- Concordato imperial
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El Concordato Imperial (o Reichskonkordat) es un concordato aún vigente, firmado el 20 de julio de 1933 entre Alemania y la Santa Sede, en el que se establecen condiciones de libertad religiosa para la Iglesia Católica. Fue firmado por el Presidente de Alemania por aquel entonces, Paul von Hindenburg, a través del Vicecanciller Franz von Papen y el Cardenal Eugenio Pacelli en nombre del Papa Pío XI.
Contenido
Principales términos del Concordato
Los principales acuerdos logrados en el Concordato fueron:[1] [2]
- El derecho a la libertad religiosa católica romana (Artículo 1).
- Los concordatos con los Estados de Baviera (1924), Prusia (1929) y Baden (1932) siguen siendo válidos (Artículo 2).
- La religión católica puede ser enseñada en determinadas escuelas (Artículo 21) y los profesores destinados a enseñar religión sólo pueden ser aprobados por el obispo de la diócesis correspondiente (Artículo 22).
- Queda garantizada la protección a organizaciones católicas y la libertad religiosa (Artículo 31).
- Debido a la tensión vivida en Alemania, ningún Clérigo o miembro de una orden religiosa podrá pertenecer a un partido político (Artículo 32).
Historia
Antes de 1933, los obispos católicos de Alemania se habían opuesto a la ideología nazi. Sin embargo, como consecuencia del concordato, el cardenal Pacelli (conocido posteriormente como Pío XII) sugirió a los obispos que moderasen o suprimiesen sus críticas hacia el nazismo.
Por ese entonces se esperaba firmar el Concordato Imperial entre el Tercer Reich y el Vaticano para regularizar las relaciones entre ambos Estados. Los artífices fueron el vicecanciller alemán Franz von Papen (en el régimen nazi, se destacó por atraer a las facciones católicas para que apoyaran al nuevo Reich) y el sacerdote y político de derecha Ludwig Kaas.[cita requerida] Ambos habían apoyado la Ley Habilitante que confirió los plenos poderes a Adolf Hitler. Franz von Papen llegó a comentar en un anuncio oficial de la cancillería alemana (la siguiente cita no forma parte del Concordato):
Nosotros, los católicos alemanes, apoyaremos con toda nuestra alma y plena convicción a Adolf Hitler y su gobierno (...) El catolicismo alemán (...) tiene que participar activamente en la edificación del Tercer Reich.
Franz von PapenPor el otro lado se encontraba el cardenal, Secretario de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores Pacelli (quien comulgaba con algunas premisas del régimen, por ejemplo, aprobaba el aspecto antibolchevique del Tercer Reich). Otorgó al vicecanciller von Papen una alta condecoración papal, la Gran Cruz de la Orden de Pío.[cita requerida] Von Papen regaló al cardenal una Virgen de porcelana blanca de Meissen en nombre del Tercer Reich. Los obsequios tenían la dedicatoria 'Recuerdo del Concordato del Reich 1933'.
El Papa Pío XI mencionó a los enviados nazis que se alegraba mucho de que El gobierno alemán ahora estuviera bajo la dirección de un hombre que se opone inflexiblemente al Comunismo.[cita requerida]
El Concordato hizo que las relaciones Vaticano-Tercer Reich fueran tibias o se encontrasen suspendidas. La Iglesia no se opuso abiertamente al régimen (a excepción de miembros en casos aislados). Se evitó absolutamente decir una palabra contra persecuciones y exterminio de seres humanos en los campos de concentración.[cita requerida] A pesar de eso, hacia el final de su pontificado, en marzo de 1937, Pío XI publicó la encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación), sobre la situación de la Iglesia Católica en el Reich Alemán. Dirigida "a los venerables hermanos, arzobispos, obispos y otros ordinarios de Alemania en paz y comunión con la Sede Apostólica", fue dada el 14 de marzo de 1937. En ese contexto, la referencia a espíritus superficiales que caen "en el error de hablar de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de una sola raza, a Dios".[3]
Adolf Hitler ordenó a Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, que incautara y destruyera todas las copias del mismo y las relaciones entre la Alemania Nazi y el Vaticano se enturbiaron.
Como se constata en varias enciclopedias escritas, cientos de católicos alemanes fueron asesinados o movilizados y expropiados por oponerse a título individual al régimen. En Polonia, luego de la ocupación, la resistencia liderada por católicos defendió los intereses del pueblo hebreo. La historiadora hebrea Anna Foa, experta en el Holocausto, calcula que se rescataron unas 35.000 personas gracias a la labor de Pío XII. Podemos ver [cita requerida] en esta etapa a personalidades como el futuro pontífice Juan XXIII y autoridades de la iglesia católica oponiéndose al régimen y ordenando ocultar a judíos en catedrales, monasterios y capillas en Roma.
Bibliografía
- Enciclopedia del Novecento, Tomo IV, del Instituto de la Enciclopedia Italiana.
- Franz von Papen-His life and Times, de H.W.Blood-Ryan.
- Satan in Top Hat, de Tibor Koeves.
- The Churches and Third Reich, de Klaus Scholder.
Enlaces externos
- (en inglés) Texto del concordato
Referencias
- ↑ Alfons Kupper (Hg.): Staatliche Akten über die Reichskonkordatsverhandlungen 1933. Mainz 1969. 384-407.
- ↑ Reichskonkordat und Länderkonkordate escrito por Joseph Wenner pág. 13-22
- ↑ Pío XI (1937) Carta Encíclica Mit brennender Sorge sobre la situación de la Iglesia Católica en el Reich Alemán. Ver documento completo en: http://www.vatican.va/holy_father//pius_xi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_14031937_mit-brennender-sorge_sp.html
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