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Duda
La duda constituye un estado de incertidumbre y un límite a la confianza o la creencia en la verdad de un conocimiento. Su contrapuesto es la certeza.
Puede proyectarse en los campos de la decisión y la acción, o afectar únicamente a la creencia, a la fe o a la validez de un conocimiento. Si le antecede una "verdad" convencionalmente aceptada, la duda implica inseguridad en la validez de ésta.
Lo característico de la duda es la suspensión de la decisión en orden a la acción o de la afirmación de una proposición respecto a un conocimiento respecto a su validez como verdadero.
Cuando la duda se acepta como ignorancia puede ser fuente de conocimiento por el estudio y la crítica.[1]
Contenido
La duda escéptica
En filosofía, la duda escéptica equivale a la suspensión del juicio (epojé) que trataban de provocar, con sus numerosos y a menudo sensatos argumentos, los escépticos antiguos (Pirronismo).
La duda cartesiana
Los argumentos escépticos que enfrenta Descartes parecen estrambóticos, vistos desde la vida cotidiana y el sentido común. Pero Descartes no parece haber confundido el conjunto de creencias y convicciones que a las claras parecen indispensables para orientarnos en la práctica, con los criterios de la investigación filosófica. Esto puede apreciarse en la distinción que establece Descartes, entre las Reglas del Método (Discurso, 2) y las Reglas de la "moral provisional" (Discurso, 3).
La investigación, que es una tarea práctica y se desarrolla en el ámbito general de la vida, tiene el propósito de servir a ésta, pero sería insensato esperarlo antes de que ella misma alcance algunos resultados razonablemente confiables. Entre tanto, para desarrollarse, la investigación consiste en someter a examen una porción enorme de lo que llamamos "sentido común ", incluyendo aquí muchas ideas conforme a las cuales (todo parece indicarlo) habremos de vivir mientras la investigación misma se desenvuelve. Pero no se trata de interrumpir la práctica y la vida para permitir la investigación, así como tampoco de hacer pasar como "resultados", unas meras modas intelectuales (la doctrina de la secta donde nos educamos, o cualquier otro producto de la confusión). El proyecto cartesiano fue el de examinar esas ideas, entre otras, en busca de fundamentos filosóficamente válidos.
Los argumentos escépticos (encaminados a introducir dudas) que Descartes considera en las Meditaciones Metafísicas, han sido tomados en su totalidad de Platón (Cratilo y Teetetes). Estos argumentos constituyen un instrumento de investigación, y en primer lugar deben evaluarse conforme a si son o no inteligibles, y si una vez aceptados, serían en principio susceptibles de discutirse (pues de lo contrario, serían incompatibles con la actividad de investigación). Si ambas condiciones se cumplen, los argumentos son útiles a la empresa filosófica en opinión de Descartes (precisamente como instrumentos de investigación). Para más tarde, dentro de la investigación cartesiana, quedaría juzgar si realmente no tenemos razón alguna que permita descartarlos.
Referencias
- ↑ Aristóteles, Metafísica, 982b, 11-32
Enlaces externos
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