- Estructuralismo (lingüística)
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El movimiento del estructuralismo lingüístico se sitúa a comienzos del siglo XX y constituye los inicios de la lingüística moderna. Su iniciador fue Ferdinand de Saussure con su obra Curso de lingüística general (1916). El Curso de lingüística general fue una obra publicada póstumamente por dos de sus discípulos, quienes se basaron en apuntes de clase de estudiantes que habían escuchado a Saussure durante sus 3 últimos años en la Universidad de Ginebra. El estructuralismo surge como una reacción frente a las investigaciones lingüísticas comparativistas de la gramática comparada, frente a las investigaciones diacrónicas de la gramática histórica y frente a las investigaciones positivistas de los neogramáticos. Este nuevo movimiento propuso una nueva concepción de los hechos del lenguaje, considerándolo como un sistema en el cual los diversos elementos ofrecen entre sí una relación de solidaridad formando una estructura.[1] El estructuralismo fundado por Saussure continuó desarrollándose en Europa por lingüistas posteriores, surgiendo más tarde diversas escuelas estructuralistas, como La Escuela de Ginebra, El Círculo Lingüístico de Praga, y la Escuela de Copenhague.
Contenido
Principales postulados del estructuralismo
El estructuralismo saussureano influyó sobremanera en el desarrollo de la lingüística posterior al punto de que algunos autores hablan de una lingüística anterior y posterior a Saussure.[2] Debido a que el hecho lingüístico es muy complejo, pues intervienen múltiples factores de naturaleza fónica, acústica, fisiológica y de alcance tanto individual como social, la lingüística no se ocupa del lenguaje, que es un fenómeno amplio, sino que su objeto es el estudio de las relaciones entre los elementos que forman parte únicamente del sistema lingüístico, es decir, define su objeto de estudio, la lengua y el habla en sí mismos.[3]
Sincronía y diacronía
Saussure estableció la distinción entre esos dos conceptos. La diacronía atiende a los cambios lingüísticos que se suceden a lo largo del tiempo. La sincronía, en cambio, atiende al estado de una lengua en un momento dado, haciendo abstracción del factor temporal. Un estudio sincrónico de la lengua tiene que tener en cuenta la simultaneidad de los signos lingüísticos dentro de un espacio temporal. En este sentido, el estudio sincrónico se asimilaría a hacer una fotografía de la lengua y estudiarla en su imagen estática, sin tener en cuenta la variabilidad temporal. Entonces, este tipo de estudio proporciona el conocimiento de una lengua en un momento determinado, a partir del cual pueden llevarse a cabo estudios diacrónicos, esto es, estudios que tengan en cuenta su evolución e historia.
Con la idea de la sincronía, se abre la puerta a la consideración de la lengua como conjunto de elementos, cada uno de los cuales mantiene relación con los restantes. Esta idea de sincronía queda refleja en Saussure en su noción de sistema o estructura del lenguaje. Sincronía y diacronía se complementan. Saussure, estableció la relación en el estudio de los signos a partir de dos elementos, los cuales son: Significado y significante.
El signo lingüístico
Lo que el signo lingüístico une es un concepto (significado) y una imagen acústica (significante). Por lo tanto el signo lingüístico es la combinación de ambos. El significante es una representación mental de los sonidos que forman un signo. Lo observamos cuando nos hablamos a nosotros mismos mentalmente. El significado es la representación mental de la realidad, la interpretación del concepto. Los signos no aparecen de forma aislada, sino en relación. Saussure propuso dos tipos:
- Sintagmática: Se da entre dos signos que están copresentes en el discurso.
- Paradigmática: Se establece entre los signos que están presentes y los que están ausentes.
Para Saussure la conexión entre el significado y el significante es arbitraria, es decir, convencional, socialmente construida. Con esto quiere decir que no hay ninguna relación intrínseca entre el sonido (significante) y el concepto (significado). La forma más evidente de comprobarlo es que en distintos idiomas un mismo concepto recibe distintos significantes (ej. árbol/tree). Por lo tanto, la conexión entre significante y significado sería producto de la interacción humana.
Saussure creía que los conceptos son productos mentales y no entidades independientes de la mente. La idea es que percibimos la realidad a través de los conceptos ya que no tenemos acceso a esas entidades independientes, por lo que no se puede asegurar que dos personas tengan el mismo significado en mente al usar un mismo significante. Los ejemplos con colores son muy ilustrativos al respecto. Para Saussure no podemos estar seguros de que estemos viendo la misma tonalidad cuando usamos el significante "rojo". La adquisición de la noción "rojo" también sería producto de la interacción humana, por la cual, por ejemplo, en un momento determinado de nuestra vida a uno le mostrarían una tonalidad y le dirían que aquello es "rojo". En ese momento se produciría la conexión arbitraria entre el significado (la tonalidad) y el significante ("rojo"). Entonces, para Saussure uno puede estar seguro de usar el mismo significante que otra persona ("rojo") pero no de que se esté viendo la misma tonalidad, esto es, teniendo el mismo significado en mente. Según Saussure, la única manera de probar que se tiene el mismo significado sería acudir a las entidades independientes de la mente, y en la medida en que no podemos aislarnos de ella, nuestra percepción de la realidad se ve mediatizada por los conceptos que son constructos mentales.
Todo esto prueba para Saussure que el lenguaje es una institución social. Como en el último ejemplo, los signos adquieren su función y su significado a través de la práctica social y el intercambio humano. Cuando un signo está socialmente establecido adquiere estabilidad, por lo que no cambiaría fácilmente. Aun así, el significado de un signo es más probable que cambie con el contexto, esto es, su uso social. Por ejemplo, en castellano la palabra badulaque es definida por la RAE como (entre otras) «persona necia, inconsistente» (RAE, 2001, tomo 1 p.270). Lo ocurrido fue que en la serie de televisión americana Los Simpsons hay un pequeño supermercado regentado por Apu, un hombre indio. En inglés el supermercado se llama «kwik-e-mart», pero en España dicho supermercado fue llamado «badulaque», la cual no era una palabra muy en uso en ese momento, por lo que mucha gente desconocía su significado. Como en varias ciudades españolas hay pequeños supermercados como el de Apu, abiertos casi siempre y regentados por personas inmigrantes; algunas de las personas que habían oído la palabra «badulaque» en Los Simpsons asimilaron el significado que allí se daba a «badulaque» y empezaron a llamar así a dichos establecimientos; y este sería un ejemplo de cómo el significado puede variar según su uso social, aunque en los diccionarios no se recoja esta definición de «badulaque».
La estructura del lenguaje
Para Saussure y los estructuralistas los signos están interconectados formando la estructura del lenguaje. En su Curso de lingüística general (1916) Saussure defendió que el lenguaje es un sistema formal basado en la diferenciación de los elementos que lo constituyen. Este sistema fue posteriormente llamado «estructura», de aquí que la aproximación general a esta concepción del lenguaje se llame Estructuralismo.
Por lo tanto, la estructura del lenguaje se basa en su diferenciación entre los signos. En el caso de los significantes, la diferenciación consiste en que su sonido o su dibujo (las grafías unidas en cierto orden que forman un significante, ej. calle) son distintos de otros sonidos o dibujos de otros términos de la estructura. Respecto al significado, Saussure decía que era abstraído a partir de la relación entre los conceptos que formaban la estructura del lenguaje. Con ello quería decir que el significado no es algo intrínseco a la palabra, sino algo extrínseco respecto a los otros significados dentro de la estructura. Por ejemplo, tomando de nuevo el significado de "rojo", para Saussure dicho significado se entendería a partir de las relaciones negativas que mantendría con los otros significados del lenguaje. La idea sería que uno sabe qué es "rojo" por contraste, diciendo: no es azul, no es lila etc., pero no sólo con los demás colores sino con todos los significados, ya que en la estructura o sistema del lenguaje cada término (con su significado y significante) está relacionado con todos los demás al mismo tiempo.
Esto significa que la estructura del lenguaje no puede ser concebida de manera atomística, esto es: que sus elementos (los signos) puedan separarse unos de otros. Por eso los estructuralistas defienden la perspectiva holística, esto es: la idea de que las propiedades de un sistema no pueden ser determinadas o explicadas a partir de sus componentes aislados. De aquí que la estructura del lenguaje se base en la relación diferencial entre los términos y que dichos términos no puedan entenderse sin tener en cuenta su interconexión.
Lengua y habla
El estudio de la lengua implica dos partes: una que tiene por objeto la lengua que es social e independiente del individuo y la otra el habla, la parte individual del lenguaje. Ambos objetos están estrechamente ligados: la lengua es necesaria para que el habla sea inteligible y produzca sus efectos, pero el habla es necesaria para que la lengua se establezca. Históricamente el habla precede siempre y hace posible evolucionar a la lengua. Por otra parte aprendemos el acto de habla, escuchando a los demás, escuchando la lengua. En conclusión:
- La lengua es algo que está en cada uno de nosotros, común a todos y situado fuera de la voluntad de los individuos. Siguiendo la estela de Saussure, la lengua corresponde a un sistema de signos, un código que los individuos aprenden y retienen para su posterior uso basado en la interacción y la comunicación.
- El habla es la suma de todo lo que se dice y comprende combinaciones individuales dependiendo de la voluntad de los hablantes. Entonces, el habla sería la recreación individual a partir del código o sistema de signos común a los demás individuos. Se trata de un acto particular, donde el hablante conjunta los signos y las normas que cree necesarios para transmitir el mensaje, tanto si es oral como escrito.
Estructuralismo europeo
Eugenio Coseriu: sistema, norma y habla
Eugenio Coseriu parte de los estudios de Saussure, pero expresa la necesidad de que la lengua y el habla no están tan separados. El habla no es tan individual y existe un paso intermedio entre el habla y la lengua: la norma. La norma implica los usos habituales repetidos en un determinado colectivo. Es decir, tomamos rasgos lingüísticos característicos de nuestro entorno. La norma se clasifica en tres tipos y se manifiestan en la pronunciación, el léxico, la morfosintáctica delatando en la situación común en la que nos encontramos:
- Norma diatópica: Criterio de carácter espacial, los usos lingüísticos normales y habituales en un conjunto geográfico determinado. Guarda relación con la dialectología.
- Norma diastrática: Criterio de carácter social, usos lingüísticos normales y habituales en un conjunto de rasgos sociales en común, como pueden ser la edad, el nivel económico, el sexo etc. Guarda relación con la sociolingüística.
- Norma diafásica: Criterio de carácter contextual, usos lingüísticos normales y habituales que emplean los hablantes en determinadas situaciones comunicativas. Guarda relación con la pragmática.
André Martinet: doble articulación
Otra propuesta dentro del estructuralismo es la de André Martinet. Parte de la idea de que las lenguas están articuladas; los elementos de la lengua se pueden descomponer en una jerarquización de signos. Así sinónimos de "articulación" serían segmentabilidad y analizabilidad. Distinguimos entre la primera articulación y la segunda articulación:
- Primera articulación: analiza los enunciados en monema o morfemas: unidades mínimas con significado y significante. No pueden ser descompuestas en unidades del mismo tipo.
- Segunda articulación: analizan los monemas en fonemas. Los fonemas no comportan significado y sólo tienen significante.
El legado de Saussure y la Escuela de Praga
El Curso de lingüística general (1916) de Saussure influyó a muchos lingüistas entre la primera y la segunda Guerra Mundial. En Estados Unidos, Leonard Bloomfield desarrolló su propia versión del estructuralismo lingüístico, al igual que Louis Hjelmslev en Dinamarca y Alf Sommerfelt en Noruega. En Francia, Antoine Meillet y Émile Benveniste continuarían con el programa de Saussure. Sin embargo, la Escuela de Praga es la más destacada, con miembros como Roman Jakobson o Nikolai Trubetzkoy. Su mayor legado dentro del estructuralismo hace referencia a la fonética. En vez de hacer una lista de los sonidos que aparecen en el lenguaje, la Escuela de Praga estudió cómo estos estaban relacionados. En este sentido, determinaron que el inventario de sonidos de un idioma puede ser analizado en términos de contraste. Por ejemplo, en inglés los sonidos de /p/ y /b/ representan distintos fonemas porque existen casos donde el contraste entre los dos es la única diferencia entre palabras distintas (ej. "pat" y "bat"). Analizar los sonidos en términos de contraste también permite hacer estudios comparativos. Por ejemplo, se puede explicar que la dificultad que tienen los japoneses para diferenciar la /r/ y la /l/ en inglés es debido a que dichos sonidos no se contrastan en japonés. Aunque este tipo de aproximación es hoy muy aceptada en lingüística fue revolucionaria en su tiempo. Desde entonces, la Fonología se convertiría en la base paradigmática para distintos campos de estudio.
Estructuralismo americano
Referencias
- ↑ Fuentes de La Corte, Juan Luis (2004). Gramática Moderna de La Lengua Española. México: Editorial Limusa. ISBN 968-18-2184-X.
- ↑ Fuentes de La Corte, Juan Luis (2004). Gramática Moderna de La Lengua Española. México: Editorial Limusa. ISBN 968-18-2184-X.
- ↑ De Saussure, Ferdinand (1998). Curso de Lingüística General (Duodécima edición). Ed. Fontamara.
Bibliografía
- Curso de lingüística general, Ferdinand De Saussure. 1998, duodécima edición. Ed. Fontamara.
- Maze, J. R. (2001). Social Construccionism, Deconstructionism and Some Requirements of Discourse. Theory & Psychology 11 (3). SAGE Publications
- Borradori, G. (2000). Two versions of contintenal holism: Derrida and structuralism. Philosophy & Social Criticism 26 (4). SAGE Publications
- Real Academia Española (2001). Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe
Enlaces exteriores
- The Structuralist Era
- The poet who could smell vowels: an article in the The Times Literary Supplement by John E. Joseph, November 14, 2007
- Original texts and resources, published by Texto,
- Hearing Heidegger and Saussure by Elmer G. Wiens.
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