- Germán Taibo González
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Germán Taibo González
Germán Taibo González es un pintor español. Nació en La Coruña en 1889 y murió en París en 1919.
No posee este gran artista el reconocimiento que merece ni la monografía que inexcusablemente debe dedicársele, puesto que se trata de un pintor de extraordinarias facultades, dibujante magnífico y colorista excepcional, cuya corta existencia no le permitió cuajar la obra a la que sin duda estaba destinado.
José Luis Bugallal precisó las circunstancias exactas de su nacimiento, inicialmente equivocadas. Su familia emigra a Argentina cuando el futuro pintor tiene muy pocos años. De todas maneras, el niño Germán Taibo pudo corretear por las calles coruñesas con otro chiquillo, un poco mayor que él y pintor precoz, llamado Pablo Ruiz Picasso, con quien probablemente volvió a encontrarse en el París de los primeros años del presente siglo, a donde Taibo se trasladó por gentileza de una dama argentina de origen francés, cuya identidad desconocemos, y que apreció las condiciones de artista del muchacho emigrante.
Taibo, en París, asiste a la famosa Academia Julien, en la que eran precisos duros ejercicios para entrar, porque la demanda de plazas superaba ampliamente a la oferta. Según Alejandro Barreiro, periodista y crítico de arte herculino en los comienzos del siglo, que debió tratar personalmente al artista, Taibo estuvo junto a Julien seis o siete años. Cuando apenas es mayor de edad, el gallego se independiza y comienza a hacer retratos y desnudos de elegancia extraordinaria para los que es modelo Simone Nafleux, compañera de su vida y cuya fidelidad al pintor continuará después de la prematura muerte de Taibo.
El pintor regresa a su ciudad natal en 1908, aunque su familia continúa en Suramérica. Permanece algún tiempo, y en 1912 envía obra para la exposición de arte gallego que acoge la urbe herculina.
De los primeros años parisinos es un autorretrato que posee el Ayuntamiento de La Coruña, donde, con modos de Manet, se representa con un aire romántico de mirada nostálgica, elegante y hasta dandy, como realmente debía ser el mundano gallego, que sin duda se ambientó muy bien en París, puesto que en el Salón de los Campos Elíseos de 1913 consigue la segunda medalla.
En 1916 realiza una exposición en Madrid que obtiene un rotundo éxito de crítica. Taibo recorre Francia en busca de temas para sus paisajes, y conoce desde Bretaña a la Costa Azul.
En 1918, huyendo de la gripe epidémica que causa numerosas víctimas, Taibo abandona París y vuelve a La Coruña con Simone y la hija de ambos. Trae su pintura impresionista y sus desnudos elegantes, probablemente considerados muy atrevidos para su época, aunque sean mucho más discretos que la Olimpia de Manet; parte de los cuales quedarán definitivamente, como muestra de su talento en el futuro museo local.
Ha concluido la gran guerra pero no la epidemia de gripe. Taibo regresa a París a finales de 1918. Cuando acaba de cumplir los treinta años fallece, víctima de la enfermedad citada, el 14 de febrero de 1919, en su casa de la calle Moulin Vert, tan glosada en la literatura. Su padre, que ha acudido junto al lecho de su hijo, presidirá el cortejo fúnebre del malogrado pintor.
La obra que se inventaría en el estudio del artista cruza ese mismo año el Atlántico para figurar, con todos los honores, en la Exposición de Arte Gallego de Buenos Aires. El padre de Taibo ofrece a La Coruña algunos cuadros de su hijo, y tras cuatro sesiones del concejo y en obligaciones de empréstito, los adquiere por 40.000 pesetas.
La obra de Taibo, muy dispersa, está en museos de Galicia y de Francia y Suramérica. Actualmente es uno de los nombres más buscados por los coleccionistas, puesto que se considera imprescindible en la etapa que une el folklorismo con las nuevas tendencias.
Como artista, Taibo estaba excepcionalmente dotado. Dibujante firme de largo ejercicio académico, sus desnudos, de difíciles escorzos muy bien resueltos, están dichos con una materia aquilatada, de muy buen oficio y en modos postimpresionistas que lo acercan ya al modernismo de transición hacia «ismos», más avanzados, en los que no llegó a participar probablemente porque no los sentía, pese a que cuando fallece ya se ha producido la revolución picassiana del cubismo y buena parte de la obra de Juan Gris y Modigliani.
En el paisaje se comporta como un impresionista ortodoxo, si así puede hablarse. Mancha gruesa, toque de pincel nervioso, pasión por la luz. Algún ejemplo de las cosas francesas, que guarda el Museo de A Coruña, confirma su capacidad de construir directamente con el color, con soltura sorprendente, siempre con una paleta caliente, en carmines, azules, ocres y amarillos.
No hay parentela posible entre este gallego afrancesado, en el mejor sentido plástico del término, y los artistas de su época en Galicia.
Bibliografía
- Bugallal, José Luis: Exposición Germán Taibo. La Coruña, 1947.
- Barreiro, Alejandro: Del arte gallego. La Coruña, 1917.
- VV. AA.: Un siglo de pintura gallega, 1880/1980. Buenos Aires, Museo Nacional de Bellas Artes, 1984.
- Pablos, Francisco: Plástica gallega. Vigo, Caja de Ahorros Municipal de Vigo, 1981.
- Pablos, Francisco: Pintores gallegos del Novecientos. La Coruña, Fundación Barrié de la Maza, 1981.
Obras del autor
Obras del autor pertenecientes a la Colección Caixanova
Categorías: Nacidos en 1889 | Pintores de Galicia | Fallecidos en 1919
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