- Cuestión homérica
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Cuestión homérica
La llamada cuestión homérica se refiere al debate sobre la existencia del escritor griego Homero. Se refiere también a la discusión que se ha producido en torno a la verdadera identidad del autor de la Ilíada y la Odisea y subsidiariamente a la paternidad y formación de las obras que se le atribuyen.
Este debate tuvo sus raíces en la antigüedad; se conservan siete vidas o biografías de Homero, todas posiblemente legendarias, diferentes y algunas bastante remotas, aunque tiene especial crédito una que le hace natural de Quíos y ciego; se le atribuyeron muchas obras, no sólo esas dos: Calino hizo suya La Tebaida sobre el tema de Los siete contra Tebas, que posteriormente dramatizó Esquilo; Arquíloco y Aristóteles le asignaron la composición del Margites y Píndaro la Cipriada, un poema sobre los hechos anteriores a la Guerra de Troya; el historiador Tucídides, por su parte, le creía autor del Himno a Apolo Delio y también hay otros himnos que le han sido atribuidos.
En el periodo helenístico, los filólogos alejandrinos Jenón y Helánico llegaron a la conclusión, a partir de las diferencias y contradicciones de todo tipo que hallaron entre la Iliada y la Odisea, que sólo la primera de estas epopeyas fue compuesta por Homero, por lo que fueron llamados corizontes o "separadores". Su opinión fue rechazada por más afamados filólogos alejandrinos como Aristarco de Samotracia, Zenódoto de Éfeso y Aristófanes de Bizancio.
Precedidos por las especulaciones del abad François Hédelin d'Aubignac en su obra póstuma Conjeturas académicas (1715) así como de Vico en ese mismo siglo, el debate volvió con fuerza a comienzos del siglo XIX, cuando el filólogo Friedrich August Wolf cuestionó la unidad de los poemas homéricos al entender, a partir del estudio de la forma y fondo de estas epopeyas y sus contradicciones internas en su obra Prolegomena ad Homerum, "Introducción a Homero", (1795), que ambos se habían formado a partir de poemas orales menores compuestos en épocas diferentes por distintos rapsodas y aedos y que fueron refundidos en un solo texto alrededor del siglo VI antes de Cristo, cuando el tirano Pisístrato designó una comisión de personas instruidas para reunir los poemas de Homero y fijar un texto único definido. Esta teoría se avenía bien con la creencia del Romanticismo en un volkgeist, "genio o espíritu del pueblo", autor colectivo y anónimo de una poesía nacional. Karl Lachmann acreditó la teoría de los cantos autónomos en sus Consideraciones sobre la Iliada de Homero (1837), y la teoría siguió desarrollándose con las aportaciones fundamentales de Adolf Kirchhoff (Sobre la Odisea de Homero y su formación, 1859; 2.ª ed. 1879) y de Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff en sus Investigaciones homéricas, 1884. En el siglo XX todavía siguió profundizándose en esta idea con los trabajos de Eduard Schwartz y muchos otros hasta hacerse una cuestión prácticamente interminable. Sin embargo, como el origen de los poemas en la poesía oral tradicional ha sido universalmente admitido, la cuestión homérica ha retrocedido en importancia o, en menor medida, ha sido drásticamente reformulada.
Los eruditos generalmente aceptan que la Ilíada y la Odisea experimentaron un proceso de estandarización o refinamiento a partir de material más antiguo, iniciado en el siglo VIII antes de Cristo. Este proceso a menudo refiere al "millón de piezas" reconocidas y designadas por el espíritu de la tradición oral que consolidó la mayoría de las epopeyas clásicas. Según Albert B. Lord en las notas de su obra The Singer of Tales
Los poetas dentro de la tradición oral, como Homero, crean y modifican sus cuentos mientras que los realizan. Así, Homero pudo "tomar prestados" de otros autores, pero ciertamente, él impuso un estilo propio a su obraLos especialistas, sin embargo, mantienen sus propias ideas sobre la realidad de Homero. Es muy común la broma de "no fueron escritos por Homero, sino por un hombre con el mismo nombre". Y el escritor clásico Richmond Lattimore, autor de traducciones al inglés de muchas obras épicas, en una ocasión escribió el ensayo Homero, ¿quién fue ella?, que teorizaba que fue una mujer siciliana quien escribió la Odisea (pero no la Ilíada), una idea retomada más tarde por Robert Graves en su novela La hija de Homero.
En griego, su nombre es Homēros. Muchas etimologías han sido propuestas para este nombre, que es idéntico a la palabra griega para rehén. Hay una teoría que especifica que este nombre se originó de una sociedad de poetas llamada Homeridae, que literariamente significa hijos de rehenes o descendientes de prisioneros de guerra. Como esos hombres no fueron enviados a la guerra pues su lealtad en el campo de batalla era motivo de sospechas, ellos no pudieron ser asesinados en batallas, así que fueron comisionados a conmemorar la batalla con la poesía épica, para recordar eventos pasados, ocurridos en el tiempo anterior a que la instrucción viniera al círculo de poetas.
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