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El hombre unidimensional
El hombre unidimensional es una obra de Herbert Marcuse publicada por primera vez en 1964. Este autor enmarca su ensayo en lo que conocemos como Teoría Crítica, una corriente vinculada con un compromiso social emancipatorio de las estructuras establecidas en la sociedad moderna. Se trata de un análisis del mundo occidental que, según el autor esconde rasgos totalitarios bajo su apariencia democrática. Ofrece al lector una crítica de dos formas represoras en la época de la Guerra Fría, tanto el capitalismo occidental como el modelo soviético de comunismo. Para ello Marcuse argumenta que la sociedad industrial avanzada crea falsas necesidades, las cuales integrarían al individuo en el existente sistema de producción y consumo, focalizado a través de los medios de comunicación masiva, la publicidad y el sistema industrial. Este sistema daría lugar, según el autor, a un universo unidimensional, con sujetos con "encefalograma plano", donde no existe la posibilidad de crítica social u oposición a lo establecido.
Marcuse también analiza la integración de la clase trabajadora en la sociedad capitalista y las nuevas formas de estabilización. Todo esto, cuestionando los postulados marxistas del protelariado revolucionario y la inevitabilidad de la crisis capitalista. La conclusión de Marcuse es que el sujeto revolucionario no puede estar constituido ni por el subproletariado urbano ni por los intelectuales La solución, según el autor, es "despertar y organizar la solidaridad en tanto que necesidad biológica para mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación humanas". El hombre unidimensional está considerado por muchos intelectuales el libro más subversivo del siglo XX, lo que le originó críticas por parte de los marxistas ortodoxos y los académicos de varios comités políticos y teóricos. A pesar de este pesimismo, la obra tuvo una gran influencia en la Nueva Izquierda, ya que articuló su creciente desafección con las sociedades capitalistas y comunistas soviéticas.
Contenido
Lógica de la dominación
Para Marcuse, la modernidad supone que el consumismo contribuye a una mercantilización de la cultura y a una tecnificación cosificadora de la conciencia. El control funcionaría, de esta forma, como una articulación de asimilación, presión y seducción, donde el papel de la comunicación industrial sigue siendo ineludible. Un caso concreto donde se aprecia bien este control, según algunos autores, es en el apogeo del individualismo, que se presenta como autosuficiente y prepotente. Siguiendo a Marcuse:
"El individuo unidimensional se caracteriza por su delirio persecutivo, su paranoia interiorizada por medio de los sistemas de comunicación masivos. Es indiscutible hasta la misma noción de alienación porque este hombre unidimensional carece de una dimensión capaz de exigir y de gozar cualquier progreso de su espíritu. Para él, la autonomía y la espontaneidad no tienen sentido en su mundo prefabricado de prejuicios y de opiniones preconcebidas".
Doble distanciamiento
Puesto que, bajo la óptica de Marcuse, tanto la alta cultura como la baja están sometidas a las normas y los dictámenes del mercado, que la hacen dependiente, éste propone un doble distanciamiento, como única vía para llegar a una cultura verdaderamente libre y emancipadora. Éste tendría una vertiente espacial o exterior y una vertiente subjetiva o interior. El autor llama a este proceso "introyección", y supondría el hecho de buscar en uno mismo el verdadero significado de la cultura, como la esencia de la libertad del individuo.
Bibliografía
- Herbert Marcuse (1964). El hombre unidimensional. Ariel. (policopiado).
- Antonio Méndez (2006). Perspectivas sobre comunicación y sociedad. Universitat de València.
Enlaces externos
- listado bibliográfico
- texto completo on-line en marcuse.org
[[1]] Artículo sobre El hombre unidimensional en la edición anglosajona de Wikipedia.
Categorías: Comunicación | Sociología
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