Jinotepe (Nicaragua)

Jinotepe (Nicaragua)

Jinotepe (Nicaragua)

Jinotepe es una ciudad de Nicaragua, capital del departamento de Carazo. Su población es de 29.500 habitantes (2005)

La economía de la ciudad se basa en la agricultura y principalmente en el cultivo del café. Cuenta la iglesia parroquial Santiago, cuya construcción se remonta al año 1860 Situada en el gozne de las transacciones comerciales del llamado "triángulo de oro del café", y ciudad que puso los administradores de las haciendas mientras otros municipios ponían los mozos, Jinotepe ha consolidado a una clase media numerosa, ha elevado su población a 50 mil habitantes y ha situado en su jurisdicción una escuela normal, un instituto politécnico y uno de los campus de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), el cual es el Recinto Universitario de Carazo (RUC), está ubicado en el antiguo cuartel de la Guardia Nacional, a donde concurren unos 5 mil estudiantes procedentes de diversos municipios. Jinotepe es privilegiada con uno de los mejores Colegios del país:el Colegio San José, ganador de Múltiples premios tanto nacionales como internacionales, entre los cuales se destacan Mejor alumno a nivel nacional, mejor maestra, ganador de olimpiadas de física, matemática, español, etc. también ganador de la más célebres concursos como jóvenes talentos fuera del país, habiendo en todo el mundo.

Contenido

Jinotepe es el cerebro de Carazo, la ciudad más importante

Los fieles católicos de esta ciudad, que es dueña de su propia alma, costumbres y tradiciones, se aprestan a celebrar las fiestas en honor a su patrono, el Apóstol Santiago, imagen antiquísima que según la leyenda apareció flotando en las aguas del vecino balneario de Huehuete sin que se tenga fecha exacta del hallazgo al que hacen referencias los cronistas. El doctor Armando Luna Silva, historiador, poeta y diplomático, hace notar que una tormenta hizo zozobrar el barco en el que tanto Santiago, patrono de Jinotepe, como San Sebastián, patrono de Diriamba, eran transportados.

Inicialmente, según el cronista que recoge por supuesto lo expresado por antiguos nativos caraceños, las cajas fueron empujadas por las olas a la costa donde curiosos pobladores costeros o salineros, las quisieron abrir para descubrir de qué se trataba y ello fue imposible por lo que las transportaron hasta un macizo rocoso llamado "Loma de Bartolo" hasta donde se presentó el sacerdote del lugar para cerciorarse de que lo que se estaba presentando era un prodigio divino.

La misma crónica señala que hasta al sacerdote se le ocurrió construir en el sitio del hallazgo un santuario para que lo que había en el interior de las cajas fuera venerado por designio celestial.

No obstante, las cajas jamás fueron abiertas, sino hasta que haladas en carretas fueron transportadas a Diriamba y Jinotepe que eran los pueblos vecinos más cercanos.

En Diriamba se produjo otro hecho que llamó la atención del cura y los nativos cuando una de las cajas, la que contenía la imagen de Santiago de nuevo intentó ser abierta y recobró su peso extraordinario, mientras la otra se puso liviana como pluma, lo que a entender de los salineros era prueba de que San Sebastián debía quedarse en Diriamba y Santiago en Jinotepe.

Se quedó por siglos

En efecto, "Guachán" desde entonces es venerado por los diriambinos y Santiago, hijo del trueno y de los zebedeos tal como lo describen los evangelios, se quedó para siempre en Jinotepe donde año con año miles de devotos le tributan un tierno homenaje que coincide con la fecha de su martirio cuando Herodes mandó a decapitarlo convirtiéndose así en el primero de los discípulos martirizados por la causa de Jesucristo y la propagación del evangelio.

Hay sin embargo en las fiestas de Jinotepe dos momentos cumbres, el primero es el tope de los santos patronos de Carazo que tiene lugar el 24 de julio.

Luego de la misa, Santiago, cargado en hombros de sus devotos abandona su místico altar en la parroquia que lleva su nombre y es conducido hasta el beneficio de café Santa Rosa, donde se topa con San Marcos, patrono de la ciudad del mismo nombre.

Entre el estallido de bombas y cohetes y eufóricos gritos de Viva Santiago... Viva el hombre, y otros, se produce el primer electrizante encuentro y luego las dos imágenes son trasladadas a Dolores, el poblado que separa a las ciudades de Jinotepe y Diriamba.

A orillas de la carretera, la gente busca un poco de sombra en las imponentes alamedas de mameyes que son únicas en ese sector caraceño, mientras los que acompañan a las imágenes, que ya para entonces forman un mar humano, se trasladan a Dolores donde muy pronto Santiago y San Marcos estarán frente a frente a "Guachán" el bien amado de los católicos diriambinos.

Una imagen puntual

San Sebastian, es puntual y llega a la cita escoltado de los bailes tradicionales como El Güegüense o "Macho Ratón" el Toro Guaco, el Viejo y la Vieja y el baile del Gigante, entre otros. A "Chago" (Santiago), lo escoltan los diablitos y las inditas.

En Dolores sobran lo que ocurre es indescriptible y hay que estar en el sitio presenciando el tope de los tres santos para vivir tan inolvidable experiencia.

Una vez que los tres santos se topan entran a la parroquia y luego en hombros de sus cargadores retornan a la parroquia donde el pueblo reunido en el parque central y el atrio del templo les dan una calurosa bienvenida.

La gran función

El 25 entre tanto es la función que preside el obispo y luego Santiago y el resto de imágenes salen en procesión por las calles de la ciudad. Se destacan en las fiestas de Santiago asimismo, las comidas tradicionales, el guiso de maíz y ayiaco, este último elaborado con costillitas de cerdo, hoja de quelite, trozos de maduro, piña y jocote verde, que es propio de Jinotepe.

Además los sabrosos buñuelos y nacatamales que son repartidos en las enramadas y casas de mayordomos y fiesteros.

La Parroquia de Santiago Apóstol

La construcción de la imponente e histórica Iglesia Parroquial Santiago de Jinotepe se remonta al año 1860 cuando los vecinos, de lo que en aquel entonces se conocía como "Curato de Xilotepetl", procuraban un buen templo de cuyo intento se hizo eco la corporación municipal a fin de sustituir la antigua ermita que estaba ubicada donde hoy es la Administración de Rentas de Jinotepe y que fuese seriamente deteriorada por la erupción del volcán Mombacho en el año 1739. Fue el arquitecto Felipe Granera, leonés, y sus albañiles los responsables de su construcción, gracias al apoyo económico de las autoridades y de las más acomodadas familias de la localidad que se alternaron en la manutención semanal de los oficiales. Pequeña parte del material empleado en la construcción de la primera Iglesia erigida en Jinotepe, fue de "malpaís", la cual pasó de mano en mano por una columna de indios, quienes estaban calculadamente separados, para poder cubrir cerca de veinte kilómetros, desde un conocido punto de partida hasta un lugar inmediato al volcán Masaya. Numerosa población y segunda Iglesia.

Es de buena lógica deducir; tal tradición arroja una luz directa encaminada hacia el siglo XVI, a poner claro la numerosa población jinotepina, en los primeros años de su conversión al cristianismo, sumado a la falta de vías de acceso, en resta de condiciones, para el transporte adecuado. Luego viene la Iglesita vista en Jinotepe, por el Ilustrísimo Obispo de la Diócesis de Nicaragua, Licdo. Fray Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, durante su pastoral visita realizada en 1751, a lo largo de todo el país, es la segunda, la misma observada por él, ya en deterioro, derivada consecuencia del Mombacho; pues en 1739, con truenos de sísmico relincho y desbocado, arruinara su cuerpo en parte y rompiese su cabeza; pero sin lograr terminar con ella. La ermita inservible En 1811, al ser promovido al obispado de Nicaragua quien fuera Prior del Convento de Cartagena y caballero de la Cruz Isabel la Católica, Fray Nicolás García Jeréz, coexistente a la iniciación de las primigenias manifestaciones insurreccionales a contra España, ya anunciadas en León, al desconocer el ejercicio autoritario del Intendente, Brigadier don José Salvador, no bien convalecida la débil amazona llamada entonces, Ermita, vuelve a jinetear nuevo chúcaro de tierra en 1852 la solventa y la deja, casi podemos decir, inservible allí mismo donde se alzaba la casa municipal, en servicio de oficinas hasta el año de 1976, a Rentas de Carazo, demolida en tál época para dar paso al nuevo edificio de moderno estilo; Banco Nacional, con posterioridad Banco Nacional de Desarrollo. A pesar de la decadencia en los días subsiguientes, al momento de sostener la vejez de sus adobes sobre altos y gruesos puntales, vecinos de la población la reedificarón dejándola con tanto mayor condiciones de oficiar cuanto al ir de los años aumentó el número de prelados. Templos, eclesiásticos y número activo.

Para el año de 1820, el precitado Fraile Nicolás García Jeréz, Obispo de Nicaragua, informaba de costumbre a las autoridades peninsulares, acerca de los templos administrativos por eclesiásticos seculares, ofreciendo significativos pormenores. De acuerdo con tal información, el curato de Xinotepet, tenía la extensión superficial de cuatro leguas, dos pueblos de 5,200 almas, dos curas y una congrua de 900 pesos y dos reales al año, provenientes de primicias, medios, derechos y ración. Por aquel año residían en Jinotepe, los eclesiásticos don Pablo Bonilla, Cura, el Preceptor de Gramática don Antonio Velasco y los tonsurados señores Domingo Laguna, Dionisio Gutiérrez, Pedro Hurtado, Simón Román, Juan Mauricio Tapia, Esteban Bendaña, Dionisio Matus y Laureano Pineda, de lo cual de infiere la Ermita prestó servicios durante una cuarentena. Ya el año de 1860, los vecinos procuraban construir una buena Iglesia de cuyo intento se hizo eco la Honorable Corporación Municipal y presidida por el Señor Alcalde para discutir asunto de trascendencia tanto, como el abrazado por la sustitución de la Ermita, estrujando ideas tal quisiera exprimir las resoluciones, dispuso crear una Junta de buena Edificación, lo cual fue aprobado en el acto y ratificado después, por el Gobierno de la manera siguiente:

1.- Apruébese la creación de una "Junta de Edificación", de la Iglesia de Jinotepe, verificada en el acta municipal de la misma villa.

2.- Comuníquese a quién corresponda. Managua, marzo 1 de 1860. (Tomás Ayón. Historia de Nicaragua. Escrita por disposición del Señor Presidente Gral. D. Joaquín Zavala. Tomo 1-1956. p. 357)

Lugar escogido para construir Iglesia: Al poco tiempo la Honorable Corporación Municipal, el señor cura y el vecindario, designarón sitio donde debiera levantarse la Parroquia; sería en la parte oriental de la Plaza, no dentro de la limitación de la Ermita, pues seguiría sirviendo para los oficios religiosos, miemtras se levantaba en el mismo predio la Casa Consistorial superior a la para aquel entonces, designada Cabildo.

Así las cosas, con interés de construir la Iglesia, el cura de Jinotepe, demostró a S. S. ILMA, Obispo Piñol y Aycinena, el deseo de la comunidad porque se nombrara Mayordomo Ecónomo de la Parroquia de Jinotepe a don Felipe Rodríguez. (corona fúnebre de P.A. Vargas P.P. 4 y 5). Título por el cual se nombra mayordomo ecónomo de la Iglesia de Jinotepe, al señor Felipe Rodríguez.

"Nos el Doctor Piñol y Aycinena por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica de Nicaragua.

Habiéndonos informado el Sr. Cura de la Villa de Jinotepe, ser necesario nombrar Mayordomo Ecónomo de áquella Iglesia, y concurriendo la precisa circunstancia en el Sr. Don Felipe Rodríguez que al efecto nos ha propuesto el mismo Sr. Cura, mandamos librar el presente título, por el cual elegimos y nombramos el referido Sr. Rodríguez, Mayordomo Ecónomo de la Iglesia de Jinotepe, durante el trabajo de la torres y frontispicio, y le damos poder y facultad para que pueda usar y ejercer este cargo cobrando y percibiendo las rentas, limosnas y demás pertenencias correspondientes a este ramo; dar cartas de pago y otros concernientes de resguardos; y presentarle judicial y extrajudicialmente en caso necesario, a fin de que se verifique la cobranza y recaude lo que se adeudare a la Economía llevando de toda la cuenta y razón individual del ingreso y gasto para rendirla anualmente a la Junta de edificación, y ésta le remita a Nos o a Ntro. Vicario General. Y le señalamos en compensación de su trabajo el seis por ciento de todo lo que llegue a su poder, y mandamos que el expresado Sr. Rodríguez sea tenido y habido por tal Mayordomo Ecónomo y se le guarden las preemonencias y consideración que corresponden.

En testimonio de lo cual mandamos dar y damos el presente título firmado de nuestras manos, y sellando con el sello de nuestras Armas y refrendado por ntro. Pro. Srio. de Cámara y Gobierno, en la Santa Visita de la Parroquia de Santiago de la Ciudad de Managua a trece de marzo de mil ochocientos sesenta y uno.

Bernardo Obispo de Nicaragua.

(Un sello que dice: Dela Irtas gratia episcopalis. Nicaraguensis Bernardos Piñol e Aycinena) Por disposición de S.S. Yiltma. Mateo Espinoza. Pro. Srio. Arquitectos y Operarios llegan de León."

A continuación de ser nombrado Mayordomo Ecónomo don Felipe Rodríguez, se le comisionó para contratar un arquitecto de la ciudad de León, el cual resultó ser don Felipe Granera, quién llegó acompañado de sus respectivos albañiles. Este, una vez terminados los planos , convino con las autoridades y vecinos se alternarían, las más acomodadas familias de la localidad en la manutención semanal de los oficiales.

Fue así en efecto al comenzar el trabajo que sería utilizar los antiguos muros, habría también de cumplir el compromiso exactamente.

El Alcalde Indio requería a los de su gremio

Iniciábase, por otra parte, la ponderada energía del alcalde Indio, incitador tenáz, quien por aquellos días jugaba papel preponderante; requería con seriedad a los de su gremio, para ir a procesar cales en los hornos situados cerca del Río llamado "Cabecera de don Gaspar", y previa promesa para la alimentación de los operarios, todos los adinerados habrían destazar ganado vacuno en el propio lugar. Y comenzó a llegar cal por carretadas..de tal forma se practicó el transporte cuyos dueños no cobraron ningún dinero.

El cura recorría las calles en busca de colaboración

Interín el prebístero, Julían García, con una desbordante, inmensa energía constructiva, nunca superada quizá, recorría, convertido en jinete de un caballo peruano, según dicen los muy sabidos quienes así lo miraban por las calles de la Villa, cuando a trotecito se acercaba previniendo a los vecinos, fueran unos por materiales de construcción hacia las zonas montañozas y por agua otros hacia la fuente de "Chaliapa", en límite Norte de la población.

Todos estos materiales eran depositados por caballeros y señoritas, en el predio del Templo de la constrrucción.

Cuenta la leyenda que frente a las playas de Huehuete, transitaba una nave que al paso del tiempo ha perdido su nombre, su hora y su color. Repentinamente las olas levantaron amenazadoramente su mano de espuma contra la nave cual si fuera garra que quisiera arrancarle un valioso tesoro. El eterno mar vencedor era un látigo cruel. Hay peligro de zozobrar. El Capitán ordena que arrojen al mar algunas carga para aligerar el peso. En la bodega se destacan dos grandes caja. La tripulación cumple con la orden y lanza las cajas al mar. Las aguas feroces se apoderan de ellas, y a su contacto el mar recobra su ritmo normal. La nave continua su travesía y la tripulación contempla asombrada el prodigio. Las dos cajas flotan suavemente como sin peso, parecían cofres de nácar conducidos por manos de Angeles y así resbalando sobre el azul. Llegan a un punto rocoso de la playa de Huehuete.

La marca, con la ternura de una canción de nanas, sube hasta colocar las cajas al lado de la llamada «ZANJA DE AMBAR» Las deja ahí, recomendadas a una alfombra desordenada de rocas que acarician las olas. Dos salineros (hombres que explotan la sal en las playas de Carazo) caminan por la playa. Curiosos y con el escalofrío trepando por sus pantalones mojados se aproximan a las cajas.

Con solemnidad que aplasta el ansia abren una de ellas. !¡Gran Sorpresa! Descubren una imagen del Apóstol Santiago. Intentan sacar la imagen y esta se resbala de sus manos. Pretenden apoderarse de una campana de oro que prende del cuello del Apóstol, pero la campana se les escapa entre los dedos y se hunde en la Zanja de Amar, El viento se agachó sobre esa Zanja que no termina nunca y arrancó las vibraciones de la campana que se fue adormeciendo entre paredes de Ámbar, de sal y de mitos que crea el tiempo.

Los dos salineros con respetuoso temor cierran la caja, un helo de luz se desprende de ellas como si en su interior anidaran las estrellas, y un ramo de gaviotas teje el blanco palio que golpea el aire con un sonido lento y lleno de alas que crecen en la arena.

Los salineros, con el «Jesús no valga» colgado de los labios, corren en busca de auxilio para transportar las cajas a la iglesia más próxima.

Lo más próximo para solicitar auxilio es La Loma de Bartolo. La loma es un macizo rocoso que se levanta contiguo a la Zanja de Ámbar.

En la Edad Media hubiera sido el sitio ideal para construir un castillo, su propietario era una persona de amplios recursos económicos, muy querida y respetada en la región.

Como buen amante de los cuentos de apariciones, escucha muy atento a sus dos visitantes.

Luego duda, entre quedarse con las cajas o facilitar su traslado; sin embargo, autoriza a los salineros que busquen en el potrero dos bueyes para enyuntarlos en una carreta que transporte las imágenes.

Mientras los salineros van en busca de los bueyes, el señor de la loma envía a varios trabajadores para que se apoderen de las cajas y las suban a su casa.

Los enviados llegan a la Zanja. Intenta tomar las cajas, y miran atemorizados como ellas se levantan por los aires y se sitúan sobre las rocas más altas.

Hacen un intento más. Resulta imposible apoderarse de ellas por que han adquirido un peso extraordinario. Se diría que se han sellado a la roca. Los trabajadores piensan que eso es obra de encantamiento.

El miedo les crece en los ojos, y unos huyen a contarle al portón patrón lo sucedido y otros se quedan contemplando las cajas con mirada embobada. Los salineros entran en el potrero. Los bueyes de la Loma tienen fama de ariscos y de huir al menor movimiento del lazo del campista.

Ese día no huyeron, salieron caminando lentamente al encuentro de sus solicitantes. Bajan la cerviz mansamente para ser enyuntados a la carreta y parten camino abajo hacia la zanja de Ámbar, Los trabajadores que embobados miran las cajas, informaron del extraordinario peso que tenían y del embrujamiento que las envuelve.

Los salineros las toman en sus brazos y las encuentran ligeras de peso.

La bruja de Huehuete contaría que una legión de ángeles las sostenían con sus manos. Las cajas son colocadas sobre la carreta y suben por la loma de Bartolo.

El señor de la Loma, por tantos prodigios, tiene la seguridad de que en la caja no abierta se encierra otra imagen. Por eso. Les ofrece hacerse cargo de las dos imágenes y levantar un altar en la Loma para que ellas sean veneradas frente al mar. Los salineros opinan que es voluntad de Dios que las imágenes deben permanecer en las Iglesias, y la carreta desciende por la cuesta y torna el camino que conduce a la ciudad de Diríamba.

Al marchar por el llano los montes y los vados, el ritmo de la carreta se va armonizando con la sinfonía de la tierra y del cielo, y con el compás de chirriar de ruedas y naturaleza van fluyendo anécdotas reales y falsas; brotan lánguidos himnos religiosos y adormiladas tonadillas, de moda en el campo.

Así... hablando y cantando atraviesan la distancia y los olores del campo y los poblados, Los hombres de la sal paran en la coiindería del camino y cuentan el milagroso hallazgo, Los campesinos. persignando, con una mano y con el sombrero de palma en la otra, acuden a mirar y tocar las cajas.

La carreta sigue, sube y baja los montes, y el polvo viste el cuerpo de los salineros.

Ellos sienten que se agigantan mientras avanza. y no caben en sí de gozo por que se sienten Elegidos del Señor. Piensan que son diferentes a todo el mundo por que el hijo del Trueno, como una lluvia loca, les golpea el corazón.

La carretera entra en Diriamba por la quebrada del Perro, la calle principal les lleva la iglesia, intentan bajar una de las cajas pero vuelve a ser imposible cargar con ella.

Ha recobrado el extraordinario peso del que les hablaran los trabajadores de la Loma de Bartolo. Prueban la otro. y era ligera.

Parece con deseos de salir, de la carreta; es casi un corazón palpitante.

La conducen al interior de la iglesia. La abren, Ahí está San Sebastián que ha escogido, por designios del cielo, la ciudad de Diriamba para ser su patrón bienamado.

Los salineros vuelven a la carreta. Los bueyes sin que les arreen emprenden nuevamente la marcha. Toman esta vez rumbo a Jinotepe. Los Rayos del sol caen como flechas de fuego sobre el camino. Cuentan los ancianos de la zona que el camino parecía al paso de la carreta convirtiendo la floración en un blanco y tembloroso himno de pureza. La carreta llega hasta la iglesia Parroquial de Jinotepe. Se detiene frente a ella. Los salineros vacilantes prueban cargar la caja. Vuelve a ser leve. Suben las gradas del templo. En sus gargantas hay oraciones y un estremecimiento hiere sus piernas. Abren la caja. Levantan la imagen de Santiago y la ciudad entera se cubre con la magnitud de una nueva y reluciente estrella.

Esa es la imagen de Santiago que por las calles de Jinotepe pasea su mirada vaga de horizonte marino, buscando por los barrios y las esquinas lo que allí no perdió; una campana verde de alga, como nacida del mar, con tañido de marimba que sólo sabe llorar. Era una imagen prodigiosa de fuerza y dulzura; su rostro es la soledad, el espacio, la distancia, es la proa que sobrevive en la claridad de las aguas...

Cuentan las antiguas sirvientas del poblado que esa es una imagen esculpida por las olas del mar con guantes de nubes e inspiración azul. Y dicen, también que su campana será recuperada cuando la carne y el perdón derramen sobre los brazos de Nicaragua la Paz y el Amor.

Estos relatos se han venido trasmitiendo de generación en generación hasta nuestros días, sin que hasta el momento ningún mortal pueda contradecir estas aseveraciones que se han venido trasmitiendo de padres a hijos a través de los siglos.

No sabemos sí la venida de nuestra imagen se haya producido por un naufragio de algún barco, o si fue obra a propósito de los conquistadores, cualquiera de las dos hipótesis podría ser la cierta.

Siempre se le ha considerado un Santo Milagroso y para sus festividades es visitado por millares de promesantes que le vienen a cumplir ya sea de rodillas dentro de la iglesia o en las calles de Diriamba, en las dos ocasiones que las recorre una en su propio día el 20 de enero y la segunda el día 27 en el que es acompañado de Santiago y de San Marcos, las festividades en su honor dan comienzo el día 17 de enero y concluyen el día 27 del mismo mes, aparte de los promesantes que le cumplen al Santo sus ofrecimientos de rodilla, bien ponién. chicha de jengibre, acompañado de cajeta negra, rosquillas, y pinolillo, el segundo día se reparten nacatamales, y chicha, todo el día.

El tercer día se reparten: El almuerzo y la chicha de jengibre y el último día se reparte: el picadillo o Indio Viejo en el almuerzo y por la tarde los buñuelos.

El Folclore

Los bailes. en las fiestas de santiago puede apreciar los bailes de. El Guegüense, El Toro Huaco, El Gigante y el Baile de las Indias y los diablos. Todos los bailantes visten sus mejores trajes, sus máscaras lucen impecables y el bello plumaje de los sombreros de Pavo Real, engalanan y ponen el colorido a las festividades.

además pueden apreciar en diciembre en las celebraciones de la virgen de Guadalupe, el baile de los chinegros, que con sus coloridos trajes bailan al son de chicheron a la virgen milagrosa, también los bailes de las inditas.

Jinotepe, es una ciudad eminentemente catòlica, su gente ama a Santiago Apòstol y es fiel a su peregrinar, que Dios bendiga a Jinotepe.

Página web de Jinotepe

Obtenido de "Jinotepe (Nicaragua)"

Wikimedia foundation. 2010.

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