Combate de Palo Seco

Hecho ocurrido el 2 de diciembre de 1873 en Palo Seco, municipio Jobabo enclavado éste en Las Tunas, antiguo departamento de Oriente, Cuba. En este combate, en el que participaron 800 hombres por la parte del Ejército español, 507 quedaron tendidos en la sabana.

De este hecho escribiría Máximo Gómez en su Diario

Describir exactamente todo lo que pasó allí, eso es imposible. No hubo, no pudo haberlo, un espectador tranquilo reteniendo en la memoria los detalles de aquel remolino de hombres matando a machetazos y a golpe de culata.

Historia

El plan de Gómez era seguir hacia Guáimaro para hostigar las fuerzas enemigas allí acantonadas, momento en que conoció gracias a la destreza de los exploradores que una fuerte columna enemiga se dirigía a rescatar un botín de guerra ocupado por el general tunero Vicente García González.

De un rugido y con una estrategia militar de altas dotes para la época en que le tocó vivir, el Generalísimo organizó 300 hombres, les comunicó la situación y emprendió la marcha, precedido por 40 jinetes, bajo el mando del teniente coronel Baldomero Rodríguez.

En horas de la tarde los españoles avistan a la vanguardia cubana y echan sobre ella su caballería e incluso la infantería, con el objetivo de exterminarla. Rodríguez simula una retirada y se dirige al encuentro de sus compañeros, cuya presencia ocasiona a los colonialistas una tremenda sorpresa que los deja prácticamente paralizados. Los aterrorizados españoles sobrevivientes del brusco e inesperado choque viraron grupas perseguidos por los cubanos, quienes, machete en mano, despedazaron a la infantería ubicada en el camino. Posteriormente grupos de la infantería cubana se encargarían de perseguir entre la manigua de la sabana de Palo Seco a los soldados españoles.

Los cubanos tuvieron que lamentar 20 bajas, tres muertos y 17 heridos, pero aniquilaron al grueso de las huestes enemigas, tomaron unos 70 prisioneros y se apoderaron de armas,municiones y las provisiones del convoy. El General de origen dominicano había puesto en práctica en Palo Seco, por segunda vez, su nueva táctica para combatir a los peninsulares, conocida por "el lazo".