- Interpretación fragmentaria
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La interpretación fragmentaria
La interpretación fragmentaria trata las escrituras como si fuesen meramente una colección de versiculos aislados, cada uno de los cuales puede entenderse independientemente de su contexto inmediato o remoto. Esta práctica se debe en parte a la división más bien arbitraria de la Biblia en capítulos y versículos. Más todavía, surgen ocasiones en las que no es posible recitar pasajes largos, y resulta mucho más simple y cómodo utilizar uno ó dos versículos. Esto lleva a veces a descuidar el marco contextual de las declaraciones Biblicas.
Podemos citar como ejemplo a Salmos 53:1 interpretado de manera fragmentada, podemos tomar la declaración: "No hay Dios. y afirmar que la Biblia misma niega la existencia de Dios, cuando la realidad del contexto es totalmente diferente.
La interpretación dogmática
La interpretación dogmática busca apoyo en las escrituras para ciertos dogmas que ya han sido aceptados. Como resultado, la Biblia se explica de modo que apoye dichas creencias, y las demás interpretaciones posibles se rechazan arbitrariamente. Este modo de interpretar se relaciona frecuentemente con la exposición fragmentaria, que se vale de textos arrancados de su contexto para sostener ciertos dogmas. Tanto el método fragmentario como el dogmático ilustran el hecho de que la escritura puede ser utilizada para probar cualquier cosa.
Estos dos tipos de interpretación errónea, sin embargo, tienen un elemento de verdad, porque adoptan el principio de que la Biblia es la autoridad a la que hay que apelar para determinar lo que cree el cristiano. Pero no analizan cuidadosamente el verdadero significado de la autoridad de las escrituras. Estas sólo tienen verdadera autoridad si se les usa como base para formular las propias creencias, y no si se les usa simplemente para apoyar las posiciones dogmáticas que tengamos.
La interpretación racionalista
El racionalista trata de explicar la Biblia de modo que resulte aceptable a la razón. La imposibilidad de aceptar ciertos hechos bíblicos, tales como los milagros, con frecuencia da como resultado una interpretación racionalista. Al racionalista hay que hacerle comprender que la razón humana es finita y que, por lo tanto, las escrituras jamás podrán ser vaciadas de su contenido misterioso.
La interpretación mitológica
El método mitológico se relaciona íntimamente con el tipo anterior, ya que con frecuencia es expresión del mismo racionalismo. Frecuentemente, para eliminar aquello que no se puede entender o aceptar por la razón, se declara que ciertos acontecimientos son mitos y no hechos históricos reales.
Este método sirve para eliminar en cierta medida el aspecto histórico de las escrituras, al insistir en que no existe una relación necesaria entre la historia y la transmisión de las verdades espirituales, cuando la riqueza bíblica radica mayormente en la historia que contiene y que ha soportado los escrutinios de muchos eruditos de todas partes del mundo. Veamos por ejemplo la resurreción: Este es un hecho histórico y como lo dice Josh McDowell en su libro "evidencia que exige un veredicto" citando al Dr. A. C. Ivy del departamento de Ciencias Químicas de la Universidad de Illinois. " sobre la base de la evidencia histórica del conocimiento biológico existente, el científico leal a la filosofía de la ciencia puede dudar la resurreción corporal de Jesucristo, pero no puede negarla. Pues al hacer eso da a entender que puede probar que no ocurrió".
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