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Problema de la inducción
El problema de la inducción es el problema filosófico de si los razonamientos inductivos están justificados, y en qué medida.
Hasta mediados del siglo XX, los razonamientos inductivos eran considerados una clase bastante específica de inferencia: inferencia de una proposición universal afirmativa (todas las esmeraldas son verdes) a partir de sus instancias (esta es una esmeralda verde, aquella es una esmeralda verde, aquella otra también, etc.).[1] Esta clase de razonamientos son muy frecuentes en la ciencia y en la vida cotidiana, pero sin embargo no son deductivamente válidos. Esto es, la verdad de las premisas no garantiza la verdad de la conclusión. En teoría, podría ser que la próxima esmeralda que se encuentre sea roja, y no verde. El problema de la inducción consistía entonces en determinar si esta clase particular de razonamientos están justificados, y en que medida.
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, la comprensión de la inducción se profundizó y el problema clásico es ahora un caso especial de un problema más amplio.[1] Ya no es posible tomar como criterio de razonamiento inductivo a las inferencias desde casos particulares hasta proposiciones universales, porque existen argumentos de este tipo que son deductivamente válidos.[1] Por ejemplo:
- Francia está en Europa.
- España está en Europa.
- Por lo tanto, todo lo que sea Francia o España está en Europa.
Además, existen argumentos inductivos intuitivamente aceptables, pero que parten de premisas generales y concluyen proposiciones particulares.[1] Por ejemplo:
- Todas los cuervos observados hasta el momento han sido negros.
- Por lo tanto, el próximo cuervo que sea observado será negro.
Pese a la dificultad que hay en definir lo que es un razonamiento inductivo, existen dos características que los distinguen de los razonamientos deductivos:[1] en primer lugar, en los razonamientos inductivos siempre es posible que las premisas sean todas verdaderas y la conclusión falsa, mientras que en los razonamientos deductivos si las premisas son verdaderas, entonces es necesario que la conclusión también lo sea. En segundo lugar, los razonamientos inductivos son ampliativos, lo cual quiere decir que nos dan información que va más allá de la información contenida de las premisas. Los razonamientos deductivos, en cambio, sólo pueden analizar y reorganizar las premisas sin agregar nada a su contenido.[1]
El problema de la inducción contemporáneo es acerca de si los razonamientos inductivos están racionalmente justificados, y en caso de que así sea, sobre cuáles son los criterios para distinguir un buen razonamiento inductivo de uno malo.[1]
Contenido
La paradoja de los cuervos
Esta paradoja fue introducida por Carl Hempel en 1945. Considérese la siguiente oración:[1]
- a es un cuervo y a es negro.
Esta oración expresa una observación particular que brinda apoyo inductivo a la siguiente generalización:[1]
- Todos los cuervos son negros.
Sin embargo, por lógica de primer orden clásica, esta generalización es equivalente a esta otra:[1]
- Todo lo que no es negro no es un cuervo.
La paradoja surge porque a esta última generalización, cualquier cosa que no sea un cuervo y no sea negro le brinda apoyo inductivo.[1] Es decir, si se observa una esmeralda verde, se está brindando apoyo inductivo a la hipótesis de que "todo lo que no es negro no es un cuervo".[1] Pero como esta hipótesis es equivalente a que "todos los cuervos son negros", la observación de una esmeralda verde también la brinda apoyo a esta otra generalización,[1] lo cual parece ridículo.
La paradoja de Goodman
En 1955, Nelson Goodman publicó un nuevo problema relacionado con la inducción. Recordemos que un caso clásico de razonamiento inductivo sería aquel que concluye que todas las esmeraldas son verdes, a partir de que todas las esmeraldas que se han observado hasta el presente han sido verdes. Goodman define entonces el predicado "verdul" (en inglés grue) de la siguiente manera: un objeto (en particular, una esmeralda) es verdul si y sólo si es verde hasta el tiempo t, y azul a partir del tiempo t, donde t podría ser, por ejemplo, el año 3045. Una vez definido este predicado, Goodman hace notar que todas las observaciones de esmeraldas verdes hechas hasta el presente, sirven tanto para apoyar la conclusión de que todas las esmeraldas son verdes, como que todas las esmeraldas son verdules. El problema consiste en explicar por qué la evidencia que tenemos hasta el presente debería apoyar la conclusión de que todas las esmeraldas son verdes, y no de que todas las esmeraldas son verdules.
Véase también
Notas y referencias
Categorías: Problemas no resueltos | Problemas filosóficos
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