- Imperio tibetano
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El Imperio tibetano existió entre 629 y 841. Su primer emperador fue Songtsen Gampo, quien es considerado un ancestro de Gengis Kan. El imperio se extendía desde Mongolia hasta el golfo de Bengala y era paso obligado de las caravanas de la famosa Ruta de la seda.
El Imperio llegó a ser más poderoso que China y mantuvo buenas relaciones con esta. Sin embargo, las relaciones con el Imperio sasánida dejaron mucho que desear. En 841 una rebelión mongola acabó con el Imperio, y el último emperador, Langdarma, fue ejecutado.
La vida en el Imperio
El Imperio tibetano era gobernado por una monarquía parlamentaria. El emperador debía rendir cuentas de sus obras a los altos sacerdotes. Los tibetanos se dedicaban al cultivo de cebada y arroz, pero muchos sobrevivieron en China, dedicándose al comercio. En contraste con Japón y Corea, Tíbet no se vio influenciado por la cultura china. Fue el primer país del mundo antiguo en establecer escuelas públicas, en las que se enseñaba a leer y escribir en tibetano y chino. También se les enseñaba religión y artes militares.
Los terrenos de cultivo no eran propiedad del estado, sino de la persona o personas que los trabajaban. Esto permitió una gran armonía entre el pueblo y el Estado. También estaba prohibida la pena de muerte.
Religión
La religión oficial del imperio fue el taoísmo hasta 738, cuando el emperador Trisong Gampo adoptó el lamaísmo, promovido por sacerdotes indios.
Durante la era de los principados se creyó en la existencia de una diosa madre, Odrub, que regía en todos los aspectos de la vida de los tibetanos. La casta teocrática tuvo gran influencia en el gobierno tibetano, y estaba formada, en su mayoría, por sacerdotes chinos.
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