- Problema de los universales
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El problema de los universales involucra diferentes áreas temáticas: la psicología cognitiva, la epistemología, y la ontología, entre otros. El problema de los universales se refiere al modo en que pensamos y sabemos, y cuáles son las realidades a ser conocidas.
Se puede ejemplificar el problema de los universales con la siguiente pregunta: ¿es la idea de un río (un universal) más real que las furiosas aguas del Río Meandro (un particular) en este momento? ¿Es menos real? ¿O diferentemente real?
El problema de los universales en la antigüedad
El debate debe haber comenzado con Heráclito, un antiguo pensador griego quien dijo que "nunca entramos dos veces en el mismo río." En el tiempo que nos toma mover el pie para dar el segundo paso, el agua ha continuado corriendo hacia delante, los bancos han cambiado un poco, y el río ya no es el mismo.
Heráclito es frecuentemente interpretado como sugiriendo una conclusión escéptica de esta observación. Como nunca nada se mantiene igual de momento a momento, cualquier conocimiento que creamos que poseemos es obsoleto en el momento en que lo adquiramos. Heráclito también puede haber estado sugiriendo que los nombres son una manera artificial de imponer estabilidad al flujo de la realidad - llamando esto "río" pretendo que es una entidad. Esto lo convertiría en el primer nominalista.
Mucho en la filosofía de Platón puede ser entendido como una respuesta a Heráclito, especialmente a las implicaciones escépticas de sus escritos. Para Platón, nuestro intelecto puede contemplar el mismo río cualquier cantidad de veces, ya que río como una idea, como una forma, se mantiene siempre el mismo. Hay una aguda distinción entre el mundo de los sentidos y el mundo del intelecto: uno puede tener sólo opiniones acerca del primero, pero puede tener conocimiento verdadero, ciencia como una creencia verdadera justificada, acerca del segundo. Justamente por esa razón, el mundo inteligible es el mundo de la razón; y el mundo sensible es sólo provisionalmente real, como las sombras en la pared de una cueva. Así es como describe Platón la realidad del mundo y de las ideas en su famosa Alegoría de la caverna: Platón. La República, Libro VII.
La noción platónica de ideas atemporales no está confinada a universales. Términos particulares pueden también ser entendidos como el nombre de una forma inteligible. Entonces, a pesar de que río es una forma, Meandro lo es también, y "el Meandro como era al mediodía el viernes pasado" es asimismo una forma. ¡Hasta "flujo Heraclítico" es una forma, y como tal desprovisto de flujo y atemporal! Hay aquí paradojas en abundancia, y Platón mismo las exploró en un diálogo deslumbrantemente dialéctico: el Parménides.
Pero al menos una parte de lo que Platón quiso dar a comprender es que Río, como un universal, es una idea atemporal, perfecta y por eso inmutable, en la cual los ríos mutables participan parcialmente, ya que el mundo material es un espejo imperfecto del mundo realmente real. Platón, en consecuencia, fue el primer realista.
Su alumno, Aristóteles, estaba en desacuerdo tanto con Platón como con Heráclito. Aristóteles transformó las formas de Platón en "causas formales"; los planos implícitos en las cosas materiales. Donde Platón idealizaba la geometría, Aristóteles practicaba la biología, y su pensamiento siempre vuelve a los seres vivos. Considera un árbol de roble. Éste es un miembro de una especie, y tiene mucho en común con todos los robles de generaciones pasadas, y con todos los que vendrán. Su universalidad, lo que le da la esencia de roble, es una parte de él. Por consiguiente, Aristóteles era mucho más insistente que Heráclito o Platón sobre conocer el mundo sensible. Un biólogo puede estudiar robles y aprender sobre su esencia, encontrando el orden inteligible dentro del mundo sensible. Tal visión hizo a Aristóteles un realista en cuanto a los universales, pero un nuevo tipo de realista. Suele darse el nombre a a esta visión de las cosas como la postura del "realismo moderado".
El problema en tiempos medievales
Sabios islámicos preservaron una tradición de sabiduría aristotélica después de que el Cristianismo lo hubiera largamente olvidado al asumir la tradición platónica. A partir del siglo XI la escolástica medieval suscitará el problema con Roscelino de Compiègne, considerado el primer nominalista y sobre todo por la polémica que introdujo su alumno Pedro Abelardo y la condena de tales ideas por parte de Anselmo de Canterbury.
Sin embargo, la "reconquista" de España y la cultura árabe en ella establecida durante tantos siglos, hizo posible traer de nuevo a la cultura latina las riquezas de la antigua filosofía griega, como se ha encontrado en las bibliotecas recapturadas de Toledo.
Tomás de Aquino en el opúsculo De ente et essentia restableció la visión de Aristóteles sobre la esencia, o los universales.
Lo que no impidió que en el siglo XIV floreciera con fuerza de nuevo el nominalismo siendo su representante más importante Guillermo de Ockham.
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