El primer vuelo en Paraguay se dio a fines de 1912 cuando el aviador francés Marcel Paillette voló un Henri Farman sobre la ciudad de Asunción. Dos años después, el primer piloto paraguayo, Silvio Pettirossi, volaba con un Deperdussin "T". La temprana muerte de Pettirossi, acaecida en Argentina el 17 de Octubre de 1916 truncó el proyecto de establecer una Escuela de Aviación Militar en Paraguay.

Otro pionero, el Teniente Arturo Escario, que había recibido su brevet en la Escuela de Aviación de Cuatro Vientos en España, también falleció trágicamente cuando se estrellara con un hidroavión Macchi-Lohner L.3 donado al Paraguay por la Misión Militar Italiana en Argentina.

Algunos aviones participaron en las acciones de combate de la revolución de 1922. El verdadero comienzo de la Aviación Militar en Paraguay ocurrió a fines de dicho conflicto, cuando se funda la Escuela de Aviación Militar el 22 de Febrero de 1923. Con la llegada de una misión militar francesa en 1926, la escuela se reorganizó y empezó a funcionar eficientemente. La misión francesa permaneció desde 1926 hasta 1930 y durante ese tiempo establecieron el Arma Aérea Paraguaya y graduaron dos promociones de pilotos de la escuela de vuelo. En ese entonces, los franceses le vendieron a Paraguay tres aviones entrenadores Hanriot HD 32, un Morane Saulnier MS-35, un Morane Saulnier MS-139, seis aviones bombarderos/de reconocimiento livianos Potez 25 A.2 y siete aviones de combate Wibault 73 C.1. Además se utilizaron 1 Ansaldo SVA-5, 1 Ansaldo SVA-10 y 2 SAML A.3, remanentes de la Revolución de 1922.

Guerra del Chaco

Al estallar la Guerra del Chaco, los paraguayos poseían una pequeña arma aérea de aproximadamente veinticinco pilotos y unas cuantas docenas de mecánicos y ajustadores. Algunos observadores habían sido capacitados y el Arma Aérea estaba organizada en pequeñas escuadrillas de aviones de combate que constaban de aviones Wibault 73 y una escuadrilla de aviones bombarderos/de reconocimiento que constaba de los Potez 25 A.2. Los paraguayos también contaban con una pequeña cantidad de aviones de transporte y de uso ligero al igual que aviones entrenadores acantonados en Asunción en el Aeródromo Ñu-Guazú. Los bombarderos Potez 25 estaban al borde de volverse obsoletos en 1932, pero durante los años veinte este avión resistente, seguro, maniobrable y versátil había sido uno de los aviones más populares de las fuerzas armadas francesas durante las difíciles campañas coloniales. El Wibault 73, un avión caza monoplano de alas altas, también estaba en servicio con algunas escuadrillas francesas de aviones de combate en aquel entonces, y estaba reconocido como un buen avión de combate. Sin embargo, el motor Lorraine-Dietrich, enfriado por agua, de 450 caballos de potencia que accionaba al Wibault tenía la tendencia de sobrecalentarse en las condiciones del Chaco y su servicio en la guerra fue deficiente a causa de los problemas constantes en los motores. El Director de la Escuela de Aviación Militar del Arma Aérea era un argentino, el Mayor (luego Teniente Coronel) Vicente Almonacid, que había volado con los franceses en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial. Éste fue substituído por el Capitán de Corbeta Ing. Naval José Bozzano en 1932.

Durante la Guerra del Chaco, el Arma Aérea recibió varias aeronaves a saber: 8 Potez 25 TOE, 5 Fiat C.R.20bis, 1 Curtiss D.12 Falcon, 2 Travel Air S6000, 1 Curtiss Robin, 2 DeHavilland DH-60 Gipsy Moth, 2 Junkers A.50, 1 WACO C, 1 CANT 26, 1 Breda Ba.15, 1 Breda Ba.44, 5 Consolidated Fleet-2 y 1 Consolidated Model 21 (PT-11). A partir de 1933, no pudo adquirir más aeronaves por el embargo de la Liga de las Naciones.