- Jerónimo de Perigord
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Jerónimo de Perigord o Perigueux,[1] clérigo benedictino cluniaciense, fue obispo de Valencia tras la conquista del Cid y el primer obispo de la restaurada diócesis de Salamanca en 1102, por encargo de Raimundo de Borgoña, tras la repoblación de la ciudad.
Vino a la península como simple presbítero formando parte del grupo de monjes de su orden que llegaron a España escogidos por su formación letrada, honestidad y predisposición por el arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac para introducir el rito romano en sustitución del rito hispánico o mozárabe tras el Concilio de Burgos de 1080 en el reino de Alfonso VI. El testimonio de su vinculación a Bernardo de Toledo está recogido en la crónica De rebus Hispaniae de Rodrigo Jiménez de Rada «[Bernardo de Sedirac] trajo de Perigord a Jerónimo, que en los años de Rodrigo, el Campeador, fue obispo de Valencia».[2]
Hacia 1097 recala en la Valencia conquistada por el Cid con objeto de hacerse cargo del nuevo obispado de la capital levantina, para ello hubo de viajar a Roma a fin de que Urbano II le consagrara como obispo mediante un procedimiento de urgencia. Recibió una donación de propiedades de parte del Campeador en la localidad de Cebolla (llamado por los árabes Yubaila, actual El Puig). Lejos del personaje histórico está el retrato con el que se le caracteriza en el Cantar de mio Cid, donde aparece como un obispo belicoso y presto a entrar en batalla.
Jerónimo llegó a Valencia por la petición expresa que Rodrigo Díaz el Campeador hizo al arzobispo Bernardo de proporcionarle un clérigo capaz de ocupar la importante diócesis valenciana. Llegó en 1097 y en 1098 figura como obispo de Valencia en la donación hecha a la nueva catedral. A la muerte del Cid fue confirmado en el obispado por Alfonso VI y continuará rigiendo la diócesis valenciana hasta la pérdida de la ciudad en 1102.
El 22 de junio de ese mismo año es nombrado por Raimundo de Borgoña y su esposa Urraca obispo de Zamora y de Salamanca, y en 1103 regidor de la diócesis de Ávila. De las tres sedes fue obispo hasta su muerte en el año 1120, en que se escindieron y continuarán en adelante como diócesis independientes.
La leyenda tradicional señala que llevó consigo a Salamanca la imagen del Cristo de las Batallas, una imagen de la primera mitad del siglo XII, de la que se cuenta que había sido utilizada por el Cid. Se conserva en la ciudad y desde entonces se le atribuyen milagros, representados en la catedral por José Sánchez de Velascos y recogidos mediante acta notarial en 1615.
Fue el promotor de la construcción de la Catedral Vieja, y en ella recibió su primera sepultura junto a un arco de la nave. En 1607 los restos del obispo fueron trasladados a un altar junto al Cristo de las Batallas, en la misma Catedral Vieja; no sería éste su último emplazamiento pues el 7 de enero de 1744 se depositan en una Capilla del Cristo de las Batallas de la Catedral Nueva donde permanecen en la actualidad.
En el año 2008 se inauguró en la catedral vieja de Salamanca una exposición sobre las obras hechas en el medievo y la influencia de este obispo. La exposición se tituló «Ieronimus».
Predecesor:
Instauración de la diócesisObispo de Valencia
1097 - 1102Sucesor:
Reconquista musulmana de ValenciaPredecesor:
Reinstauración de la diócesisObispo de Zamora
1102 - 1120Sucesor:
Bernardo de PerigordPredecesor:
Reinstauración de la diócesisObispo de Salamanca
1102 - 1120Sucesor:
GiraldoPredecesor:
Reinstauración de la diócesisObispo de Ávila
1103 - 1120Sucesor:
SanchoNotas
Bibliografía utilizada
- MARTÍNEZ DIEZ, Gonzalo, El Cid histórico, Barcelona, Planeta, 1999, págs. 390-392. ISBN 84-08-03161-9.
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