- Historia del anarquismo
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Muchos libertarios han manifestado que realmente las ideas anarquistas han estado desde siempre presentes en la humanidad,[1] [2] de ahí que a veces se mencione la expresión anarquismo moderno para nombrar a las teorías que se desarrollan en el siglo XIX. La base anarquista en la política moderna proviene de muy variadas fuentes y criterios, pero esencialmente el anarquismo es una ideología filosóficamente individualista-racionalista y asociativista, correspondiente a la edad contemporánea.
Fuera de esos criterios es discutible o anecdótico hablar de anarquismo propiamente dicho.
Contenido
Precursores del anarquismo
En el período anterior a la historia escrita, en las formas más primitivas de organización, la sociedad humana vivía principalmente en enormes grupos familiares (aunque una familia, ya sea patriarcal o matriarcal, ya supondría una forma de jerarquía). De este modo, allí no existía un Estado, pequeña acumulación de la riqueza o división del trabajo, ni tampoco leyes o reglas decretadas. Esto supondría un primitivo estado de anarquía.
Algunos anarquistas tienen al Taoísmo, el cual se desarrolló en la antigua China, como una fuente de actitudes anarquistas, aunque posteriormente, ya a fines del siglo XIX y luego en el siglo XX, los Taoístas adoptaron al Marxismo como ideología política, ya que esta concuerda en muchos aspectos de la filosofía del Tao. Ejemplo de esto es el hecho de que el Principio de la Mutación Perpetua de Lao-Tsé se asemeja en muchos ámbitos a la Teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky, y tal es así que los grupos revolucionarios I Ho Chuan ("Boxers") taoístas que se revelaron contra la emperatriz Xi Yi, utilizaban las enseñanzas de Marx en sus luchas contra el régimen imperial y contra el imperialismo británico. Similarmente, las tendencias anarquistas pueden ser trazadas a filósofos de la antigua Grecia, tal como Zenón, el fundador del Estoicismo, y Aristippus, quien dijo que el sabio no debería rendir su libertad al Estado.
Movimientos posteriores, tal como Streghería en el siglo XIV, el Libre Espíritu en la Edad Media, los anabaptistas del siglo XVI en Europa, los levellers, los diggers y los protestantes inconformistas también expusieron ideas que han sido relacionadas con los anarquistas convirtiéndos en precursores precursores religiosos de estos. Además es de notar que en muchas de las estructuras tribales y las prácticas de resistencia de los amerindios, de tribus africanas, maoríes, etc. se ha percibido cierta compatibilidad con la práctica libertaria. Los gremios artesanales europeos de la edad media también son considerados a menudo precursores de la tendencia en cuestión.
Antigua Grecia
El primer uso conocido de la palabra "anarquía" aparece en la obra Los siete contra Tebas (467 a. C.) de Esquilo. Allí, Antígona rechaza abiertamente aceptar el decreto de los gobernantes de dejar al cuerpo de su hermano Polyneices sin enterrar, como castigo por su participación en el ataque a Tebas, diciendo que "Incluso si nadie más estuviese deseoso de compartir el entierro de él, yo lo enterraré sola y tomaré el riesgo que significa enterrar a mi propio hermano. Ni estoy yo avergonzada de actuar desafiante en oposición a los gobernadores de la ciudad (ejous apiston ténd anarjían polei)".
La antigua Grecia también vio el primer ejemplo de anarquismo occidental como un ideal filosófico, en las ideas del filósofo Zenón de Citio, quien —de acuerdo con Piotr Kropotkin— fue "el mejor exponente de la filosofía anarquista en la antigua Grecia". Resumido por Kropotkin, Zenón "repudiaba la omnipotencia del Estado, su intervención y regimiento, y proclamó la soberanía de la ley moral del individuo".
Dentro de la filosofía griega, la visión de Zenón de una comunidad libre sin gobierno es opuesta a la utopía de Estado de Platón (expuesta en La república). Zenón argumentaba que aunque el instinto necesario de la propia conservación conlleva al humano al egoísmo, la naturaleza ha suministrado un remedio para este mal por medio de otro instinto: la sociabilidad. Como algunos anarquistas modernos, Zenón creía que si las personas seguían sus instintos, no necesitarían de leyes, cortes de justicia, policía, dinero, templos ni actos de fe. El pensamiento de Zenón nos ha llegado sólo por pequeñas citas.
En el conjunto de concepciones filosóficas de Sócrates, Heráclito, Demócrito, Epicuro, Epicteto, Diógenes, Platón, Aristóteles aparecen ideas sobre el hombre, la vida, las pasiones, la sociedad, en las que hay atisbos de crítica común a lo que más tarde debía ser pensamiento anarquista.
Europa del Renacimiento
Los anabaptistas del siglo XVI en Europa son a veces considerados como los precursores religiosos del anarquismo moderno. Bertrand Russell, en su Historia de la filosofía occidental, escribe que los anabaptistas "repudiaban toda ley, dado que ellos sostenían que el hombre bueno será guiado en cada situación por el Sagrado Espíritu... desde esta premisa llegaron al comunismo".
La novela Q suministró un retrato de este movimiento y su revolucionaria ideología. En 1548 Étienne de La Boétie escribió Las políticas de la obediencia: el discurso de la servidumbre voluntaria, un ensayo que exploró la pregunta de por qué las personas obedecían las reglas.
Otro precursor del anarquismo moderno es Gerrard Winstanley, de Los Diggers, quien publicó un panfleto llamando por la propiedad comunal y social y una organización económica forjada a partir de pequeñas comunidades agrícolas en el siglo XVII.
Rabelais, Montaigne, Restif de la Bretonne aportaron ideas más concretas. El Haz lo que quieras rabelesiano, inscrito en el pórtico de la abadía de Thelème, es todo un poema y todo un programa.
En obras literarias del Renacimiento italiano, y sobre todo en las personas de algunos de sus hombres —Vanini, Leonardo da Vinci, Giordano Bruno; y en España: Miguel Servet, Luis Vives, San Juan de la Cruz— se muestran las aspiraciones a la libertad, la concepción de un hombre en plena posesión de sus derechos individuales.
Historia del anarquismo moderno
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La base del pensamiento anarquista en la filosofía política moderna proviene de muy variados criterios acerca de cómo debería ser una sociedad sin ninguna autoridad impuesta. Está, en primer lugar, el humanismo del siglo XVI y el derecho humano de resistencia a la opresión, consecuencia de todos los demás derechos, que apareció en la Constitución jacobina de 1793, y que ha sido interminablemente debatido desde entonces.
Las raíces filosóficas del anarquismo moderno se hunden en el Renacimiento y la Ilustración. En el Renacimiento, con ocasión de la Reforma se desarrollaron las bases de libre examen y el pensamiento crítico, [3] además de surgir el humanismo con características como el antropocentrismo frente al teocentrismo de la época anterior, el pacifismo y el optimismo. Con la Ilustración, llegarán los conceptos del racionalismo y el idealismo, así como la búsqueda de un sistema social y político basado en las ideas de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
En los años II, III y IV de la Revolución francesa, se escribe y se pronuncia por primera vez la palabra "anarquistas", como sinónimo de hombres con un pensamiento social y político revolucionario. El grupo de "Les Égaux" (Los Iguales) de François Noël Babeuf y sus amigos, fueron calificados de "anarquistas".
Anticipando el desarrollo del anarquismo en otros campos que superan lo ideológico, y como respuesta al excesivo racionalismo y a la misma Ilustración, surge el Romanticismo en el siglo a finales del siglo XVIII enfocándose en la subversión cultural y el regeso a la imaginación como facultad primordial del ser humano que lo lleva a destruir todas las demás cadenas. El desarrollo del socialismo utópico y el entorno filosófico de los primeros teóricos anarquistas propiamente modernos está influenciado por los románticos.
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX surgió la corriente de pensadores conocida como los socialistas utópicos, que sostenía que si se dejaba que los individuos realizaren libremente sus inclinaciones naturales, se organizarían espontáneamente en forma armoniosa. Los socialistas utópicos pensaban que era posible transformar la sociedad a través de la educación y el convencimiento, así como formas radicalizadas del liberalismo por su énfasis en las libertades civiles han sido considerados precursores del anarquismo moderno.
De toda esa serie de elementos se deriva el postulado anarquista de que los medios han de ser concordantes con los fines, de tal manera que a la anarquía no puede llegar a través de la autoridad.[4] Para ello, es central a la idea anarquista de la asociación voluntaria. El anarquismo se ha caracterizado por identificar los medios como similares a los fines (ética de acción, política prefigurativa); por empezar desde la pequeña escala (lo particular, lo local, etc.); por tratar de integrar la libertad individual a todos los aspectos de la vida humana, no sólo lo político y económico (ej. la educación).
En 1793, William Godwin publicó Una pregunta acerca de la justicia política, en el cual presentaba su visión de una sociedad libre además de una crítica del gobierno. Algunos consideran este texto como el primer tratado anarquista, llamando a Godwin el fundador del anarquismo filosófico.
Desarrollo de la ideología anarquista
La primera oposición a la revolución industrial fueron los ludditas, movimiento obrero de carácter espontáneo que se dirigía a la destrucción de las máquinas, que en aquel momento llevaban a la miseria a los artesanos.[5] Su auge se sitúa en la Inglaterra de 1811 a 1816 extendiéndose posteriormente por toda Europa, siendo a partir de 1817 el precursor de los primeros sindicatos obreros. La táctica del sabotaje permanecería en el movimiento obrero, y sus planteamientos se reflejan en el primitivismo.
Dentro de los pensadores y activistas del socialismo utópico destaca como antecedente libertario Charles Fourier; proponía una organización política basada en comunidades que denominó «falansterios», enlazadas entre sí de forma descentralizada. Por otro lado criticaba la división del trabajo dentro de los esquemas del feudalismo y del capitalismo, así como la moral cristiana, y proponía un orden social basado en el ejercicio pleno de la subjetividad.[6] [7]
A mediados del siglo XIX, el tejido industrial aún era débil, predominando artesanos y campesinos. En la década de 1840, Pierre-Joseph Proudhon en Francia y Josiah Warren en Estados Unidos alcanzaron el anarquismo independientemente a partir de la crítica de las doctrinas utópicas socialistas, particularmente las de Charles Fourier y Robert Owen respectivamente.[9] Para ambos, el ideal de generosidad colectiva del comunismo era un máximo utópico, y abogaban por comenzar con una más inmediata y accesible reciprocidad, el camino equitativo de Warren y el mutualismo de Proudhon.[8] Por su lado, en Alemania, el filósofo Max Stirner partió del hegelianismo para alcanzar su inversión completa en El único y su propiedad (1844), negando todos los absolutos e instituciones, en un individualismo extremo que ha sido denominado como Egoísmo.[9]
Pierre-Joseph Proudhon fue el primer individuo en denominarse a sí mismo «anarquista»,[10] motivo por el cual es considerado por algunos como el fundador de las teorías anarquistas modernas. Proudhon, considerado como próximo al socialismo por él mismo y por los críticos e historiadores posteriores[11] abogaba por una economía no opresiva donde los individuos intercambiaran el producto de su propio trabajo. El valor de intercambio de los bienes sería determinado por la teoría del valor-trabajo.[12] El pensamiento de Proudhon, enfrentado tanto con el Estado como con el socialismo autoritario que se iba configurando, tuvo especial repercusión entre los socialistas no autoritarios de Bélgica y Francia. En 1843 escribió El sistema de las contradicciones económicas o la Filosofía de la miseria, que dio lugar a una dura respuesta de Marx, La miseria de la filosofía (1844). Tras la Revolución francesa de 1848, Proudhon continuó su labor de difusión del anarquismo durante la Segunda República Francesa en una serie de diarios, e intentó poner en marcha en 1849 el «Banco del Pueblo»,[13] modelo que lo que actualmente se conoce como banco mutualista, que fracasó antes de que empezara a funcionar. Los artículos que escribió en enero del mismo año contra Luis Napoleón Bonaparte, el «Príncipe Presidente», en Le Peuple le valieron una condena de tres años en prisión.[14]
El pensamiento de Proudhon impresionó fuertemente a Marx (quien trató de demolerle teóricamente en 1847), a Stirner en Alemania, y a Bakunin en Rusia. También tuvieron gran acogida en España, en la figura de Pi y Margall, a través de su obra La reacción y la revolución. Estudios Políticos y Sociales (1854), y sus traducciones al español de los libros de Proudhon.[8] Otro anarquista francés conocido de esta época fue Joseph Déjacque, el primero que se autodescribió como libertario. Escribió una utopía anarquista intitulada El Humanisferio, y criticó la visión patriarcalista acerca de la familia de Proudhon.[15] [16]
El pensamiento de Proudhon tuvo poca repercusión en Inglaterra y Estados Unidos, donde percibían el anarquismo como una extensión lógica del liberalismo de John Locke y la democracia jeffersoniana. Los «derechos naturales» a la vida, libertad y propiedad eran sacrosantos, y consideraban que el Estado en vez de defenderlos había llegado a ser destructivo respecto a dichos fines, y debía por tanto abolirse para permitir que se alcanzara una armonía natural.[17] Desilusionado del socialismo utópico tras el fracaso de la comunidad experimental de Robert Owen, «New Harmony», uno de los colonos, Josiah Warren, había concluido la imposibilidad de la convivencia social desinteresada, y a partir de 1825 abogó por la individualización completa de la vida social, tomando como modelo de su primer experimento socioeconómico, la «Cincinnati Time Store», el intercambio equitativo basado en la teoría del valor-trabajo, sistema económico que se encuentra plasmado en sus obras Equitable Commerce (1846) y Practical Details in Equitable Commerce (1852). El anarquismo individualista de Warren tuvo cierta repercusión en Inglaterra, pero pasó desapercibido para el socialismo europeo hasta 1885. Sus ideas fueron desarrolladas posteriormente en Estados Unidos por otros anarquistas individualistas como Lysander Spooner y Benjamin Tucker, quien tradujo también la obra de Proudhon.[18]
En Alemania, como reacción a la filosofía hegeliana, unido a la crítica al cristianismo y al estatismo y burguesismo imperante, nació un sentimiento libertario original, sobre la década de 1840, en el ambiente de los hermanos Bruno y Edgar Bauer, un grupo que al que se llamaba «los libres de Berlín» del que fue pilar Max Stirner. El grupo desarrolló un nihilismo crítico que en 1842 desembocó en un repudio completo del Estado.[19] El «egoísta» stirneriano se asemeja al «superhombre» de Nietzsche, quien lo consideró una de las mentes no reconocidas del siglo XIX. El radical individualismo de Stirner llegó a alarmar a algunos anarquistas, como Kropotkin, por la ferocidad de sus enseñanzas.[20] Cabe destacar también a Ludwig Feuerbach como una fuente de las ideas libertarias en Alemania, acabando con el autoritarismo hegeliano mediante el restablecimiento del papel principal del hombre.[21] Francisco Pi y Margall, que, sin ser específicamente anarquista, tantas ideas libertarias expresara en su obra y que en la década de 1860 tradujera por primera vez las principales obras de Proudhon al español, definió muy bien los límites únicos que tiene el ejercicio de la libertad individual, tal como conciben los anarquistas: "La libertad de uno termina donde empieza la libertad de otro". Esta concepción de la libertad es frecuentemente contrapuesta a aquella planteada por Bakunin: "(...)Yo entiendo esta libertad como algo que, lejos de ser un límite para la libertad del otro, encuentra, por el contrario, en esa libertad del otro su confirmación y su extensión al infinito". Algunos anarquistas inclusive consideran a la primera una concepción burguesa de la libertad en oposición a la expresada en la cita, de un carácter más "social" o "verdaderamente libertario".
Hacia mediados del siglo XIX los principios anarquistas se expandieron de una forma significativa, provocando las primeras grandes discusiones en la Primera Internacional entre Karl Marx y Mijaíl Bakunin, uno de los teóricos y militantes anarquistas más representativos.
Hacia mediados del siglo XIX había algunos grupos de anarquistas comunistas en Francia, alrededor del diario L'Humanitaire, el primer órgano del comunismo libertario francés. En 1846-47, algunos ilegalistas fueron condenados por ciertos actos. Tras la revolución de febrero de 1848, el fin de la monarquía y la instauración de la Segunda República Francesa, surge en Toulouse la figura de Anselme Bellegarrigue, quien formó en 1850 en París la «Asociación de libres pensadores», que publicó varios folletos en los que repudiaba el gubernamentalismo francés floreciente apelando a la abstención completa, lo que más tarde se llamó huelga política, como medio para paralizar al gobierno. Autor y editor de Anarchie, Journal de l'Ordre y de Au fait ! Au fait ! Interprétation de l'idée démocratique, Bellegarrigue escribió un precoz Manifeste de l'Anarchie (Manifiesto de la anarquía) en 1850.
La democracia desembocó en el golpe de Estado militar de 1851 y el subsiguiente Segundo Imperio Francés de Napoleón III, lo que provocó una crítica que propugnaba el abandono del parlamento y la legislación directa por el pueblo. El socialismo autoritario de Marx y Engels (quienes publicaron el Manifiesto Comunista en 1848) se enfrentaba al mutualismo proudhoniano, y son en este tiempo importantes las figuras de los anarcocomunistas Eliseo Reclus, Joseph Déjacque y Ernest Coeurderoy. [23]
En España, desde la restauración absolutista de 1814, la monarquía y el aparato de poder que la rodeaba fueron combatidos a lo largo de todo el siglo por federalistas como Pi y Margall, que pragmáticamente dejó a un lado sus concepciones sociales para cohesionar el partido federalista, del que era jefe. En las zonas industrializadas, especialmente en Cataluña, se empezaron a difundir desde 1840 las asociaciones de obreros, que continuaron abierta o clandestinamente hasta la revolución de septiembre de 1868 y acabarían en gran parte uniéndose a la Primera Internacional.[24]
Entre los pueblos eslavos debido la opresiva supremacía de la gran Rusia y Polonia la federación se convirtió en un sueño para muchos. Fue entre la nobleza que las ideas humanitarias del siglo XVIII, en imitación de París, encontraron eco. La lectura de Feuerbach fue un espaldarazo para que Bakunin se librara de las concepciones y filosofías absolutas que hasta entonces le dominaron, y su pensamiento se volvió profundamente anarquista y revolucionario. Pero en ausencia de otras figuras libertarias con que colaborar, desde 1846, en Paris, Bakunin continuó madurando su pensamiento al tiempo que se sumergía en la fraternización de los pueblos eslavos en una utopía federalista.[24]
Antes de la muerte de Proudhon en 1865 el mutualismo proudhoniano estaba en manos de figuras de menor espíritu, y en 1864, durante la preparación de la Internacional, el talento de Marx le ayudó a imponer sus ideas propias en la redacción de los primeros documentos de la sociedad.[25]
Hacia fines de 1863 Bakunin centró su interés en los movimientos sociales que renacían y pretendía obrar sobre las fuerzas democráticas y socialistas por medio de militantes infiltrados. Sus ideas se centraban en la asociación y federación como base de la reconstrucción tras la eliminación del sistema vigente. En 1868 entró en la Internacional, y con sus camaradas se separó de la Liga de la Paz y la Libertad para fundar la «Alianza internacional» que se afiliara e ingresara en la Internacional, donde supuestamente ya estaba infiltrado en lo que se llamaba la «Fraternidad». Se iniciaba así un conflicto entre los partidarios de Bakunin y los de Marx por el control de la organización que acabó con la ruptura de la Internacional en 1872, cuando Marx lanzó sobre Bakunin una acusación fundada en documentos secretos llegados a sus manos, facilitando la expulsión de Bakunin de la Internacional.[25]
La visión de Bakunin del ser humano como un ser social por naturaleza trasladaba la unidad básica de la sociedad del individuo a la comunidad, y la asunción de sus tesis por parte de los proudhonianos durante la Primera Internacional marcó un cambio en el pensamiento anarquista del individualismo al colectivismo.[26] Por otro lado, el conflicto entre el estatismo autoritario de la «dictadura del proletariado», propuesta por Marx, y la inmediata destrucción del estado que defendía Bakunin, acabó propiciando el distanciamiento entre anarquismo y marxismo y la salida de los anarquistas de dicha organización; para el socialismo antiautoritario de Bakunin, «la dictadura del proletariado estaba abocada a convertirse en dictadura sobre el proletariado».[27] El sindicalismo iba extendiéndose entre el movimiento obrero, especialmente en España, sobretodo en Cataluña y Andalucía. Tras la derrota francesa en la Guerra Franco-prusiana, tuvo lugar la Comuna de París en la primavera de 1871, una breve revolución y gobierno popular y federativo, reivindicado tanto por marxistas como por colectivistas.[28]
No es posible pasar sin citar la aportación al anarquismo de los individualistas estadounidenses, sobre todo de Henry David Thoreau, Mackay, Benjamin Tucker y Josiah Warren,[29] que tanto contribuyeron a la evolución de la literatura y del pensamiento estadounidense. Ello explica el auge obtenido en Estados Unidos por el movimiento libertario, que llevó a la burguesía a buscar el pretexto para destruir la serie de organizaciones de grupos y de periódicos que existían en Estados Unidos en los años 1880. El pretexto fue la huelga en la fábrica MacCormick de Chicago, la bomba arrojada contra la policía, obra probablemente de un agente provocador, el arresto y condena a muerte de los mártires de Chicago que dio origen al 1º de Mayo en 1886.El anarcoindividualismo norteamericano presentaba diferencias respecto al europeo; se continuaban usando algunos conceptos e ideas proudhonianos para atacar la relación patrón-trabajador asalariado, mientras el ascendente capitalismo monopolista y sus corporaciones sustituían a los productores familiares y locales.
En Estados Unidos, Henry David Thoreau expresó en su ensayo Desobediencia Civil (Civil Disobedience, 1866) un alegato a favor de la resistencia individual al gobierno en oposición a una situación injusta. Su pensamiento, crítico con la industrialización y el progreso, pone el énfasis en la experiencia individual del mundo natural, como se aprecia en su conocido libro Walden (1854), y se convirtió en un antecedente del anarquismo ecologista.
En 1845, el abogado Lysander Spooner escribió un ensayo radical contra la esclavitud, Unconstitutionality of slavery. Instalado firmemente en la tradición de la ley natural y enfrentado desde el principio de su carrera profesional e ideológica con los monopolios protegidos por el Estado, en 1870 escribió No Treason: The Constitution of No Authority, donde explica que toda legislación se opone al derecho natural, y es por tanto criminal. Un ejemplo de su lucha contra los monopolios fue la compañía que fundó en 1844, la American Letter Mail Company, que compitió con el monopolio legal del Servicio Postal de los Estados Unidos en violación del «Estatuto de Envíos Privados», que restringe en Estados Unidos el transporte y entrega de cartas por cualquier organización ajena al Servicio Postal. Spooner consideraba que los monopolios eran una restricción inmoral, y aunque tuvo cierto éxito abaratando los precios, el gobierno de los Estados Unidos desafió a Spooner con medidas legales, obligándole a cesar sus operaciones en 1851.[31] También se enfrentó con el tema de la propiedad intelectual. En su más larga e incompleta obra, The Law of Intellectual Property (1855), expresaba que el producto de la mente, no menos que el del trabajo manual, es propiedad, y por tanto un derecho inalienable del individuo. Denunciaba que la legislación fracasaba en proteger la propiedad intelectual de los ciudadanos: aquellos pensadores al servicio del status quo eran recompensados con riqueza, mientras que los que servían a la humanidad se empobrecían, si no eran maltratados.[30]
Su abolicionismo le llevó a criticar los motivos de la Guerra de Secesión (1861-1865): entendía que se luchaba por el falso tema de la unión, cuando debía haberse luchado por el tema de la esclavitud. Spooner pensaba que los esclavistas no se habrían atrevido a rebelarse frente a un gobierno que diera libertad a todo el mundo, mientras que, defendiendo su propia libertad, los sureños ganaron una ventaja moral y psicológica que los sostuvo durante la guerra. Así, en 1864 publicó una Carta a Charles Sumner en la que acusaba a los políticos del norte de tener «sobre vuestras cabezas, más incluso, si es posible, que sobre la de los mismos esclavistas, (quienes han actuado de acuerdo a sus asociaciones, intereses, y declarados principios como esclavistas) descansa la sangre de esta horrible, innecesaria, y por tanto culpable, guerra».[32]
Tras la expulsión de los anarquistas de la Internacional, estos fundaron la Internacional antiautoritaria o Internacional de Saint-Imier en 1873, que fue disuelta en 1877, tras la muerte de Bakunin.[33] El Consejo General de la AIT se trasladó en 1872 a Nueva York, donde se disolvió oficialmente en 1876.[34]
Hacia 1880 había tres concepciones anarquistas vigentes, el colectivismo en España; la individualista-mutualista en Estados Unidos y el anarcocomunismo, que se difundía en el resto de Europa.[35] Formulado por primera vez en la sección italiana de la Primera Internacional por Carlo Cafiero, Errico Malatesta y Andrea Costa, entre otros, tuvo como pensadores esenciales a Piotr Kropotkin, Élisée Reclus y al ya mencionado Errico Malatesta. Inicialmente convivió con el colectivismo, y no sería hasta después de la muerte de Bakunin que comenzaron las disputas entre ambos movimientos.[33] Para Kropotkin y Reclus, la cooperación y la ayuda mutua eran un factor evolutivo que había permitido triunfar al ser humano como especie.[36]
El comunismo de los anarcocomunistas lo era en más en un sentido moral y fundamental que material y formal; muchos de ellos aceptaban el colectivismo como una fase en la evolución natural a una sociedad comunista y libertaria.[37]
El congreso de Berna de 1876 estableció el respeto recíproco a los medios de acción empleados en cada país; los italianos, con Cafiero y Malatesta al frente, defendían el hecho insurreccional como el medio de propaganda más eficaz, la propaganda por el hecho,[38] que había sido defendida previamente por Bakunin en 1870 y por Kropotkin y Malatesta después.[33] En primera instancia algunos anarcocomunistas criticaban a los sindicatos como posibles acomodamientos dentro del sistema capitalista, al observar el comportamiento de sindicatos reformistas o apolíticos de ese entonces. Posteriormente muchos de estos, incluyendo a Kropotkin, vieron necesario el participar dentro de los sindicatos para así lograr influenciar a los trabajadores y campesinos. El anarcocomunismo posteriormente sería adoptado como propuesta de sociedad alternativa por sindicatos anarcosindicalistas como la CNT de España y la FORA de Argentina.
En Estados Unidos, el individualista Benjamin Tucker tomó el relevo de Warren, siendo uno de los más importantes anarquistas estadounidenses de finales del siglo XIX. Como Warren, contemplaba sus ideas como socialistas, aunque estaba más comprometido con el libre mercado, arguyendo que la razón de que produjera explotación era la distorsión provocada por los monopolios, de los que responsabilizaba al gobierno. En 1881 Tucker fundó el periódico Liberty, que se convirtió en uno de los foros del pensamiento radical de su época. El anarquismo comunista y las teorías de activismo violento llegaban desde Europa,[39] y Tucker utilizó Liberty para combatirlos, negando el derecho a llamarse anarquista a colectivistas y anarcocomunistas, a Kropotkin mismo, y fue replicado por estos del mismo modo, por reconocer la propiedad privada, etc.[18]
Sin embargo, con las fuertes emigraciones europeas hacia los países americanos el anarcosindicalismo arraigó en EEUU, y así tuvo lugar la famosa huelga por la jornada laboral de ocho horas del 1 de mayo de 1886 que llevó tres días más tarde a la Revuelta de Haymarket y a la muerte de los llamados mártires de Chicago (1886-87), escalera de acontecimientos que dio origen a la actual celebración del 1 de mayo como Día Internacional de los Trabajadores. Destacó la figura del alemán Johann Most, que comenzó a difundir desde 1882 el colectivismo anarquista, aunque lo llamaba anarquismo comunista porque el término colectivista no era familiar para los estadounidenses. Criticado por los anarcocomunistas alemanes, sólo a partir de 1888 comenzó a propagar el comunismo anarquista de Kropotkin. Los mártires de Chicago fueron pues colectivistas en su mayor parte.[40]
La Internacional fue declarada disuelta por el gobierno español en 1874, teniendo que pasar la organización a la clandestinidad. Volvió a la vida pública a principios de la década de 1880 como la Federación de Trabajadores de la Región Española. En las zonas más deprimidas, se dieron estallidos de violencia; en Andalucía, varios incendios y muertes fueron atribuidas a «La Mano Negra», provocando la represión contra el anarquismo y arrestos de miembros de todos los matices de la organización, que se posicionó claramente en contra de las acciones violentas y delictivas. El anarcocomunismo fue aceptado poco a poco por el anarquismo colectivista rígido que primaba en las organizaciones. Tras la muerte de Alfonso XII, la agitación por la jornada de ocho horas y el 1 de mayo de 1886 y los sucesos posteriores en Estados Unidos dieron un nuevo impulso al movimiento, especialmente en Cataluña, donde se fundó la revista Acracia. [41]
Kropotkin fue detenido en 1882, acusado de pertenecer a la Internacional, y fue encarcelado en Francia tres años, trasladándose a Inglaterra en 1886. Allí trabó amistad con el socialista William Morris, de tendencias libertarias, y fundó el periódico Freedom (Libertad). Elaboró sus ideas en una serie de artículos del Révolté y La Révolté, reunidos finalmente en 1892 en el volumen La conquista del pan, y en una numerosa y prolífica obra que incluye El apoyo mutuo: un factor en la evolución,[35] donde refutaba la tesis de la naturalidad de la desigualdad social, a partir de sus observaciones en Siberia de las diferentes comunidades humanas y animales; señalaba que la cooperación entre individuos es común entre las especies animales, en respuesta a teorías como el darwinismo social y el laissez-faire liberal, centradas en la competencia constante entre individuos y sostenidas por partidarios del capitalismo.
Descubrió mayores elementos libertarios en el socialismo inglés que en el continental, provenientes de la influencia soterrada de William Godwin, a quien llegó a reconocer como un ancestro que confirmaba sus propias ideas. Frente a la mala prensa que el anarquismo empezaba a adquirir debido a las primeras operaciones de «propaganda por el hecho» en Europa, el aspecto benigno y el tono razonable de Kropotkin contribuían a transformar la imagen del anarquismo.[42]
En Francia el anarcocomunismo había reemplazado por completo al colectivismo; su pasado y existencia bien sólida en España eran desconocidos. Los anarquistas franceses de la década de 1880 fueron socialistas de toda procedencia, sin tradición, partidarios de ir hasta el fin en teoría, anarquía y comunismo; no organización y vida libre en la práctica. Esto les aisló del pueblo, que prefirió el socialismo autoritario, que no exigía un esfuerzo intelectual y revolucionario. Aunque ya voces como la de Emile Pouget, atento a las reivindicaciones de los trabajadores, comenzaban a postular un sindicalismo de acción directa. Una primera generación de ilegalistas, Ravachol, Émile Henry, Auguste Vaillant y Geronimo Caserio surgió en Francia. La «propaganda por el hecho» provocó una persecución de los anarquistas que conllevó, tras el asesinato del presidente francés Marie François Sadi Carnot, el destierro de gran número de anarquistas a Londres en 1894.[35]
En Rusia, el anarquismo revolucionario se acabó concentrando en un terrorismo focalizado en acabar con el zar Alejandro II, que falleció finalmente en 1881. A partir de 1891 empieza a difundirse el anarcocomunismo de la mano de Varlaam Cherkesov, amigo de Kropotkin y Malatesta, que combatió el marxismo que iba ganando poco a poco influencia en el socialismo ruso, planteando en 1900 que el Manifiesto del Partido Comunista de Marx y Engels era un plagio de una obra del fourierista Victor Considerant. Cherkesov quedó finalmente fascinado por el sindicalismo francés, llegando a considerar que «el sindicalismo es socialismo popular». A partir de 1905, el anarquismo revolucionario de Kropotkin fue seguido por jovenes militantes ansiosos de acción, frustrando sus intentos de establecer cierta organización de los trabajadores, al tiempo que los actos colectivos del pueblo seguían las iniciativas de los socialistas autoritarios.[43]
Mediante el anarcosindicalismo, los principios anarquistas se expandieron de una forma significativa. Con las fuertes emigraciones europeas hacia los países americanos, el anarquismo se expandió también por ese continente. En Europa el mutualismo dio paso al anarquismo colectivista y éste más tarde al anarcosindicalismo. Entonces se empezaron a dar discusiones entre anarquistas colectivistas y comunistas libertarios. El anarcosindicalismo fue luego influido por el sindicalismo revolucionario.
Hacia finales de la década de 1880 en España, anarcocomunistas y colectivistas dejaron de enfrentarse por los planteamientos económicos postrevolucionarios, como por otro lado también Kropotkin y otras voces en el anarquismo internacional propugnaban. En 1889, la Federación regional (heredera de la Internacional) es reemplazada por la Organización anarquista de la región española, sin distinción de procedimientos revolucionarios ni escuelas económicas. Fernando Tarrida del Mármol fue nombrado delegado a las reuniones anarquistas internacionales de París, y planteó que ningún régimen económico especial debería ser impuesto a la sociedad nueva, y que todo trabajo sobre economía no debía ser considerado más que como estudio.[41] En una carta enviada por Tarrida a La Révolte el 7 de agosto de 1890, plantea el anarquismo sin adjetivos como el modelo español de superar diferencias entre las distintas corrientes anarquistas: «creemos que ser anarquista significa ser enemigo de toda autoridad e imposición, y por consecuencia, sea cual sea el sistema que se preconice, es por considerarlo la mejor defensa de la Anarquía, no deseando imponerlo a quienes no lo aceptan».[44] En el continente europeo el anarquismo sin adjetivos tuvo como importantes propulsores a Élisée Reclus, Max Nettlau y a Errico Malatesta. En EEUU en los debates entre comunistas como Johann Most e individualistas como Benjamin Tucker se reprodujo esta situación, que también cobró vigencia especialmente propulsada por Voltairine de Cleyre y Rudolf Rocker. En una conferencia sobre la anarquía dada en Filadelfia en 1902, de Cleyre explicó las diversas concepciones (individualista, mutualista, colectivista y comunista) en igualdad, explicando las diferencias debidas a los ambientes y personalidades que las gestaron.[40]
Hubo difusión de periódicos anarcocomunistas italianos, como La Questione Sociale de Gaetano Bresci (que asesinó en 1900 al rey de Italia Humberto I de Saboya), o la Cronaca Sovversiva de Luigi Galleani a partir de 1903.[40] Galleani, de ideas ilegalistas, fue un conocido propulsor de la «propaganda por el hecho», alrededor del cual gravitaron otras figuras como Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, injustamente ejecutados en 1927 por asalto y homicidio. Pese a que el anarquismo no tuvo entre la clase obrera estadounidense la difusión que tenía en Europa, el sindicalismo revolucionario de la Industrial Workers of the World —Trabajadores Industriales del Mundo— (IWW), promotora de la solidaridad obrera en la lucha revolucionaria en Estados Unidos, contó con anarquistas como Lucy Parsons entre sus referentes principales.[40] Cabe destacar también en el anarquismo estadounidense a la pensadora, conferencista y propagandista de origen lituano Emma Goldman. Pacifista y pionera de la emancipación femenina, fue autora de Anarquismo y otros ensayos (1910) y Mi desilusión con Rusia (1922), donde narró su experiencia y rechazo del autoritarismo estatista que siguió a la Revolución rusa de 1917.[45]
El anarquismo en acción
España
En 1893, la bomba lanzada en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona y otra serie de atentados en los siguientes años condujeron de nuevo a una dura represión gubernamental, ejecuciones, encarcelamientos y destierros masivos a Inglaterra, que debilitaron el movimiento anarquista en España unos años, hasta la fundación en 1900 de la Federación de Trabajadores de la Región Española. La Federación se extinguió como organismo en 1905 o 1906, pero las distintas secciones o sindicatos, que persistieron pese a la falta de organización, comenzaron a federarse de nuevo en Cataluña alrededor de Solidaridad Obrera.[41]
En 1905 y 1906 se produjeron sendos atentados contra el rey, el segundo perpetrado por Mateo Morral el día de la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia en la calle Mayor en Madrid, a resultas del cual fallecieron treinta personas. Los atentados fueron el resultado de una amplia conspiración y ejecutados por anarquistas, pero los republicanos al parecer estaban informado de antemano, como también pareció estarlo el pedagogo Francisco Ferrer Guardia, de cuyo centro educativo era bibliotecario Morral, con vistas a una posible intentona revolucionaria si los regicidios hubieran tenido éxito.[46]
En 1909, la movilización de los reservistas para la Guerra de Marruecos provocó tumultos populares, que se agravaban con las noticias sobre las numerosas bajas en el conflicto. En Barcelona, Solidaridad Obrera convocó un paro de 24 horas el lunes 26 de julio, una semana antes de la fecha acordada en Madrid, que degeneró en una insurrección general que es conocida como la Semana Trágica de 1909. Durante la represión subsiguiente, acusado de haber sido el instigador de la revuelta, Francisco Ferrer Guardia fue fusilado en la prisión del Montjuïc. Esta ejecución forma parte del imaginario colectivo de los anarquistas, y para múltiples grupos anarquistas de acción por todo el mundo fue un acicate, generando una efervescencia de complots dedicados a vengar su muerte. La muerte de Ferrer tuvo un fuerte impacto y dio lugar desde su detención a una gran campaña de protesta internacional.[47]
En otoño de 1910 se constituyó la Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.) Su vida pública fue corta debido a los arrestos que se hicieron días después, pero los sindicatos y secciones comenzaron de nuevo el proceso de reconstitución, primero en Cataluña en 1913-1914, y ya nacionalmente en 1915 en Ferrol. Para 1931, tras una difícil trayectoria llena de luchas y de mártires, de huelgas generales y persecuciones, clandestinidad y vida pública, la cifra de miembros de la CNT rondaba el millón de afiliados.[41]
Francia
Puede considerarse a Émile Pouget un antecedente del anarcosindicalismo francés desde la década de 1880, así como lo fue también en la siguiente década el periodista Fernand Pelloutier, líder de la Federación de Bolsas de Trabajo, una federación de grupos sindicales que se fusionaron en 1902 con la Confederación General del Trabajo (CGT), fundada en 1895 y que en aquel momento acogía toda la vida revolucionaria de los sindicatos.[48]
Pelloutier rechazaba el anarquismo individualista y el terrorismo,[49] y en L'Organisation corporative et l'Anarchie (1896), planteó la asociación voluntaria y libre de productores como la primera y transitoria forma de la futura sociedad anarquista. También Paul Delesalle apoyó esta teoría, y Pouget, secretario adjunto de la CGT de 1901 a 1908, planteaba el mismo concepto «embrionario» del anarcosindicalismo; en el Congreso de Amiens en 1906 fue presentada la resolución conocida como la Charte d'Amiens, que planteaba el papel embrionario de los sindicatos como base de la reconstrucción social, en tanto grupo de producción y distribución. En la línea del anarquismo sin adjetivos, planteaban también que la acción económica directa contra la patronal era lo único importante, y que las distintas tendencias políticas y filosóficas de los trabajadores podían desarrollarse al margen del sindicato. De ese modo, pretendían impedir la injerencia ideológica del socialismo en los sindicatos, sin que hubiera por ello impedimento a que, como trabajadores, pudieran entrar en los mismos.[48]
Para los anarcocomunistas Kropotkin y Malatesta, que habían elogiado y promovido la «propaganda por el hecho» como estrategia revolucionaria, el fracaso y la represión subsiguiente a los atentados e insurrecciones anarquistas les habían llevado a concluir que una revolución comunista breve era impracticable: «Una estructura basada en siglos de historia no puede ser destruida con unos cuantos kilos de explosivos», publicó Kropotkin en La Révolte.[50] Por ello, apoyaron el sindicalismo como estrategia revolucionaria que aglutinase a la clase obrera para acabar con el Estado, previa al establecimiento de la anarquía y el comunismo, que entendían como inevitable.[48] El anarcosindicalismo terminó convirtiéndose en la forma de organización sindical compartida por todas o casi todas las corrientes anarquistas, con sindicatos que llegaron a alcanzar gran fuerza y un importante número de afiliados.
Anarquismo en Latinoamérica
Desde la década de 1860 el anarquismo empezó a introducirse en Latinoamérica, debido a las fuertes emigraciones, especialmente desde España y con un papel particular de los emigrantes italianos en Argentina,[51] concretándose los primeros grupos de acción. En México se difundieron las ideas de Proudhon y Bakunin, provocando la aparición de organizaciones obreras, campesinas y estudiantiles libertarias, y en la década siguiente la presencia en Argentina y Uruguay de núcleos anarquistas se hizo manifiesta. No debe considerarse tampoco una mera importación ideológica; su rápida asunción por las masas autóctonas e indígenas, que habían pasado de las antiguas monarquías a las oligarquías republicanas, fue debida en parte a la coincidencia del colectivismo autogestionado con los antiguos modos de organización de los indígenas de México y Perú, «calpulli» y «ayllu», anteriores incluso a los imperios de los aztecas y de los incas.[52]
México, Argentina, Uruguay y Cuba se encontraban representandos en el último congreso de la Internacional de Saint-Imier en 1877, y una Liga Bakuninista se fundó en Ciudad de México en 1878.[51] La ideología libertaria fue la predominante en el movimiento obrero regional, que se organizó bajo su influencia como fuerza social naciente,[53] tanto en los países mencionados como en Perú y Chile, e incluso en otros donde no se logró un arraigo sindical tan fuerte, como Ecuador, Panamá o Guatemala.[52]
Las mayores aportaciones de latinoamérica al anarquismo se produjeron a nivel organizativo, destacando el caso de la FORA, Federación Obrera Regional Argentina, fundada en 1901, que fue la mayor fuerza sindical latinoamericana durante las tres primeras décadas del siglo XX, con una organización diferente tanto de la CNT y el resto de centrales anarcosindicalista europeas como de la IWW norteamericana, sin concesión alguna a la burocracia sindical. También el Partido Liberal Mexicano, que bajo la influencia de Ricardo Flores Magón adoptó una ideología anarquista, criticado por la ortodoxia anarquista europea por conservar sin embargo el nombre y presentarse como partido político.[52]
Dentro del periodo de la Revolución mexicana el magonismo lideró la constitución de las comunas revolucionarias de Baja California en 1911 que serían derrotadas posteriormente. También el importante líder revolucionario Emiliano Zapata se acercaría a las ideas anarquistas de Magón, abrazando su agrarismo revolucionario, en tanto el marxismo todavía no tenía una presencia importante en México. Zapata fue un revolucionario casi instintivo, que partiendo de las ideologías indígenas ya mencionadas enarboló el lema anarquista «Tierra y Libertad», propio del magonismo, que llegó a conocer a través del secretario del ejército zapatista, Antonio Díaz Soto y Gama.[54]
Primeras revoluciones
Ilinden. La revolución en Macedonia y Tracia
A finales del siglo XIX el Imperio otomano en decadencia endurecía sus políticas, y en Macedonia, una de sus regiones, el declive económico era evidente, con un estancamiento de la manufactura a pequeña escala y la agricultura, base de la economía, que sufría por el sistema de latifundios en manos de una minoría musulmana que oprimía el resto de etnias (cristianos, judíos, griegos, válacos, turcos, albanos, romaníes). En respuesta a esta situación, surgió en 1893 la Organización Interna Revolucionaria de Macedonia, OIRM, operativa principalmente en Macedonia y Tracia, que perseguía la independencia de los otomanos y su posible integración en la vecina Bulgaria. Las vecinas Serbia y Grecia se oponían a la posible integración en Bulgaria, y propugnaban una partición de Macedonia.[55]
El OIRM se desarrolló en la siguiente década, mientras el uso de la fuerza y de la violencia por parte de bandas armadas musulmanas aterrorizaba a la multiétnica población macedonia, convirtiéndose en parte de la cotidianeidad hacia 1900. Centrado en la liberación nacional, comprendió diferentes orientaciones ideológicas, desde conservadores y clericales a socialistas y anarquistas. En enero de 1902, tras apresar a uno de sus líderes, las autoridades otomanas iniciaron una persecución de los miembros del grupo y sus principales líderes, lo que hizo que se abandonara la idea de una preparación calmada, paciente y sistemática a favor de un levantamiento inmediato, que fue anunciada en el congreso celebrado en Salónica a finales de ese mismo año para la primavera de 1903. Desde finales de abril de 1903, una serie de atentados con bombas organizados por sectores revolucionarios anarquistas del grupo dieron la señal de alarma, y el 2 de agosto de 1903, el día de San Elías o Ilinden, se produjo el estallido en Bitola, que se mantuvo como el punto focal del levantamiento. El 3 de agosto se instaló un gobierno provisional en Kruševo, proclamando la «República de Kruševo», y la revolución se extendió por toda Macedonia.[55] Cabe destacar también la paralela insurrección en Tracia, donde durante el levantamiento se fundó la República de Strandzha, y en cuya preparación y bajo la influencia de las ideas libertarias, el pueblo había formado espontáneamente comunas libertarias, compartiendo tierra y ganado en propiedad comunal.[56]
La extensión e intensidad de la Revuelta de Ilinden sorprendió a los poderes europeos, partidarios de preservar el estatus quo; a los vecinos estados balcánicos y las autoridades otomanas, que aunque en franco declive, todavía tenían un poder militar substancial. Pese a la aplastante superioridad numérica de las fuerzas militares otomanas, la vigorosa y tenaz resistencia de los insurgentes prolongó el conflicto durante el mes de septiembre y buena parte de octubre, hasta la supresión final de todo rastro de la revolución. Las consecuencias inmediatas fueron desastrosas para la población, pero el levantamiento de Ilinden representó un hito en la historia de los macedonios, modificando la visión internacional de la cuestión y definiendo la identidad nacional de Macedonia.[55]
Revolución rusa de 1905
A principios del siglo XX Rusia era una de las grandes potencias europeas, aunque estaba saliendo recientemente del feudalismo, y su nivel de industrialización era muy retrasado en comparación a Gran Bretaña, Alemania y Francia. Bajo la intensa presión proveniente de las bases sociales que buscaban un cambio político y económico, desde el otoño de 1904 el gobierno autocrático imperial osciló entre la represión y la indulgencia, pero ninguna de estas posturas tuvo éxito en acabar con el desasosiego generalizado entre varios grupos sociales: la burguesía liberal, los trabajadores industriales, el campesinado y las minorías nacionales.[57] El 22 de enero de 1905, liderados por el sacerdote ortodoxo ruso Georgi Gapón, un líder popular de la clase obrera, una pacífica manifestación masiva frente al Palacio de Invierno de San Petersburgo fue considerada como una sublevación y atacada por las tropas que guardaban el palacio, en lo que dio en llamarse el Domingo sangriento, generalmente considerado el inicio de la fase activa de la revolución.[58]
Aunque varios de los principales pensadores anarquistas eran rusos, no fue hasta 1903 que el anarquismo apareció en Rusia, con muy pocos seguidores. Con el inicio de la Revolución de 1905 comenzó a extenderse, y miembros del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia y del Partido Social-Revolucionario se adhirieron a la ideología. Aunque un pequeño grupo de anarquistas siguieron las más benignas ideas de Kropotkin, destacaron especialmente los que siguieron la estrategia de la propaganda por el hecho, convencidos que los actos de violencia estimularían el alzamiento de las masas contra sus explotadores. Las explosiones del Hotel Bristol en Varsovia y el Café Libman en Odessa son dos de los atentados más espectaculares que se produjeron en los violentos últimos meses de 1905.[59]
En octubre de 1905, tras una serie de huelgas generales en diversos puntos del imperio ruso promovidas por los trabajadores industriales en respuesta a los sucesos de enero, se fundó el Soviet de San Petersburgo. La idea de un soviet como un órgano que coordinase las actividades de los obreros en huelga surgió durante los encuentros de trabajadores con el eserista, y posteriormente anarquista, Volin, entre enero y febrero de 1905.[60]
La revolución se extendió por todo el imperio. El 15 de junio se amotinó el acorazado Potemkin; un decreto imperial creaba el 6 de agosto la Duma del Imperio, una asamblea consultiva que el 12 de octubre, tras la aprobación del Manifiesto de Octubre, propuesta del conde Sergéi Witte, se elevó a la categoría de asamblea legislativa, extendiendo el derecho de sufragio a la pequeña burguesía ciudadana y a los obreros; de hecho, quedaron conquistadas las libertades democráticas, y surgió una prensa revolucionaria que tuvo que ser tolerada por las autoridades. Mientras el Soviet de San Petersburgo perdía empuje, en diciembre de 1905 una huelga general en Moscú se convirtió inmediatamente en una fuerte insurrección que provocó que hubiera de recurrirse a la artillería para dominarla. A principios de 1906 se acababa con los restos de levantamientos en el imperio, con expediciones punitivas que restablecieron el orden. La primera revolución rusa se saldó con cerca de 15.000 muertos, más de 18.000 heridos y 79.000 encarcelados, pero las masas de obreros y campesinos rusos habían perdido el temor hacia el gobierno autocrático, y el núcleo del partido bolchevique se templó para luchas futuras.[61]
El periodo de entreguerras
La Revolución Majnovista
A nivel teórico, en los escritos y vidas de Bakunin, Kropotkin y Tolstoy, Rusia contribuyó probablemente más que cualquier otro país al desarrollo del anarquismo como movimiento internacional. No obstante, en la misma Rusia el movimiento anarquista tardó en aparecer, y se mantuvo en un segundo plano frente a los mencheviques y bolcheviques del Partido Social Demócrata en las ciudades, el Partido Social Revolucionario en las zonas rurales y el Bundismo en Polonia. Sólo al final de su trayectoria, durante la Guerra Civil Rusa que siguió a la Revolución de Octubre, entre 1918 y 1921, el anarquismo ruso tuvo una breve y repentina gloria, cuando los campesinos de Ucrania se unieron por decenas de miles a las banderas del Ejército Negro, la guerrilla anarquista liderada por Néstor Majnó.[62]
Además de las obvias diferencias de doctrina, bolcheviques y anarquistas estaban enfrentados por sus opiniones sobre el problema campesino. Mientras los bolcheviques propugnaban la nacionalización, los campesinos que apoyaron a Majnó querían que tanto la tierra como los medios de producción permanecieran en su poder; partidarios de los bolcheviques que les dieron la tierra, estaban contra los comunistas que trataban de quitárselas. La incapacidad de Majnó de comprender los problemas de los obreros urbanos y la falta de una estructura organizativa que sostuviera una estructura estatal fueron los factores que beneficiaron el socialismo autoritario de los comunistas. Mientras los bolcheviques necesitaron el apoyo anarquista en su lucha en el sur del antiguo imperio ruso, cooperaron con Majnó, pero cuando la derrota del Ejército Blanco se hizo evidente, procedieron a la eliminación total del majnovismo, en una sangrienta limpieza llevada a cabo tanto por la Cheka como por el Ejército Rojo de Lenin. No obstante, la organización social y económica libertaria, basada en comunas autónomas, fueron dominantes entre el campesinado hasta el periodo de colectivización forzosa estalinista.[63]
Plataformismo y sintetismo
Tras la victoria bolchevique en la Guerra Civil Rusa, los anarquistas fueron bien encarcelados, soterrados o se unieron a los vencedores. Algunas figuras, como Emma Goldman y Alexander Berkman escribieron contra el creciente autoritarismo bolchevique, viendo como las predicciones de Bakunin sobre las consecuencia de un gobierno marxista se cumplían. La victoria bolchevique dañó seriamente los movimientos anarquistas a nivel internacional, cuando los trabajadores y activistas interpretaron su éxito como el ejemplo a seguir; en Francia y Estados Unidos algunos miembros de los sindicatos mayoritarios (CGT, IWW) abandonaron las organizaciones para unirse a la Internacional Comunista. En París, un grupo de anarquistas rusos exiliados, el Dielo Truda (Causa de los trabajadores), entre los que se encontraba Majnó, llegaron a la conclusión de que los anarquistas necesitaban desarrollar nuevas formas de organización, en respuesta a las estructuras bolcheviques.[64]
Entendían que el anarquismo estaba representado por una serie de organizaciones locales que advocaban teorías y prácticas contradictorias, sin perspectivas de futuro ni constancia en el trabajo militante, que desaparecían sin dejar huella tras de sí, en lo que describían como "desorganización crónica". En el manifiesto Plataforma Organizativa para una Unión General de Anarquistas, los exiliados del Dielo Truda propusieron una organización anarquista basada en principios como unidad ideológica y táctica; acción colectiva; disciplina y federalismo.[65] El plataformismo fue apoyado por algunos anarcocomunistas, aunque con la oposición de bastantes otros. La tradición del plataformismo continúa hasta hoy en federaciones en distintos países que se basan en estos principios.[64]
ca.1910]] La idea de organizarse fue bien recibida, aunque generó cierta crítica por parte de la mayoría de pensadores y grupos anarquistas. Errico Malatesta, partidario del anarquismo sin adjetivos, planteó que era erróneo e impracticable desear unir a todos los anarquistas en "una agrupación revolucionaria activa y única", debido a las diferencias entre distintas corrientes. Señaló que una tal unión sería autoritaria, "un gobierno y una iglesia", y que sus efectos educativos serían antianarquistas. Para Malatesta, una organización anarquista debería fundarse sobre la plena autonomía, independencia y responsabilidad de los individuos y del grupo.[66] La respuesta de Volin y Sébastien Faure fue la síntesis anarquista. Plantearon la existencia de tres ramas principales en el anarquismo, el comunista, el anarcosindicalista y el individualista, y veían que el enfrentamiento interno entre ellas había conducido al debilitamiento del anarquismo. En la línea convivencial del anarquismo sin adjetivos, señalaban que la fusión teórica y filosófica de las enseñanzas de estas tres ramas permitiría abordar la estructura y formato de una organización que representara las tres tendencias.[67]
Otras revoluciones y hechos anarquistas
En Corea los anarquistas de la Federación Anarquista Coreana inmigrantes en la región de Shinmin (en Manchuria, China) organizaron la Provincia Libre de Shinmin, a fines de 1929. Se declararon autónomos política y económicamente, asociándose en una estructura descentralizada y federativa bajo la administración de la Asociación del Pueblo Coreano en Manchuria (APCM); abarcó una población de cerca de dos millones de personas. También se organizó un ejército guerrillero popular liderado por el anarquista Kim jwa-jin, que se enfrentó a las fuerzas japonesas de ocupación y a los estalinistas chinos.[68]
En Italia, la revolución soviética tuvo una profunda repercusión, especialmente entre los metalúrgicos del norte. En 1919, la Federación Italiana de Obreros Metalúrgicos (FIOM) firmó un acuerdo por el que se establecía que en las empresas se designaran “comisiones internas” electivas, que posteriormente, tras una serie de huelgas que ocuparon las empresas, se intentó transformar en consejos de fábrica que dirigieron las empresas, desarrollando la autogestión de las mismas, la posesión común de los medios y materiales y el reparto equitativo, en lo que fue llamado el biennio rosso. Dentro de esta insurrección la anarcosindicalista Unione Sindacale Italiana tuvo un papel importante así como los anarquistas organizados en la Unión Anarquista Italiana.[69]
También en Argentina la revolución rusa generó un entusiasmo inicial que pronto fue sustituido por una actitud crítica, al entender el rumbo autoritario del bolchevismo, denunciado por Kropotkin en su correspondencia con Lenin, y en el congreso de 1923 la FORA rechazó "la llamada dictadura del proletariado". En enero de 1919 se produjo en Buenos Aires la Semana Trágica, tras la muerte de varios obreros debido a la violencia de la policía, que protegía a los esquiroles en una huelga en los talleres metalúrgicos Vasena. La FORA declaró una huelga general, seguida unánimemente por la clase trabajadora porteña; la ciudad quedó en manos de los obreros, orientados por los anarquistas. Pero el movimiento acabó por agotarse, unos 55.000 trabajadores fueron detenidos, y la isla de Martín García se llenó de anarquistas. El miedo del gobierno, el ejército y la burguesía se convirtió en sed de venganza, y surgió la primera de las organizaciones fascistas argentinas, la «Liga Patriótica», que con el apoyo de las fuerzas armadas reprimieron con violencia inusitada no sólo a los trabajadores, sino también a mucha gente ajena a la huelga.[70]
En 1921, en la Patagonia, una gran cantidad de peones y trabajadores rurales en huelga por el logro de mejoras en sus condiciones de trabajo fueron muertos por el ejército. Los promotores de la huelga y de la insurrección que le siguió, la Patagonia rebelde, fueron anarquistas de diversas nacionalidades, entre los que había algunos criollos argentinos. El teniente coronel Héctor Benigno Varela, protagonista de las muertes de los huelguistas, fue asesinado el 23 de enero de 1923 por el anarquista Kurt Wilckens, que fue asesinado a su vez por un miembro de la Liga Patriótica en junio de ese mismo año.[70] [71] A partir del golpe de estado del general José Evaristo Uriburu contra el presidente Hipólito Yrigoyen en 1930, una feroz represión se desató sobre las organizaciones que integraban la FORA, asesinando, torturando y encarcelando a sus militantes, clausurando locales y periódicos libertarios. En 1931 fue fusilado Severino Di Giovanni, un hecho que causó sensación en la Argentina, junto a otros militantes en diversos juicios sumarios.[72] Algunos grupos anarquistas, liderados por figuras como Miguel Arcángel Roscigna, Gino Gatti y Juan Antonio Morán, se enfrentaron a las fuerzas policiales pero fueron desarticulados por la dictadura hacia 1935.[73]
Revoluciones anarquistas en España
Véase también: Revolución social española de 1936El anarquismo encontró en la tierra y el espíritu español el más congenial de los hogares, y durante cincuenta años, bastante después de que comenzara a declinar su importancia en el resto del mundo, aportó en España una idea que contó con cientos de miles de adherentes entre los trabajadores de Barcelona y Madrid, y sobre todo entre los campesinos de Andalucía, Aragón, Levante y Galicia, con una intensidad moral en muchas partes que alcanzaba la forma espiritual de una nueva religión.[74] Con una tradición liberal débil y la sistemática paralización que la iglesia y el ejército habían ejercido durante el siglo XIX sobre una posible constitución liberal, se había generalizado un fuerte escepticismo hacia los procesos políticos convencionales. Cuando el Partido Comunista Español se fundó en 1921 los anarquistas eran cuatro veces más numerosos que los socialistas; las masas de obreros y campesinos habían seguido a Bakunin en su ruptura con Marx. En época de la Primera Guerra Mundial la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) tenía un millón de miembros.[75]
Tras los intentos de liberación de Casas Viejas y la Revolución de Asturias de 1934 que fueron suprimidos por el ejército de la Segunda República, el ambiente político en España se encontraba muy polarizado. Cuando el 16 de febrero de 1936 el Frente Popular (una alianza de fuerzas liberales y de izquierda apoyada por los socialistas y anarquistas revolucionarios) ganó las elecciones con un programa de reforma radical, se creó un clima pre-revolucionario que fue respondido con un levantamiento militar cuyo fracaso dio origen a la Guerra Civil Española, y en su marco a la llamada Revolución Española de 1936, una de las más importantes experiencias libertarias de todos los tiempos.[75]
Socialistas y comunistas eran fuertes en Madrid, pero los anarquistas controlaban Barcelona, donde todas las grandes industrias pasaron al control de la CNT, y la expropiación fue considerada norma. Se produjeron un gran número de asesinatos[76] así como la destrucción de iglesias; en algunos lugares el dinero fue reemplazado por cupones, mientras en Andalucía, donde los anarquistas también estaban fuertemente implantados, cada población actuaba bajo su propia responsabilidad. Los anarquistas adoptaron métodos de organización militar, y en septiembre de 1936 entraron en el gobierno catalán, para pasar a denominarlo «Consejo de Defensa Revolucionario», para indicar que no se habían unido a un gobierno real. Posteriormente entraron en el gobierno en Madrid, con Joan García Oliver como ministro de Justicia, quien estableció un nuevo código de leyes estatales y defendió la necesidad de una disciplina de hierro en el Ejército Popular de la República. La CNT reconoció el estado republicano como "un instrumento de liberación".[75]
Lo que los anarquistas españoles intentaban alcanzar en julio de 1936 era una revolución social masiva, que culminara en la formación de una forma de socialismo no autoritario, reconociendo los pueblos, vecindarios y lugares de trabajo como unidades autogobernadas federadas a través de redes económicas y sociales cooperativas, una visión de la economía enteramente nueva en aquel tiempo, basada en un concepto social alternativo. La colectivización agraria buscaba desarrollar un modelo de producción agrícola que proporcionara el final del hambre y la base para una sociedad libre de clases. Buscaron desarrollar vínculos entre las ciudades y las zonas rurales; los sindicatos urbanos proporcionaban ayuda técnica a las colectividades rurales en proyectos acuíferos, trabajo en las cosechas y ayuda médica, y las industrias colectivizadas recibían frutas y vegetales a cambio de maquinaria y productos manufacturados.[77]
La participación en el gobierno ha sido señalada como un inicio del decaer del anarquismo; para 1937 alrededor de tres millones de personas vivían en colectividades rurales, pero el enfrentamiento entre los anarquistas, partidarios de la revolución, y los comunistas que apoyaban el regreso del gobierno republicano crecía, y en mayo estalló en Barcelona una revuelta civil con un resultado de sobre quinientos muertos, en lo que ha sido conocido como las Jornadas de mayo de 1937. La influencia anarquista acabó decayendo, la revolución terminó y aunque la CNT continuó colaborando con el gobierno no volvieron a tomar responsabilidad nominal por sus acciones. Con el retorno de la república en mente, las colectivizaciones fueron anuladas, y las milicias populares integradas en el Ejército Popular.[75]
Desde la Segunda Guerra Mundial hasta hoy
El movimiento anarquista histórico falló en la creación de una alternativa a la nación-estado o la economía capitalista que convenciera duraderamente a ningún gran sector de la población mundial; también en la competición con los otros movimientos radicales que eran sus contemporáneos históricos: el éxito revolucionario del marxismo autoritario en la Europa del este fue la primera derrota del anarquismo, y atrajo a la juventud revolucionaria y la clase obrera de que se nutrían sus bases. La segunda y definitiva fue la derrota de la Revolución Social anarquista frente al comunismo republicano y la subsecuente victoria del fascismo en la Guerra Civil Española. El sindicalismo, hasta entonces dominado por las ideas anarquistas, se diluyó bajo el peso del reformismo, siendo el acuerdo entre la CNT y la UGT en España 1938 un exponente de su fin. El anarquismo había logrados éxitos locales y limitados en la aplicación de las ideas libertarias en proyectos y momentos concretos e inmediatos, probando que en ciertas circunstancias los métodos voluntarios de organización económica y relaciones industriales pueden funcionar mejor que los métodos autoritarios. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial el movimiento estaba prácticamente desmantelado, quedando tan solo anarquistas individuales o pequeños grupos esparcidos por el mundo, y la idea anarquista como piedra de toque, el conocimiento de la existencia y de la fuerza autoritaria del movimiento hacia la centralización universal que tiene el mundo controlado y su rechazo en pro de una visión de pura libertad.[78] La reconstrucción económica tras la guerra también influyó en el severo retroceso del anarquismo, que afloró de forma marginal en las luchas anti-imperialistas del sur, dominadas en gran parte por influencias pro-soviéticas.[79]
Destaca la labor de difusión del anarquismo de historiadores como Daniel Guérin, militante en organizaciones anarquistas francesas como ORA, y UTCL (predecesora de la actual Alternative libertaire), el cual participó en las revueltas de mayo del 68. Una cierta cantidad de antologías publicadas durante las décadas de 1960 y 1970 presentaron de nuevo a un público moderno no solo los más conocidos textos anarquistas, sino también otros que llevaban tiempo sin publicarse; destacaron Irving Horowitz con su antología The Anarchists (1964), Patterns of Anarchy, editada por Leonard Krimerman y Lewis Perry (1966), The Essential Works of Anarchism, editada por Marshall Shatz (1971) o The Anarchist Reader, por George Woodcock (1977). Desde entonces, figuras menores pero interesantes del pensamiento anarquista han sido redescubiertas.[80]
El Congreso Anarquista Internacional de Carrara, Italia, celebrado entre el 30 de agosto y el 8 de septiembre de 1968, daría surgimiento a la Internacional de Federaciones Anarquistas, de carácter marcadamente sintetista. El congreso de Carrara tuvo una amplia cobertura por la prensa europea contemporánea a la luz del Mayo francés; participaron conocidas figuras libertarias, como Daniel Cohn-Bendit y Federica Montseny.[81]
El anarquismo tendría influencia en tendencias revolucionarias como el situacionismo, y también en las revueltas de los años setenta que llevaban dentro de si prácticas de anticapitalismo libertario. En Inglaterra obtuvo fuerte repercusión durante 1970 y 1972 la Brigada Iracunda, con acciones directas que incluían ataques a bancos, embajadas y políticos conservadores, siendo finalmente detenidos y condenados a prisión sus principales líderes.[82] También hubo anarquistas implicados en las revueltas alrededor del fin de dictaduras como las de Franco en España o La Junta Militar Griega; o resistiendo contra el ascendente neo-fascismo y nuevas dictaduras como las de Uruguay[83] y Argentina.[84]
Aunque en la lucha de los 60 y 70 las tendencias anarquistas estuvieron presenten en grupos como el movimiento anti-guerra, el feminismo, el situacionismo, el Black Power, etc., no se dio nada que pudiera identificarse como anarquismo; los grupos explícitamente anarquistas se encerraron y adoptaron rígidas posiciones deudoras del anarquismo clásico, como el plataformismo makhnovista.[79] En su libro Anarquismo: Una historia de las ideas y los movimientos libertarios, Woodcock dice que así como el anarquismo histórico fue fuerte en países que, exceptuando Francia, eran en su momento tecnológica y socialmente atrasados (como España, Italia y Ucrania), el nuevo anarquismo se ha desarrollado más en países tecnológicamente avanzados, donde la juventud se indignaba frente a un Estado que entendían que había asumido una máscara de bienestar que ocultaba su asociación con el capitalismo corporativo multinacional.[80]
Actualmente coexisten dos tendencias en el anarquismo. Una es la de aquellos formados políticamente en los años 60 y 70, que subsiste en diferentes federaciones anarquistas, como la sintetista Internacional de Federaciones Anarquistas, los plataformistas de Solidaridad Internacional Libertaria y la Asociación Internacional de los Trabajadores (internacional de sindicatos anarcosindicalistas); la segunda es evidente en las redes de los nuevos movimientos sociales.[79] En las décadas de 1980 y 1990 y los primeros años del siglo XXI, la caída de la Unión Soviética desacreditó al comunismo autoritario y el anarquismo retomó cierta influencia en las protestas en todo el mundo contra la consolidación del modelo económico neoliberal: el levantamiento zapatista (1994), la batalla de Seattle (1999), la expansión del movimiento de okupaciones y del movimiento de ecoaldeas principalmente por Europa y Norteamérica, colectivos que promueven el ciclismo urbano, la distribución y el uso del software libre y el desarrollo de la Web 2.0, la difusión del conocimiento libre, la energía verde y el desarrollo sostenible, o el desarrollo de la economía social y el comercio justo, el argentinazo (2001-2002) con sus asambleas barriales y fábricas recuperadas, el conflicto magisterial de Oaxaca con sus asambleas populares, las movilizaciones estudiantiles chilenas, las universitarias francesas en París (las tres en el año 2006) o los disturbios y movilizaciones griegas de diciembre de 2008, así como otras iniciativas y movimientos como el anarco-punk, la propuesta de Reclaim the Streets, o los ateneos libertarios/infoshop son considerados fenómenos con influencias anarquistas.
Notas
- ↑ En Anarcosindicalismo (teoría y práctica), el anarquista alemán Rudolf Rocker comenta:
Las ideas anarquistas aparecen en todos los períodos conocidos de la Historia, por más que en este sentido quede aún mucho terreno por explorar. Las hallamos en el chino Lao-Tse —La Marcha y el Camino cierto— y en los últimos filósofos griegos, los hedonistas y los cínicos, como en otros defensores del llamado "derecho natural", especialmente en Zenón, quien, situado en el punto opuesto al de Platón fundó la escuela de los estoicos. Hallaron expresión en las enseñanzas del gnóstico Carpócrates de Alejandría y ejercieron innegable influencia sobre ciertas sectas cristianas de la Edad Media, en Francia, Alemania y Holanda, todas las cuales cayeron víctimas de salvajes persecuciones. Hallamos un recio campeón de esas ideas en la historia de la reforma bohemia, en Peter Chelcicky, quien en su obra Las redes de la Fe sometió a la Iglesia y al Estado al mismo juicio que les aplicará más tarde Tolstoi. Entre los grandes humanistas se destaca Rebeláis, con su descripción de la feliz abadía de Théleme —Gargantúa— donde ofrece un cuadro de la vida, libre de todo freno autoritario. Sólo citaré aquí, entre otros muchos precursores, a Diderot, cuyos voluminosos escritos se encuentran profusamente sembrados de expresiones que revelan a una inteligencia verdaderamente superior, que supo sacudirse todos los prejuicios autoritarios.
- ↑ En el capítulo III de La ayuda mutua: un factor en la evolución, el anarquista ruso Piotr Kropotkin comenta:
Los hombres primitivos, como hemos dicho antes, hasta tal punto identifican su vida con la vida de su tribu, que cada uno de sus actos, por más insignificante que sea en si mismo, se considera como un asunto de toda la tribu. Toda su conducta está regulada por una serie completa de reglas verbales de decoro, que son fruto de su experiencia general, con respecto a lo que debe considerarse bueno o malo; es decir, beneficioso o pernicioso para su propia tribu. Naturalmente, los razonamientos en que están basadas estas reglas de decencia suelen ser, a veces, absurdos en extremo. Muchos de ellos tienen su principio en las supersticiones. En general, haga lo que haga un salvaje sólo ve las consecuencias más inmediatas de sus hechos; no puede prever sus consecuencias indirectas y más lejanas; pero en esto sólo exageran el error que Bentham reprochaba a los legisladores civilizados. Podemos encontrar absurdo el derecho común de los salvajes, pero obedecen a sus prescripciones, por más que les sean embarazosas. Las obedecen más ciegamente aún de lo que el hombre civilizado obedece las prescripciones de sus leyes. El derecho común del salvaje es su religión; es el carácter mismo de su vida. La idea del clan está siempre presente en su mente; y por eso las autolimitaciones y el sacrificio en interés del clan es el fenómeno más cotidiano. Si el salvaje ha infringido algunas de las reglas menores establecidas por su tribu, las mujeres lo persiguen con sus burlas. Si la infracción tiene carácter más serio, lo atormenta entonces, día y noche, el miedo de haber atraído la desgracia sobre toda su tribu, hasta que la tribu lo absuelve de su culpa. Si el salvaje accidentalmente ha herido a alguien de su propio clan, y de tal modo ha cometido el mayor de los delitos, se convierte en hombre completamente desdichado: huye al bosque y está dispuesto a terminar consigo si la tribu no lo absuelve de la culpa, provocándole algún dolor físico o vertiendo cierta cantidad de su propia sangre. Dentro de la tribu todo es distribuido en común; cada trozo de alimento, como hemos visto, se reparte entre los presentes; hasta en el bosque el salvaje invita a todos los que desean compartir su comida.
- ↑ En Individualismo anarquisa y camaradería amorosa, el anarquista individualista francés Émile Armand comenta:
Los principios filosóficos del movimiento parecen remontarse al Renacimiento o, más precisamente, a la Reforma que, sembrando en los espíritus las ideas del libre examen y la búsqueda individual en materia bíblica, superó los objetivos de sus iniciadores y condujo a la difusión del espíritu crítico en todos los campos. Este germen de pensamiento libre, en lugar de desarrollarse y alcanzar la crítica racional de las instituciones y las convenciones, se detuvo en la disección de las palabras pueriles sobre las cuales edifican su fe los creyentes ortodoxos. [...] Finalmente el movimiento completó su obra de librepensamiento y sometió al análisis leyes y reglamentos, morales y programas de enseñanza, condiciones económicas y relaciones sociales de todo tipo. Así, el anarquismo se convirtió en la manifestación de oposición más peligrosa y temible que hayan enfrentado jamás las tiranías gubernamentales.
- ↑ En Anarcosindicalismo (teoría y práctica), el anarquista alemán Rudolf Rocker comenta:
Los anarcosindicalistas están persuadidos de que ni por decretos ni por estatutos otorgados por el Gobierno puede crearse un orden de economía socialista, sino en virtud de la colaboración del cerebro y de la mano de obra de todos los trabajadores, desde cada ramo de la producción; es decir, posesionándose de las fábricas para regentarlas los obreros por sí mismos, en tal forma que todos los grupos separados de fábricas y ramos industriales sean miembros independientes del organismo económico general y efectúen sistemáticamente la producción y la distribución de los productos en interés de la comunidad, a base de libres acuerdos mutuos.
- ↑ Armand Cuvillier, Proudhon. FCE, Mexico, 1986, p.11.
- ↑ "La Pasión, la cual hemos aprendido a ver como “el mal”, es de hecho, virtualmente, el principio divino. Los seres humanos son estrellas microscópicas, y todas las pasiones y deseos (incluyendo los “fetiches” y las “perversiones”) son por naturaleza no solamente buenas, sino necesarias para la realización del destino de los humanos. En el sistema de Armonía de Fourier todas las actividades creativas incluyendo a la industria, la artesanía, la agricultura, etc. surgirán de la liberación de la pasión -ésta es la famosa teoría de la “labor atractiva”"."El oceano de limonada y los tiempos modernos" por Hakim Bey
- ↑ La obra de Fourier ha sido considerada como antecedente directo de las ideas de Marx y de de Kropotkin; ver Cappelletti, 2007, pp. 111-113.
- ↑ a b c Nettlau, 1935, «Proudhon y la idea proudhoniana en diversos paises, principalmente en Francia, en España y en Alemania.»
- ↑ a b Woodcock, 2004, p.81
- ↑ Véase el siguiente diálogo que aparece en el capítulo V del libro ¿Qué es la propiedad?(1840) de Pierre-Joseph Proudhon:
—¿Qué forma de gobierno es preferible? —¿Y aún lo preguntáis? —contestará inmediatamente cualquiera de mis jóvenes lectores—. —¿No sois republicanos? —Republicano soy, en efecto, pero esta palabra no precisa nada. Res pública es la cosa pública, y por esto quien ame la cosa pública, bajo cualquier forma de gobierno, puede llamarse republicano. Los reyes son también republicanos. —¿Sois entonces demócrata? —No. —¿Acaso sois monárquico? —No. —¿Constitucional? —Dios me libre. —¿Aristócrata? —Todo menos eso. —¿Queréis, pues, un gobierno mixto? —Menos todavía. —¿Qué sois entonces? —Soy anarquista.
- ↑ La ideología anarquista, por Ángel J. Cappelletti
- ↑ Proudhon explica el proceso de apropiación económica capitalista de la siguiente manera: "El capitalista, dicen, ha pagado las jornadas de los obreros; para ser más exactos, debería decirse que el capitalista ha pagado, cada día, una jornada a todos los obreros que ha empleado, lo cual no es en absoluto lo mismo. Porque esta inmensa fuerza que resulta de la unión y de la armonía de los trabajadores, de la convergencia y de la simultaneidad de sus esfuerzos, el capitalista no la ha pagado. Doscientos hombres levantaron sobre su base en pocas horas el obelisco de Luxor; ¿acaso un solo hombre en doscientos días habría podido hacerlo? Sin embargo, según el capitalista, la suma de los salarios habría sido la misma" (cita tomada de Mirko Roberti, Lectura de Proudhon, Revista "A", Milan, 1974).
- ↑ María Teresa González Cortés Los monstruos políticos de la modernidad, p.213
- ↑ nota de Engels en la edición alemana de 1885 de Miseria de la filosofía, p.190
- ↑ Joseph Déjacque, De l'être-humain mâle et femelle - Lettre à P.J. Proudhon par Joseph Déjacque (in French)
- ↑ Se atribuye a Joseph Déjacque el haber acuñado el término "libertario" como sinónimo de anarquismo, Daniel Guerin, El anarquismo. p. 40; Buenos Aires, 2006, ISBN 987-20875-0-4
- ↑ Adams, 1995, p.151
- ↑ a b Nettlau, 1935, «El anarquismo individualista en los Estados Unidos, en Inglaterra y en otras partes. Los antiguos intelectuales libertarios americanos.»
- ↑ «Engels, en el verano de 1842, en un poema radical, escrito con gran verbo, describe ese ambiente, que había frecuentado, simpáticamente, y caracterizaba a Max Stirner muy bien, diciendo que, cuando los otros gritaban: ¡Abajo los reyes!, Stirner decía: ¡Abajo también las leyes!, Marx, a fin de noviembre, poco más o menos, rompe brutálmente con ese grupo al que se llamaba los libres de Berlín.» Nettlau, 1935, «La idea anarquista en Alemania desde Max Stirner a Eugen Dühring y a Gustav Landauer.»
- ↑ Woodcock, 2004, p.82
- ↑ «Es el hombre el que ha creado a Dios - dice Feuerbach, y ese pensamiento dio el golpe final a la emancipación intelectual de Bakunin; y Pi y Margall escribe en su libro La Reacción y la Revolución (1854) ... Homo sibi deus, ha dicho un filósofo alemán; el hombre es para sí su realidad, su derecho, su mundo, su fin, su dios, su todo. Es la idea eterna, que se encarna y adquiere la conciencia de sí misma; es el ser de los seres, es ley y legislador, monarca y súbdito ...» Nettlau, 1935, «La idea anarquista en Alemania desde Max Stirner a Eugen Dühring y a Gustav Landauer.»
- ↑ Paul McLaughlin, Mikhail Bakunin: The Philosophical Basis of His Anarchism, p.85
- ↑ Nettlau, 1935, «Los primeros anarquistas comunistas franceses y otros precursores libertarios. El grupo de l´humanitaire, Bellagarrigue; el joven Eliseo Reclus, Dejacque, Coeurderoy.»
- ↑ a b Nettlau, 1935, «Los orígenes anarquistas en España, Italia y Rusia; asociaciones catalanas; Pi Margall; Pisacane; Bakunin. Vestigios libertarios en otros países europeos hasta 1870.»
- ↑ a b Nettlau, 1935, «Los orígenes del colectivismo antiautoritario en la Internacional; y en los grupos formados por Bakunin desde 1864, en los años 1864 - 1868 (otoño).»
- ↑ Adams, 1995, p.158
- ↑ Cappelletti, Miguel Ángel. La Ideología Anarquista, p.48.
- ↑ Nettlau, 1935, «Las ideas libertarias en la Internacional desde 1869 a 1872.- La representación del trabajo.- Orígenes de la concepción sindicalista de la sociedad del porvenir.- La comuna de París y el comunalismo.»
- ↑
La filosofía gira entorno a la “soberanía del individuo”—como Josiah Warren, un adelantado, lo expresaba. Ya sea que usted prefiera el término “la propiedad de uno mismo” o “el principio de no-invasión”, la base de la filosofía sigue siendo la misma.
La idea es la de que cada individuo pacífico debe estar en libertad para disponer de su persona, tiempo, y propiedad como a él le plazca. La fuerza es permitida solamente en defensa propia y solamente cuando se encuentra dirigida al (a los) ofensor (es) individual (es)
- ↑ a b lysanderspooner.org: Biografía, capítulo 7
- ↑ Goodyear, Lucille. Spooner vs. U.S. Postal System. American Legion Magazine, January 1981
- ↑ lysanderspooner.org: Biografía, capítulo 5, de The Collected Works of Lysander Spooner, de Charles Shively, M&S Press, 1971
- ↑ a b c Nettlau, 1935, «La Internacional antiautoritaria hasta el año 1877 (Congreso de Verviers). Los orígenes del anarquismo comunista en 1876 y en 1880.»
- ↑ Víctor García, La Internacional obrera, "La Internacional antiautoritaria"
- ↑ a b c Nettlau, 1935, «Anarquistas y socialistas revolucionarios. Pedro Kropotkin. Eliseo Reclus. El comunismo anarquista en Francia en los años 1877 a 1894.»
- ↑ Vincent, 2009, p.120
- ↑ Nettlau, 1935, «El anarquismo comunista en Italia; su interpretación por Malatesta y por Merlino (1876 - 1932).»
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- ↑ Adams, 1995, p.119
- ↑ a b c d Nettlau, 1935, «Las ideas anarquistas en Inglaterra, en los Estados Unidos, en Alemania, en Suiza y en Bélgica a partir de 1880 aproximadamente.»
- ↑ a b c d Nettlau, 1935, «El anarquismo colectivista en España; El anarquismo sin adjetivos; el comunismo libertario.- Ojeada sobre los años 1870 - 1931»
- ↑ Woodcock, 2004, p.176
- ↑ Nettlau, 1935, «Ideas y propaganda anarquista en los otros paises: de Rusia al Oriente; en África, Australia y en la América latina.»
- ↑ Carta enviada por Fernando Tarrida del Mármol al periódico francés La Révolte con fecha de 7 de agosto de 1890.
- ↑ «Ví tras de mí el Estado Bolchevique, formidable, destrozando todo esfuerzo revolucionario constructivo, suprimiendo, degradando, y desintegrándolo todo. Sin posibilidad ni deseo de convertirme en una pieza de esa siniestra maquinaria, y convencida de que no podía ser de utilidad para Rusia o su pueblo, decidí abandonar el país.» Emma Goldman, My disillusionment in Russia, "Preface" (en inglés).
- ↑ Juan Avilés Farré, El nacimiento del terrorismo en Occidente. Anarquía, nihilismo y violencia revolucionaria, p.157
- ↑ Juan Avilés Farré, El nacimiento del terrorismo en Occidente. Anarquía, nihilismo y violencia revolucionaria, p.159
- ↑ a b c Nettlau, 1935, «El sindicalismo revolucionario en Francia; Fernand Pelloutier; Emilio Pouget. Kropotkin, Malatesta y el sindicalismo (1895 - 1914).»
- ↑ A. T. Lane, Biographical dictionary of European labor leaders, Volume 2, p.742
- ↑ Juan Avilés Farré, El nacimiento del terrorismo en Occidente. Anarquía, nihilismo y violencia revolucionaria, p.89
- ↑ a b Woodcock, 2004, p. 357
- ↑ a b c Rama y Cappelletti, 1990, «Introducción»
- ↑ Contribución a una historia del anarquismo en América Latina, por Luis Vitale
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- ↑ Eric Robert Wolf. Las luchas campesinas del siglo XX, p.139-143
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- ↑ Comité Editorial de Delo Truda. "El problema de la organización y la noción de síntesis"
- ↑ El Movimiento Anarquista Coreano, charla de Alan MacSimoin para Workers' Solidarity Movement, Sección de Dublin en septiembre de 1991.
- ↑ Daniel Guerin, El anarquismo, "El anarquismo en los consejos de fábrica italianos", pp. 139-143.
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- ↑ Sobre los hechos de la Patagonia rebelde ver Osvaldo Bayer, La Patagonia rebelde, 4 Tomos, Booket, Buenos Aires, 2004. Sobre los orígenes del movimiento obrero argentino, la FORA y la Semana trágica de 1919, ver Julio Godio, Historia del movimiento obrero argentino, TomoI, Buenos Aires, ISBN 950-05-1318-8.
- ↑ Bayer, Osvaldo. Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia. Booket, Buenos Aires, mayo 2006. ISBN 987-580-092-9
- ↑ Bayer, Osvaldo, Los anarquistas expropiadores y otros ensayos. Booklet, Buenos Aires, 2008.
- ↑ Woodcock, 2004, p.299
- ↑ a b c d Hoffman y Graham, 2006, pp.250-251
- ↑ Amnistia Internacional Catalunya, Grup d'educació: [http://amnistiacatalunya.org/edu/2/extraj/des-jmsoria.html Ejecuciones extrajudiciales, "desapariciones", "El asesinato de un periodista"], Josep Maria Sòria. La Vanguardia, 5-3-01 (fragmentos)
- ↑ Anne Buttimer, David Seamon. The Human experience of space and place, pp.96-110
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- ↑ a b c Andrej Grubacic, El Foro Social Mundial: Desafiando Imperios, "Hacia un anarquismo diferente", pp.77-78 Editorial El Viejo Topo, 2004
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- ↑ Varios autores, Congreso Internacional Anarquista de Carrara, Italia
- ↑ Ver Angry Brigade: Documents and Chronology, 1967-1984 y John Barker's review of Tom Vague's Anarchy in the UK: the Angry Brigade
- ↑ Sobre el anarquismo uruguayo y sus experiencias entre 1960 y 1980 ver: http://www.lahaine.org/index.php?p=31784 El movimiento anarquista uruguayo en los tiempos de cólera], por el sociólogo uruguayo Daniel Barret, Juan Carlos Mechoso: anarquista por María Eugenia Jung y Universindo Rodríguez Díaz; Trilce, Montevideo, 2006; y también Historias de hombres libres en cautiverio, por Samuel Blixen; Trilce, Montevideo, 2004.
- ↑ Como fue el caso de la organización Resistencia Libertaria
Enlaces externos
- Anarquismo, razón e historia, por Joseph Sobran
- Actualidad del anarquismo, de Tomás Ibáñez
- El anarquismo, o el movimiento revolucionario del siglo 21, por David Graeber y Andrej Grubacic
- La ideología anarquista, por Ángel Cappelletti
- Anarquismo: Dos clases, por Wendy McElroy
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- ↑ En Anarcosindicalismo (teoría y práctica), el anarquista alemán Rudolf Rocker comenta:
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