- Duda metódica
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Duda metódica
El objetivo de Descartes es encontrar verdades absolutamente ciertas sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto, verdades evidentes que permitan fundamentar el edificio del conocimiento verdadero con absoluta garantía. El primer problema planteado, es cómo encontrarlas, y para resolverlo elabora el método. Una vez obtenido, se cuestiona por dónde empezar la búsqueda. la respuesta y el primer momento de este proceso de búsqueda del conocimiento verdadero, es la llamada duda metódica.
La duda metódica
Exigir un punto de partida absolutamente verdadero obliga a un largo proceso de crítica y eliminación de todos los conocimientos que hasta el momento eran considerados verdaderos, pero que, sin embargo, no poseen una certeza absoluta que esté más allá de cualquier posibilidad de duda, por muy radical y extrema que sea. El primer paso debe ser dudar de todo lo que creemos y rechazar inicialmente todo aquello de lo que sea posible dudar. La sola posibilidad de dudar, ya será motivo suficiente para que una opinión o creencia que hasta ese momento hayamos considerado verdadera quede rechazada y en suspenso hasta ver si se ajusta al nivel de la razón.
Este primer paso se llamará duda metódica, siendo el resultado de la aplicación del primer precepto del método: "no admitir jamás ninguna cosa como verdadera en tanto no la conociese con evidencia". Esta duda no debe ser considerada como real, sino como un instrumento metódico para alcanzar su objetivo: encontrar una verdad que pueda ser el punto de partida del edificio del conocimiento. Tres serán los motivos de duda aducidos por Descartes.
- Duda sobre la fiabilidad de los sentidos o duda sobre el mundo sensible.
- La hipótesis del sueño, o la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño.
- La hipótesis del Genio Maligno o duda hiperbólica.
Duda sobre la fiabilidad de los sentidos
Los sentidos nos ponen en contacto con el mundo material y nos proporcionan un conocimiento de cosas que solemos aceptar como verdadero. Pero también sabemos que, a veces, los sentidos nos engañan.
Todo lo que he admitido hasta el presente como más seguro y más verdadero lo he aprendido de los sentidos o por los sentidos; ahora bien, he experimentado que a veces tales sentidos me engañan, y es prudente no fiarse nunca por entero de quienes nos han engañado alguna vez.Existe un gran número de ilusiones y alteraciones perceptivas como cuando sumergimos un palo en el agua y lo vemos quebrado, y, sin embargo, sabemos que está entero. O ver las cosas alteradas por la distancia u otra circunstancia, como cuando vemos desde lejos una torre redonda que luego descubrimos que es cuadrada. Igualmente hay otras alucinaciones y otras alteraciones de la percepcion que nos hacen percibir como verdaderas o existentes "realidades" que no lo son en absoluto. Estos hecho son innegables, pero se dudará sobre en qué medida son suficientes para desechar por completo la percepción sensible como fuente de conocimiento o de concluir de esas experiencias que los sentidos nos engañan siempre.
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