- Cliente (Roma antigua)
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En la sociedad de la antigua Roma, un cliente (en latín, cliens) fue un plebeyo que se asociaba con un patrón benefactor (en latín, patronus). Las relaciones de clientela (del latín cluere, acatar, obedecer) consistían en acuerdos privados, y por ello fuera del control estatal, por los que una persona (de familia empobrecida o extranjera) ponía sus servicios y voto a disposición de un patrón poderoso a cambio de su protección y ayuda económica.[1] Este relación de patronaje se inició legendariamente por Rómulo para unir a los patricios y plebeyos, de manera que uno podía vivir sin envidia y el otro sin falta de respeto.
La costumbre del patronaje se extendió y en la antigua Roma no sólo familias sino también ciudades enteras y provincias siguieron este modelo. Por ejemplo, Sicilia en el siglo III a.C. se puso bajo la clientela, o protección, de Marcus Claudius Marcellus.
La condición de cliente, con el tiempo, se convirtió en una forma moderada de esclavitud y se mezcló con otras relaciones similares de los pueblos germánicos, como la relación de séquito o Gefolgschaft, vínculo personal de lealtad establecido entre un jefe y sus secuaces durante el tiempo de una campaña guerrera. Los celtas tenían, por su parte, la relación de vasallaje, que no era temporal como la de séquito, sino permanente y por lo tanto presumiblemente no voluntaria. Estas relaciones convivieron en porcentajes variables según la debilidad del cliente, y formaron el embrión del Feudalismo durante la Edad Media.
Referencias
- Este artículo incorpora texto de la Cyclopaedia de 1728 (dominio público).
- "Client". Oxford English Dictionary. Oxford University Press. 2nd edition. 1989.
- ↑ Manual de Derecho Romano. Historia e Instituciones. Luis Rodolfo Arguello. Año 2000. ISBN: 950-508-101-4. Editorial Astrea. Buenos Aires, Argentina.
Véase también
Categoría:- Sociedad de la Antigua Roma
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