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Dzahui
Dzahui, Dzavui o Savi es el nombre que recibe el espíritu de la lluvia entre los mixtecos. Literalmente, su nombre se traduce al español como lluvia, que también es el nombre de los mixtecos en su propio idioma: ñuu dzavui, ñuu dzahui o ñuu sávi, el pueblo de la lluvia. Durante la época precolombina, Dzahui fue la divinidad patrona de los mixtecos, que consideraban ser protegidos por este ser. Como otros ñuhu, Dzahui también fue petrificado cuando el Sol (Ndicahndíí) apareció en el firmamento. A Dzahui se le identificaba especialmente con las piedras que tienen forma de gotas de agua.
Dzahui corresponde al dios Tláloc de la cultura mexica, compartiendo con él ciertos rasgos, así como la iconografía, ya que se le representa con anteojera, bigotera y colmillos. En el códice Vindobonensis aparecea bajando del cielo, bañando con un cántaro de agua a un futuro rey mixteco.
Dzahui parece haber estado relacionado con la Serpiente Emplumada —una de las deidades cuyo culto se encontraba más extendido en Mesoamérica durante la época precolombina— puesto que uno de los nahuales de Nueve Viento era precisamente el remolino, la serpiente de lluvia (Coo Dzavui) como se llamaba al huracán en la lengua mixteca. De acuerdo con el Códice Vindobonensis, fue Nueve Viento el que bajo esta forma se encargó de poner el cielo en su lugar, después de la creación primigenia de Uno Venado.[1] En honor de la deidad de la lluvia, los mixtecos sacrificaban niños en las cumbres de las montañas, especialmente en tiempo de sequía, epidemias o de cosechas.
Dzahui aparece en numerosas representaciones iconográficas de la cultura mixteca precolombina, realizadas especialmente en cerámica. También se le identifica en piezas realizadas con turquesa, una de las piedras más apreciadas entre los mesoamericanos. El principal centro de culto de este dios se encontraba en Achiutla (Ñuu Ndécu en idioma mixteco) donde se adoraba el envoltorio sagrado de la divinidad. En la actualidad, el culto a las piedras sávi permanece en varias regiones de la Mixteca, como San Juan Mixtepec, donde se adoran las piedras de Sávi. El culto a la lluvia está relacionado en la Mixteca con las festividades de San Marcos.[2]
Véase también
Notas
Referencias
- Besserer, Federico (1999): "Lugares paradójicos de la Mixteca", en Alteridades, 9(17): 29-42, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, México.
- Janssen, Maarten y Pérez Jiménez Aurora (2002): "Amanecer en Ñuu Dzavui. Mito mixteco", en Arqueología Mexicana, X(56): 42-47, Editorial Raíces-INAH, México.
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