- Ganadería de toros de lidia Roberto Puga
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Roberto Puga Castro, nacido en el Perú el 27 de junio de 1953, es el hijo menor de Rafael Puga Estrada, quien fuera destacado político y ganadero de La Pauca, prestigiosa ganadería de lidia que fundó en 1949 y que llegó a ser la más grande del mundo, antes de su completa destrucción por causa de la reforma agraria impulsada durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado.
Heredero de esa vocación ganadera, inmediatamente luego de que se restableció el sistema democrático en el Perú, Roberto Puga Castro adquirió tierras y algo del poco ganado de lidia que aún quedaba en manos de las cooperativas, y fundó su ganadería en 1981 en la finca Camponuevo, a 150 kilómetros al norte de Lima.
Poco tiempo demoró en desilusionarse de este ganado, que ya estaba en total decadencia por la nula selección en manos ignorantes, por lo que deshaciéndose totalmente de él viajó a España para adquirir vacas y sementales de los más afamados hierros. Luego de permanecer por un largo tiempo seleccionado en el campo su nuevo pie de cría, en el mes de octubre de 1986 importó al Perú un escogido lote de 25 vacas preñadas y sus rastras con el semental 80 Esmerado de Jandilla, de los herederos de Juan Pedro Domecq Diez, y de 25 vacas preñadas y sus rastras de Torrestrella de Álvaro Domecq Diez. A este lote se agregó el semental 101 Buenarraza de Torrestrella , que había sido indultado en la limeña Plaza de Toros de Acho en 1983 y que el ganadero Puga ya había adquirido ese año.
La importación de estas reses constituyó la primera realizada al Perú después de un lapso de 27 años, y con ella se puede decir que trajo la simiente de lo que es la moderna ganadería peruana de toros de lidia.
Empeñado en consolidar en calidad y número su ganadería, el ganadero Puga viajó en varias oportunidades a España, entre 1988 y 1993, para traer pajillas de semen de probados sementales de ambas ganaderías matrices, consiguiendo producir y seleccionar a nuevos sementales y vacas madres, dentro del estilo y hechuras de su propio gusto, respetando siempre las características de su origen Domecq.
Los frutos de esta estricta y lenta selección se empezaron a ver en las ferias más importantes del Perú, y en Lima principalmente, a donde viene lidiando corridas y novilladas con éxito.
Entre los muchos toros indultados son de resaltar el #75 Barbacana, el #1 Perdiguero, el #49 Barbalimpia y el #73 Pesetero, algunos actualmente sementales en la ganadería. Igualmente recordar a toros que han protagonizado memorables faenas en la Plaza de Toros de Acho, como son el #52 Previsor, al que le cortó 2 orejas el Niño de la Capea en 1993, el #81 Bodeguero al que Finito de Córdoba le cortó dos orejas el 2000. En la Temporada 2003 el toro #37 Rompetelas al que El Fandi le cortó las dos orejas, el #81 Vencedor con el que se presentó en Lima y triunfó Sebastián Castella, ganando el Escapulario de Oro y el #21 Victorioso al que Cesar Jiménez le cortó las dos orejas, obteniendo el Escapulario de Plata al mejor toro de ese año. En la Temporada 2004 los toros #56 Irritado y #60 Puntero a los que Miguel Angel Perera les hizo faenas de dos orejas que le valieron para ganar el Escapulario de Oro , siendo este último toro premiado con el Escapulario de Plata. En la Temporada 2005 sobresalieron los toros #85 Artista al que El Juli le cortó las dos orejas , faena con la que obtuvo el Escapulario de Oro; y los toros #57 Altanero y #73 Previsor, premiados con el Escapulario de Plata y el trofeo al toro más bravo que otorga la Asociación de Peñas Taurinas del Perú, respectivamente. En el 2008 la ganadería volvió con un gran triunfo, siendo indultado "Victorioso", sexto toro de última de abono, marcado con el número 52. El indulto se dio en manos del distro Sebastián Castella, quien cortó las dos orejas simbólicas.
Los éxitos obtenidos por esta ganadería la han convertido en una de las más afamadas en América, siendo la base de las corrida de toros y novilladas de la tradicional Feria del Señor de los Milagros, en Lima.
El ganadero Roberto Puga, consciente de la necesidad de restablecer totalmente a la cabaña de bravo en el Perú, ha tenido siempre la política de vender y prestar reproductores a otros ganaderos, por lo que se puede afirmar con certeza que todas las actuales ganaderías que triunfan en este país tienen su base o han sido encastadas con reproductores de este hierro, al que desde 1981 ya se puede considerar como la ganadería fundacional de esta nueva época ganadera peruana.
Desde el año 1995 las reses de este hierro pastan en los extensos potreros de la Hacienda Montegrande, en el distrito de Salas del norteño departamento de Lambayeque. Consta la ganadería de vacas de vientre y sementales, predominando los pelos colorado, negro y burraco, típicos de su origen.
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