Impuesto de solidaridad intelectual

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El impuesto de solidaridad intelectual es un impuesto en virtud del cual los personajes cuya fuente de ingresos fuera su mera repercusión mediática y tuvieran una saneada situación económica eran gravadas en al menos un 15% adicional de sus ingresos a fin de destinar lo recaudado a investigación y desarrollo en concordancia con imposición de responsabilidad social. También serían gravadas de manera adicional ciertas transacciones, como por ejemplo el fichaje de deportistas.

Para su aplicación cobra importancia la aplicación de tasas moderadas y pactadas entre diversos países, a fin de evitar la fuga de capitales.

Motivaciones

Su argumentación se centra en el hecho de que dichas personas se benefician de la mera repercusión mediática sin aportar a la sociedad, lo cual se considera insuficiente, tomando la obligación de acarrear, en virtud de la tendencia que favorece la responsabilidad social de las empresas, en concordancia con los elevados ingresos que adquiere.

Otra vertiente parte de la idea de que su actividad no colabora el progreso de la humanidad, y a partir de un principio que afirma que que todos los seres humanos están obligados a contribuir en mayor o menor medida a éste, deben dedicar parte de su activo financiero a este fin.

Críticas

Este argumento, marcado por una visión utilitarista, es criticado desde diversos frentes: Por un lado porque se duda si efectivamente el sujeto no realiza un aporte social con su actividad ya que paradójicamente está generando beneficios económicos como contraprestación, por lo que es probable algún tipo de valor esté generando, independientemente de juicios de moralidad y juicios de valor.

Por otro lado desde el existencialismo se cuestiona hasta que punto el ser humano tiene realmente la obligación y el deber de contribuir a dicho progreso por el mero hecho de existir.

Desde otro frente se considera una medida propia del despotismo ilustrado con el pueblo llano ya que considera que la muchedumbre es incapaz de valerse por sí misma y dedica sus ingresos a cuestiones banales que no merecen ser retribuidas.

Por último se pregunta si resulta necesaria una redistribución de la riqueza para fomentar un progreso positivo que vaya en el sentido que dicta los convencionalismos de la sociedad, que consideran que el nivel de vida mejora si se invierte en Ciencia y Medicina (utilitarismo), en vez de utilizarlo para otras cuestiones como el Arte o la Música (humanismo) o incluso el mero entretenimiento banal.

Véase también

• Responsabilidad social empresarial
• Responsabilidad social
• Banca social