- Federico Baraibar y Zumárraga
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Federico Baraibar y Zumárraga
Don Federico Baraibar y Zumárraga nació en 1851, en Vitoria, y en la misma ciudad, en su Universidad Libre, hizo sus estudios de licenciatura y Doctorado en Filosofía y Letras, adquiriendo el primero de dichos grados en 1871, cuando ya poseía el de Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, donde hizo igualmente los estudios del Doctorado de esta carrera. Fue profesor interino de la Universidad Vitoriana desde 1871 y ganó por oposición la cátedra de Latin del Instituto de Vitoria en 1876.
En el entonces naciente Ateneo de Vitoria dio sus primeras conferencias sobre la España romana en 1870 y, elegido secretario de la Sección de Letras el mismo año, aparece su nombre constantemente desde el siguiente en la Revista «El Ateneo».
Su primer libro fue "Comedias Escogidas de Aristófanes", traducidas del griego por el propio Federico Baraibar.
Como arqueólogo figura entre los iniciadores de los estudios prehistóricos en Álava, siendo el primero que dio á conocer el dólmen de Arrizala, el 25 de agosto de 1879 en el diario bilbaíno Irurac-bat. Un trabajo de esta materia en general es el publicado por Baraibar en Euskal-Erria (1881), «Los Dólme-nes alaveses».
Más importante es el relacionado con la arqueología romana y titulado «Discurso leído por don Federico Baraibar y Zumárraga el día 9 de noviembre de 1882 en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Vitoria, con motivo de la apertura de sus cátedras Vitoria. Iturbe, 1883»; 38 págs 4.º, y un mapa. Se publicó también en el tomo 9.º de «El Ateneo» (1883). Es una disertación eruditísima; versa principalmente sobre las antigüedad de Iruña, resume los trabajos de arqueología romana en Alava y sobre ellos y ayudado por su gran conocimiento de textos clásicos hace revivir el estado de Alava en tal época. Acompañan al discurso preciosas notas bibliográficas, epigráficas, numismáticas y lingüísticas, éstas referentes á las lenguas euskera y céltica pues el autor se inclina por la opinión de que el primer sedimento étnico del occidente de Alava (Caristia y Autrigonía) es céltico.
El investigador alavés no abandonó nunca estos estudios. Nombrado C. de la Academia de la Historia en 1883, se le encargó la reproducción de las inscripciones irunienses en calcos; en 1886 ya estaban en la Academia («Boletín» tomo IX, pág. 258), y en 1887 («Bol. t. X p. 402-8) hay un artículo de «Epigrafía romana» en el que Fita estudia dichas inscripciones siguiendo los informes de Baraibar. Hagamos sobria mención de los trabajos análogos de éste. En el mencionado «Boletín»: «Inscripciones romanas cerca del Ebro en las provincias de Alava y Burgos», 1883 (tomo 14, p. 67 - 72); «Estatua de mujer descubierta en las ruinas de Iruña, con una fotografía enviada por F. Baraibar: 1890 (t. 15, p. 600 - 601)». Lápidas romanas inéditas de Marañón, Pancorbo, San Martín de Gabarín y Luzcando, en las provincias de Navarra, Burgos y Alava: 1895 (t. 26). «Lápidas romanas de Tricio» 1906 (t. 48). «Lápidas de Puebla de Arganzón y Laguardia 1914 (t. 64). En Euskal-Erria: «Alava durante la dominación romana» (Referencia del trabajo de «El Ateneo en 1883: t. 8.º. «Antigüedades de Iruña» ts. 9.º y 14. «Arqueología alavesa, Asa»: t. 21. «Lápidas romanas inéditas en Navarra y Alava»: t. 32.
De epigrafía latino-cristiana principalmente (aunque también se menciona una inscripción pagana y no faltan consideraciones históricas y filológicas) trata el folleto «Federico Baraibar»—Epigrafía Armentiense. Informe publicado en el «Boletín de la Real Academia de la Historia», octubre de 1906. Madrid, 1906 28 páginas. No solamente en el aspecto epigráfico, sino en el artístico estudió Baraibar la basílica de Armentia, aunque en este último nada dejó publicado. Esto nos conduce hacia otra serie de trabajos del arqueólogo alavés menos conocidos de lo que merecen: los que se refieren al arte cristiano en Alava, especialmente al arte románico.
Sólo una publicación, aunque ciertamente primorosa, podemos mencionar en este sentido. «Federico Baraibar-Rincones artísticos. Madrid. Rodríguez (s. a.)» 20 páginas folio, con 17 grabados. Versa sobre dos templos románicos de Alava (rigurosamente, uno de ellos se halla en territorio de Treviño, jurisdicción burgalesa) y se publicó en 1914. Sobre esta obra es digna de verse la crítica que hace Fr. F. de Mendoza en Euskalerriaren alde (1915, p. 129), pues en ella hay referencias de trabajos inéditos de don Federico en Valdegobia (Tuesta), que ni siquiera figuran en la obra inédita que citamos á continuación.
Es este un manuscrito copioso, á pesar de su sobriedad, titulado «Inventiario del Románico en Alava. A la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Federico Baraibar. Vitoria. 19 de noviembre de 1911». Hemos tenido ocasión de ver una copia de este ms. en la que se mencionan las 167 fotografías (más una. no numerada en el índice, pero citada en el texto del pueblo de Yurre), que con el original se conservan en la Academia desde la indicada fecha. No es. preciso insistir en la importancia de esta obra, pues basta con decir que la ciencia arqueológica española (Baraibar cita un texto de 1903), negaba la existencia de más de dos monumentos románicos en «todas las provincias vascas». No hemos de ocultar que este valioso trabajo fue desflorado, merced á la excesiva amabilidad y absoluto interés de don Federico, en el Catálogo oficial de los monumentos de Alava (Madrid. 1915), que el Estado encargó á Cristóbal de Castro. Este libro se reduce á la inserción de los clichés facilitados por Baraibar, acompañados de un comentario frecuentemente disparatado (1). Sin embargo, en el Inventario de Baraibar figuran quince localidades en las que nada catalogó Castro y en los citados por ambos la documentación gráfica del primero duplica la del segundo y la literaria no admite comparación. Si la Academia de Bellas Artes no se decidiese á publicar inmediatamente esta obra, debería ser objeto de un interés especial por parte de nuestra Sociedad de Estudios Vascos.
El trabajo sobre el románico no es completo, naturalmente, pero es de los que hacen base y estimulan á coronar una gran empresa científica. El propio autor señala en su ms. varias localidades donde se debe continuar el Inventario, é intentó completarlo, no sólo en el citado punto de Valdegobia, sino en otras difíciles excursiones que hizo ó hubiera hecho, si no lo hubiera impedido la muerte.
Un principio de síntesis de todos estos trabajos lo constituye el «Museo Incipiente. Suplemento á la Memoria del curso de 1911 á 1912 en el Instituto General y Técnico de Vitoria. Madrid. Fortanet, 1912»; 20 páginas con grabados.
Al mismo tiempo que recorría infatigable todos los rincones alaveses, para avivar con la publicidad el esplendor de sus escondidos tesoros artísticos, realizaba otra labor no menos meritoria: estudiaba el habla popular tan directa y continuamente como acaso ningún filólogo lo haya hecho.
Fruto maduro de este estudio es el «Vocabulario de palabras usadas en Alava y no incluidas en el Diccionario de la Real Academia Española (Décimo-tercia edición) ó que lo están en otras acepciones ó como anticuadas. Madrid. Ratés. 1903»; 328 páginas. Baraibar puso al servicio de esta obra todo su espíritu y voluntad, educados en las disciplinas clásicas, en los estudios medioevales y en el amor al país. Sabido es que la mayoría de las palabras castellano-alavesas son de origen euskaro, pero además aparecen estudiadas en relación con los textos romances de aquella época en que Castilla era menor que Navarra, Alava se extendía hasta Pancorbo y el euskera se hablaba—si hemos de creer á Rozmitala—más allá de Villarcayo. De aquí resulta que hay voces alavesas tan euskeras como bildur que aparecen en Gonzalo de Berceo; otras como la del eusk. sein-zai, al cenzay, burgalés cinzaya (V. G. de Diego, «Rev. Fil. Esp.» 1916); en cambio Baraibar considera á veces al alavés como receptáculo de arcaísmos, usados por el Arcipreste de Hita y conservados también en vascuence (tresna); ó contribuye á la mejor lectura del Poema del Cid (landa); ó presenta casos de fonética interlingual, como el alavés lande (bellota) de glande, con arreglo á un proceso característico del euskera (Cfr. lore de florem, landara de planta, lanketu de placet, etc.) Las notas folk-lóricas, de costumbres y cantos (puyerre, biriqui), las histórico-geográficas y toponímicas (zuyano, durangués) son también muy curiosas y oportunas. En una palabra, la erudición fluye espontánea, multiforme y siempre ajustada al tema. El estilo claro y ático empañado de esprit moderno y de jugoso casticismo local, hace aún más amable la obra para los especialístas y amateurs.
Esta última condición resalta en la titulada «Palabras alavesas. Discurso leído en Bilbao el 28 de abril de 1905 ante la Colonia Alavesa de Vizcaya por don Federico Raraibar y Zumárraga. Bilbao. Impr. C. de Misericordia, 1905»; 20 páginas — X, 16º. Esta obrita es bastante rara; por lo demás en el Índice de Palabras que la acompaña no hay nada nuevo respecto de la de 1903.
Mayor carácter científico tiene la siguiente: (Palabras alavesas cuyas correspondientes etimológicas vascas no figuran en los diccionarios euskéricos. Por Federico Baraibar y Zumárraga. (Extracto de la «Revista Internacional de Estudios Vascos ») Paris. Geuthner, 1907»; 38 páginas. Consta de 106 voces, de las cuales 28 no figuran en la obra de 1903, y en las restantes abundan nuevos datos y consideraciones. Es de notar la parsimonia con que Baraibar utiliza la etimología euskera. Así en la obra de 1903 hay voces como nastar (mezclar) y otana, cuya relación con naste y ogi es indudable, á las que se asigna un origen latino.
Una cuarta obra sobre este mismo asunto «Federico Baraibar. Nombres vulgares de animales y plantas usados en Alava y no incluidos en el Diccionario de la Real Academia Española (Decimotercia edición) (Publicado en el «Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural», junio de 1908) Madrid, Fortanet. 1908»; 24 págs. Figuran entre las palabras de esta obra 59 no citadas en 1903, de las cuales 52 tampoco se mencionan en 1907, siendo, por tanto, completamente nuevas.
Lo mismo que antes indicamos sobre los trabajos de arqueología románica repetimos sobre esta obra de filología alavesa: que es susceptible de rectificación y complemento-á los que en modesta proporción pensamos contribuir-iniciados ya por Baraibar en «Suplemento al Vocabulario de palabras usadas en Alava (Sección)». «Ateneo, 1917 n.º 46 (Cinco palabras no cita. das en 1903, una de ellas lo es en 1907) y «Gasabi» (REV. I. DE E. V. 1918).
Además existe refundición de todos estos trabajos y de gran copia de otros datos de un manuscrito residente en la Academia Española del que solo hemos podido ver copia del Índice de Vocablos. Figuran en este 2.920 o sea 1398 más que en 1903 y como lo publicado posteriormente solo comprende en resumen 85 papeletas nuevas, resulta que en el ms. inédito hay 1313 voces alavesas absolutamente desconocidas. Consideremos que las restantes han podido sufrir una revisión contrastándolas con obras recientes como el gran Diccionario de Azkue (1905-6) y la Gramática y Vocabulario de Berceo por Lanchetas (1906) y se comprenderá la utilidad que reportaría la publicación de esa obra.
Constituida en 1915 la Comisión de Toponimia Vasca, formo parte de ella el polígrafo alavés y en las «Indicaciones Elementales» (Bilbao 1916) que aquella publicó hay notas en las que se trasluce el estilo inconfundible de don Federico. Remitió además varios cientos ó miles de papeletas, que no hemos podido ver y deben estar ahora en poder de Euzkaltzaindi; referíanse en gran parte al territorio de Treviño. Otra serie de papeletas de toponimia histórica la publicó «Ateneo» 1919.
Es preciso también mencionar las delicadas «Traducciones del hebreo, griego, latín, euskaro... Vitoria Egaña 1886». En ellas se presenta el erudito como literato y además de un elogio afectivo del euskaro, inserta una traducción de Salaberri, publicada en Euskal-Erria t. XV. Entre las notas de este librito hay una en que, á propósito de estribillos populares, se cita el famoso de lelo con este caracter (más tarde confirmado) aunque Baraibar acaba por conformarse con otra interpretación, más trascedental de Sánchez Calvo.
De otra prueba de amor al euskera daremos noticia copiando unas líneas de una conferencia del Sr. Suso (Vitoria. 1919, página 48) en las que, refiriéndose a la actuación de Baraibar como Presidente de la Diputación, se recogen varias notas culturales: «Baraibar, que antes de sentarse en la poltrona presidencial, había adquirido entre los humanistas é intelectuales autoridad más respetada que en la prensa local, insaciada de zaherirle, hizo un presidente de cuerpo entero y de su época son... el arreglo escolar de 1913, merced al cual no están cerrada las escuelas alavesas, la catalogación y arreglo de la Biblioteca Provincial del Instituto, la instalación de fuerza eléctrica en el Modelo, los concursos y exposiciones agrícolas, en uno de los cuales habló en vascuence por primera vez en la historia escrita de Alava un presidente de su Corporación.» El discurso integro, que contiene además un inspirado elogio del euskera, está publicado en la Revista del Sindicato Agrícola Alavés, Vitoria. n.º 34 (1911, Agosto) y del texto euskaro se hizo una tirada aparte en hoja suelta encabezada con la frase «Aramayoar maiteak».
Finalmente citaremos otro discurso de «Federico Baraibar y Zumárraga. En el Homenaje al Maestro Goicoechea... Vitoria Sar. 1916» 16 págs.
En la actualidad, en Vitoria existe el Instituto de Educación Secundaria Federico Baraibar, emplazado en la calle Nieves Cano, así como la calle Federico Baraibar en el barrio de Santa Lucía.
Referencias
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