Amaia donde los nobles cántabros se habían refugiado, emitiendo moneda con la leyenda «Leovigildus Rex Saldania Justus». En el 576 combatió a los suevos de Galicia, pero hizo la paz con el rey Miro, la conquista definitiva no llegaría hasta el 585 con la batalla de Braga,[5] siendo rey Andeca (o Audeca, o Odiacca). Luchó también contra los francos y en el 581 contra los vascones.
Notas
- ↑ En un principio la idea era que adornasen la cornisa del palacio. Los autores son Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro. Parece ser que nunca llegaron a su destino y se colocaron en distintos lugares de la ciudad (Plaza de Oriente, El Retiro, Puerta de Toledo) y algunas se llevaron a otras provincias.
- ↑ Luís Paulo Manuel de Meneses de Melo Vaz de São Paio, "A Herança Genética de D. Afonso Henriques", Universidade Moderna, 1ª Edição, Porto, 2002, Árv. XXVa
- ↑ (Collins 2004:48)
- ↑ (Collins 2005:52)
- ↑ Ambrosio Rendu, Compendio de historia universal, Barcelona, 1848
Predecesor:
Liuva IRey de los visigodos
572 – 586Sucesor:
RecaredoBibliografía
- Collins, Roger (2005). La España visigoda, 409–711. Barcelona: Crítica. ISBN 84-8432-636-5.
- Thompson, E.A. (2007). Los godos en España. Alianza: Serie Humanidades. ISBN 978-84-206-6169-8.
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