- Juan Carlos Pugliese (padre)
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Juan Carlos Pugliese (padre)
Ministro de Economía de Argentina31 de marzo de 1989 – 14 de mayo de 1989 Presidente Raúl Alfonsín Vicepresidente Víctor H. Martínez Predecesor Juan Vital Sourrouille Sucesor Jesús Rodríguez 19 de agosto de 1964 – 28 de junio de 1966 Presidente Arturo Umberto Illia Vicepresidente Carlos Humberto Perette Predecesor Eugenio Blanco Sucesor Jorge Salimei
Datos personalesNacimiento 1915
Tandil, ArgentinaFallecimiento 17 de enero de 1994
Buenos Aires, ArgentinaPartido Unión Cívica Radical Profesión Abogado
EconomistaAlma máter Universidad Nacional de La Plata Juan Carlos Pugliese (padre) (Tandil, Provincia de Buenos Aires en 1915 – 17 de enero de 1994) fue un abogado, economista y político argentino de la Unión Cívica Radical, que se desempeñó diputado, senador y ministro de Economía y del Interior.
Contenido
Biografía
Juan Carlos Pugliese realizó sus estudios primarios y secundarios en Tandil y universitarios en la Universidad Nacional de La Plata, donde se recibió de abogado en 1940.
Fue elegido senador provincial en 1955, diputado nacional en 1963 y 1989 y senador nacional en 1973.
En 1963 fue designado por el presidente Arturo Illia como presidente del Banco Central y en 1964, como Ministro de Economía, luego de la muerte de Eugenio Blanco, cargo que desempeñó hasta el golpe militar de 1966.
En 1988 recibió el Premio Konex de Platino por su impecable carrera como legislador.
Presidente de la Cámara
Entre 1983 y 1989, año tras año y por el voto unánime de los diputados de todas las bancadas, fue elegido para ocupar la función de Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Su gestión fue ejemplar en cuanto a la transparencia administrativa y a la equidad y vocación de diálogo con todos los sectores políticos, a la vez que fue un digno y vigoroso defensor de las instituciones republicanas y democráticas y del estricto respeto y cumplimiento del reglamento interno del Cuerpo. De igual modo y con la misma pasión más de una vez dejó el sillón de la Presidencia para defender desde la banca los principios y valores de la Unión Cívica Radical (UCR) y las políticas del gobierno de Raúl Alfonsín.
En los siete años de ejercicio de la Presidencia del Cuerpo devolvió al fin de cada período los fondos reservados asignados presupuestariamente al Presidente, sin haber jamás utilizado un centavo en provecho propio ni siquiera para atender situaciones institucionales que lo pudieran justificar. Las únicas dos oportunidades en que se utilizaron fondos reservados de la Presidencia del Cuerpo fueron para permitir la urgente atención médica de dos diputados, que, en diferentes momentos entre 1983 y 1989, tuvieron sus vidas en riesgo por razones de salud y quienes no poseían el dinero necesario para acceder a la medicina de alta complejidad.
En la Presidencia de la Cámara fue acompañado por un reducido número de colaboradores de su íntima confianza, cuyo número total era de 19 personas integradas a la planta permanente del Cuerpo. Después de su gestión, como muestra del grado de descomposición ética y administrativa que abundó en el Congreso, las sucesivas presidencias del Cuerpo nombraron a varias decenas de personas, llegando en algún caso a los dos centenares de empleados, la gran mayoría de los cuales sólo cobraba su sueldo pero no prestaba función alguna.
Hubo un Pugliese que hizo respetar la investidura como presidente de la Cámara de Diputados y otro, cálido y comprensivo, que sin dejar de ser la máxima autoridad explicaba la razón de sus determinaciones.
Fueron los peronistas de entonces, de distintas edades, lugares e historias -algunos sin historia como José Luis Manzano- que llegaron a Diputados, en 1983, y que eligieron a Pugliese como jefe del cuerpo a propuesta del titular del bloque radical, César Jaroslavsky, convencidos de que ese hombre, de 68 años, era el mejor conductor de una Cámara política estratégica para la República, en la cual el oficialismo tenía una mayoría ajustada: 129 diputados sobre 254, de los que el bloque justicialista tenía 111.
Pugliese llegaba con una larga experiencia clave en la propia historia del radicalismo porque había acompañado y gravitado con sus propias convicciones sobre Ricardo Balbín, a comienzos de los setenta, cuando el líder entonces del radicalismo fue dejando gradualmente los enconos del pasado para abrazarse con Juan Domingo Perón. Fue Pugliese el verdadero promotor de esa síntesis sobre la cual se sustentaría el propio sistema a partir de 1983, que diez años antes había funcionado incluso pese a la muerte de Perón, el 1º de julio de 1974, a quien Balbín despediría como un amigo -palabra que usó- en su inolvidable discurso junto al féretro en el recinto mismo de la Cámara de Diputados. Pugliese era un senador nacional influyente en la Cámara y miembro del bloque que presidía el entrerriano Carlos Perette.
Tras el golpe militar de 1976, Pugliese trabajó como abogado y alternó su querida Tandil con un departamento de su propiedad, de dos ambientes, en la calle Solis, cerca del Congreso. Uno de los temas de estudio que más lo atraía en aquellos años era la geopolítica, en buena medida una de las razones por las que Raúl Alfonsín había pensado en él como ministro de Defensa antes de asumir su cargo, el 10 de diciembre de 1983. Se decidió finalmente por Raúl Borrás y Pugliese, perteneciente entre las corrientes internas a la Línea Nacional balbinista y no el Movimiento de Renovación y Cambio alfonsinista, fue presidente de la Cámara. Estuvo en ella en su máximo cargo hasta que, en febrero de 1989, tras la renuncia de Juan Vital Sourrouille, renunció a sus funciones para ir en apoyo de su gobierno como sucesor en la ardiente cartera de Economía, ya que había cumplido funciones semejantes en el gobierno de Arturo Ilia.
La Cámara de Diputados rechazó la renuncia porque se trataba de quien había sido el político más querido y respetado por todos, un maestro, como los mismos peronistas lo llamaron. Y así por voluntad unánime del cuerpo su renuncia se transformó en licencia ya que el mandato de Pugliese se extendía hasta 1991. Lamentablemente la excepción para un hombre excepcional se constituiría en una regla, parte de otra historia.
Por vocación de servicio
En 1989, luego de la renuncia de Juan Vital Sourrouille fue designado por el presidente Raúl Alfonsín primero como Ministro de Economía, cargo que desempeñó brevemente en un contexto hiperinflacionario y luego como Ministro del Interior. Ambos puestos fueron aceptados por Pugliese sólo por su alto sentido del deber y por su vocación de servicio a la Nación, ya que en la intimidad confesaba a sus amigos y colaboradores que, ante el estado de virtual anarquía y desorden social, político y económico que envolvían al gobierno de Raúl Alfonsín, sus perspectivas eran muy oscuras, tal como aconteció cuando tras la hiperinflación que azotó a la economía y al paralelo caos social, con saqueos y permanentes revueltas callejeras, el presidente Alfonsín debió renunciar al cargo y entregar anticipadamente el mando del Poder Ejecutivo a su sucesor electo en julio de 1989, Carlos Menem.
Dentro de la Unión Cívica Radical presidió el Comité de la Provincia de Buenos Aires desde 1972 hasta 1983, integrando la Línea Nacional que lideraba Ricardo Balbín. Luego de la muerte de Balbín en 1981, desde la Línea Nacional contribuyó a la candidatura presidencial de Raúl Alfonsín. Su apoyo, sin embargo, era crítico. Procuraba acompañar el proceso de cambios que sacudió a la sociedad argentina después de los trágicos años de la dictadura militar (1976-1983) y que consagró el liderazgo de Raúl Alfonsín en el seno del centenario partido radical. Pugliese interpretaba que la corriente alfonsinista encarnaba como ninguna otra ese proceso de transformaciones en la política argentina. Ante sus pares de Línea Nacional, quienes veían a los militantes del Movimiento de Renovación y Cambio y de la Junta Coordinadora Nacional que conducía Alfonsín como un "caballo de Troya" que escondía la infiltración socialdemócrata en el partido de masas fundado por Alem, sostenía que a los jóvenes alfonsinistas había que "rodearlos" con la experiencia y moderación política que distinguía a la vieja UCR de Balbín, pero sin excluirlos ni exponerlos a la ruptura. Porque argumentaba que los nuevos tiempos exigían nuevos estilos y dirigentes, pero que el agiornamiento debía transcurrir sin que destruyera el partido de Alem e Yrigoyen.
Movimientos históricos
La estrategia de Pugliese no ignoraba, al mismo tiempo, que la ascensión del alfonsinismo y su proyecto de fundación de un nuevo "movimiento histórico", al uso del yrigoyenismo y del peronismo pero con la impronta y el auxilio del socialismo democrático en plena expansión en Europa, implicaba la ideologización de la UCR y su tributo a los planes y proyectos originados en el mundo industrializado, donde la socialdemocracia danzaba cómodamente y con éxito de masas entre el socialismo político democrático apegado a la república, y el capitalismo occidental con base en el mercado pero con reaseguro en el Estado de bienestar sustentado en fuertes políticas de seguridad social. Pugliese advertía que esa alianza de intereses funcionaba en Europa y que permitía convivir a esas sociedades avanzadas con un alto nivel de desocupación. Pero descreía de que tales modelos fueran de resultados y elaboraciones simétricas para la Argentina. Ante la euforia y desatino de los jóvenes alfonsinistas y su dosis de soberbia y precariedad en el análisis sociopolítico, Pugliese intentaba poner sensatez e inteligencia en lo que era un aluvión de voluntarismo y ambición de poder de unos y otros. Se sumó a ello la incapacidad de muchos para gobernar con idoneidad y la habilidad de otros para agravar las situaciones y poner en ventaja a un arco opositor cuya composición corporativa unía en el espanto y la revancha a peronistas, militares, conservadores y miembros del establishment, más sectores económicos de bajos recursos que veían esfumarse sus ingresos por la hiperinflación. Todo lo cual tuvo más fuerza y poder de disuasión que los sueños movimientistas de los jóvenes alfonsinistas.
La prédica de Pugliese entre sus correligionarios no fue comprendida y su acción se vio reducida al apoyo de escasos e impotentes dirigentes de la provincia de Buenos Aires, por lo cual su estrategia se redujo a la creación de una minoritaria línea interna de la UCR denominada Movimiento Integrador Nacional (MIN), desde la cual procuró canalizar y orientar las tensiones y traumas que el recambio generacional e ideológico conllevaba. Su figura era respetada por todos, pero sus métodos no bastaron para contener el derrumbe del gobierno de Alfonsín y sus aliados y correligionarios.
En 1991, durante el gobierno de Menem y después del colapso del alfonsinismo, la UCR lo eligió como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, obteniendo el 23% de los votos frente al 46% del justicialista Eduardo Duhalde. Era el comienzo del fin de su íntegra y digna carrera política. Tres años después fallecía sin haberse resignado ante la disgregación y vaciamiento de ideales que había corroído ya para entonces los cimientos de los partidos políticos argentinos.
Referencias
- Fundación Konex, Juan Carlos Pugliese
- "El viejo maestro", biografía, autor Eduardo Zanini (periodista argentino)
Predecesor:
Eugenio BlancoMinistro de Economía de Argentina
19 de agosto de 1964 - 28 de junio de 1966Sucesor:
Jorge SalimeiPredecesor:
Juan Vital SourrouilleMinistro de Economía de Argentina
31 de marzo - 14 de mayo de 1989Sucesor:
Jesús RodríguezCategorías:- Nacidos en 1915
- Fallecidos en 1994
- Alumnado de la Universidad Nacional de La Plata
- Economistas de Argentina
- Abogados de Argentina
- Políticos de la Unión Cívica Radical
- Senadores de Argentina
- Diputados del Congreso de la Nación Argentina por la Provincia de Buenos Aires
- Tandilenses
- Ministros de Economía de Argentina
- Argentinos de ascendencia italiana
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