- Los olvidados
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Los olvidados Título Los olvidados Ficha técnica Dirección Luis Buñuel Ayudante de dirección Ignacio Villarreal Producción Óscar Dancigers
Prod. ejec.: Federico Amérigo
Sergio Kogan
Jaime A. MenasceGuion Luis Buñuel
Luis Alcoriza
Max Aub
Juan Larrea
Pedro de UrdimalasMúsica Rodolfo Halffter
Gustavo PittalugaSonido José B. Carlos
Jesús González Gancy
(Monoaural)Maquillaje Armando Meyer Fotografía Gabriel Figueroa Montaje Carlos Savage Escenografía Edward Fitzgerald Reparto - Stella Inda
- Miguel Inclán
- Alfonso Mejía
- Roberto Cobo
- Alma Delia Fuentes
- Francisco Jambrina
- Jesús Navarro
- Efraín Arauz
- Sergio Villarreal
- Jorge Pérez
- Javier Amézcua
- Mario Ramírez Herrera
- Ernesto Alonso
- Victorio Blanco
Ver todos los créditos (IMDb) Datos y cifras País(es) México Año 1950 Género Drama Duración 88 minutos Idioma(s) español Compañías Productora Ultramar Films Ficha en IMDb Los olvidados es una película mexicana de 1950 escrita y dirigida por Luis Buñuel, que obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes y que ha sido nombrada Memoria del Mundo por la Unesco. Los olvidados cuenta una historia trágica y realista sobre la vida de unos niños en un barrio marginal de la Ciudad de México.
Esta película es la obra más relevante desde que Buñuel comenzó su etapa mexicana. Tras el éxito comercial que le proporcionó El gran Calavera, el productor Óscar Dancigers le propuso que dirigiese una nueva película sobre los niños pobres de México.
La película se sitúa en la línea del neorrealismo italiano, al que Buñuel aporta su toque surrealista como se puede observar en la secuencia del sueño de Pedro, la obsesión por las gallinas o el huevo lanzado hacia la cámara.
Contenido
Sinopsis
Tras un prólogo en el que con imágenes de Nueva York, París y Londres, se advierte de la universalidad de la tragedia que va a producirse, la cámara localiza enclaves reconocibles de la Ciudad de México. En uno de sus barrios marginales, Jaibo (Roberto Cobo) es un adolescente que escapa de un correccional para reunirse con Pedro (Alfonso Mejía). En presencia de él, Jaibo mata a Julián, el muchacho que supuestamente le delató. También intenta robar a un ciego al que finalmente maltrata en un descampado.
Cuando Pedro llega a su casa su madre no quiere darle de comer, lo que origina la secuencia onírica y surrealista en que la madre le ofrece unas vísceras que Jaibo le arrebata saliendo debajo de la cama donde yace el cadáver de Julián.
Otro niño, que ha sido abandonado por su padre en la ciudad, Ojitos, entra al servicio del ciego como lazarillo, que ejerce de curandero en casa de Meche, una turbadora adolescente de la que el ciego se quiere aprovechar.
Pedro intenta recobrar la estima de su madre comenzando a trabajar, pero sus buenas intenciones son frustradas por el comportamiento de Jaibo que comete un robo del que acusan a Pedro, que es arrestado por ello en una granja escuela. El director de la institución, confiando en el chico, le da cincuenta pesos y le manda a un recado, pero Jaibo le roba el dinero. Pedro entonces le denuncia como asesino de Julián, y Jaibo se venga matándolo en el gallinero de la casa de Meche. Esta y su abuelo arrojan su cadáver a un muladar. Entretanto, Jaibo es abatido por disparos de la policía, y su agonía se ve sobreimpresionada por un perro que avanza y una voz que dice «buenas noches» que encadena con el que la madre de Pedro dirige a Meche y su abuelo, que llevan el cadáver de su hijo en un saco a lomos de una burra.
Reparto
- Stella Inda (La madre de Pedro)
- Miguel Inclán (Don Carmelo, el ciego)
- Alfonso Mejía (Pedro)
- Roberto Cobo (El Jaibo)
- Alma Delia Fuentes (Meche)
- Francisco Jambrina (El director de la escuela)
- Jesús Navarro (El padre de Julián)
- Efraín Arauz (Cacarizo)
- Sergio Villarreal
- Jorge Pérez (Pelón)
- Javier Amézcua (Julián)
- Mario Ramírez Herrera (Ojitos)
- Ernesto Alonso (La voz al comienzo de la película) (sin crédito)
- Victorio Blanco (Viejo del mercado) (sin crédito)
- Rubén Campos (Un asilado) (sin crédito)
- Daniel Corona (Un golfo) (sin crédito)
- Enedina Díaz de León (Tortillera) (sin crédito)
- Juan Domínguez ((sin crédito)
- José Luis Echeverría (sin crédito)
- Miguel Funes hijo (sin crédito)
- Antulio Jiménez Pons (Chicharronero) (sin crédito)
- Patricia Jiménez Pons (sin crédito)
- José López (Un asilado) (sin crédito)
- Héctor López Portillo (Juez) (sin crédito)
- José Loza (Un asilado) (sin crédito)
- Antonio Martínez (Chamaquito) (sin crédito)
- Ramón Martínez (Nacho, hermano de Pedro) (sin crédito)
- Víctor Manuel Mendoza (sin crédito)
- Ángel Merino (Carlos, subdirector de la escuela) (sin crédito)
- José Moreno Fuentes (Policía) (sin crédito)
- Humberto Mostí (sin crédito)
- Francisco Muller (Mendoza) (sin crédito)
- Roberto Navarrete (Un golfo) (sin crédito)
- Diana Ochoa (La madre del Cacarizo) (sin crédito)
- Rosa Pérez (sin crédito)
- Salvador Quiroz (Dueño de la herrería) (sin crédito)
- Charles Rooner (Pederasta elegante) (sin crédito)
- Ramón Sánchez (Vendedor de tortas) (sin crédito)
- Ignacio Solorzano (sin crédito)
- Juan Villegas (Abuelo del Cacarizo) (sin crédito)
Análisis
Aparentemente, la película es un drama o tragedia neorrealista, documentada en los bajos fondos de la gran urbe y que tiene una intención marcadamente social. Sin embargo, el trazado subliminal, crea todo un flujo subconsciente en que los temas son la ausencia del padre, el complejo de Edipo, la orfandad, la maldad y la muerte. Todo esto está subrayado por secuencias oníricas, por la extraña y constante presencia de las gallinas, la rítmica repetición de brazos que se alzan cada diez minutos para golpear y matar cruelmente y, no menos importante, la vanguardista música, atormentada e inquietante, de Rodolfo Halffter sobre temas de Gustavo Pittaluga. Ello crea un clima de malestar que lleva al filme a la característica poética surrealista y tortuosa del aragonés.
Como ha recordado Octavio Paz, Buñuel muestra la evolución del surrealismo, que se inserta ahora en las formas tradicionales del relato, en este caso una tragedia sin coturno, integrando «las imágenes irracionales que brotan de la mitad oscura del hombre».
El estreno de la película en México suscitó violentas reacciones, y se pidió desde diversas instancias mediáticas la expulsión del cineasta del país. A los cuatro días fue retirada de los cines sin que faltaran intentos de agresión física contra Buñuel. Afortunadamente, algunos intelectuales salieron en su defensa y, tras recibir el premio al mejor director en el Festival de Cannes de 1951 (en una edición donde competían Milagro en Milán de Vittorio de Sica o Eva al desnudo de Joseph L. Mankiewicz), Buñuel fue «redescubierto» en los medios franceses y europeos, lo que le valió el respeto y la audiencia en México. La película fue reestrenada al año siguiente en una buena sala de la capital mexicana, donde permanecería más de dos meses en cartel.
Y su éxito comercial se dio pese a su extrema dureza, pues como señaló André Bazin, se trata de un ejemplo del "cine de la crueldad", en consonancia con las propuestas que para el teatro había hecho Antonin Artaud con su "teatro de la crueldad". Buñuel se permite mostrar lisiados sin el menor intento de mover la compasión del espectador hacia ellos. Antes al contrario, muestra al ciego cargado de rasgos negativos (lujurioso, avaro y chivato), y esto se refuerza eligiendo para este personaje a un actor conocido por su interpretación de numerosos «malos» en el cine mexicano.
Los dos grandes temas son la sexualidad y la muerte, sin olvidarnos de la pobreza, la marginación y la miseria, que recorren el primero los componentes surrealistas y profundos de la psique humana y el segundo la dura lucha por la vida de la realidad social. Desde este punto de vista, «olvidados» son todos sus personajes: Ojitos, que es abandonado a su suerte por su padre en la gran ciudad para librarse de una boca que alimentar; Pedro, a quien su madre le niega el afecto y aun el sustento; esta, a su vez, repudiada y vejada por su marido, y luego abandonada; Jaibo, de orfandad total, que ha tenido que sobrevivir en la calle, e incluso el ciego, desasistido de beneficencia, por lo que tiene que mendigar en la calle, desvalido como el hombre-tronco, que se desplaza sobre un carrito con ruedas, y del que los chicos se burlan quitándole su medio de locomoción y tirándolo calle abajo.
Esta tremenda visión del mundo remata en la doble muerte sobreimpresionada de Pedro y Jaibo: ni el bien ni el mal escapan a ella, como constata trágicamente la película (al menos en las condiciones sociales en las que se desarrolla este drama). Su valor cinematográfico se desprende de todas estas sugerencias subterráneas, que, unido a la trama contundente y brutal, crean una gran catarsis.
Los olvidados es, junto a Metrópolis de Fritz Lang, una de las dos piezas del séptimo arte que han recibido la consideración de Memoria del Mundo.
Este filme ocupa el lugar 2 dentro de la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano, según la opinión de 25 críticos y especialistas del cine en México, publicada por la revista Somos en julio de 1994.[1]
Final alternativo
Oscar Dancingers, obligó a Luis Buñuel a rodar un segundo final donde Pedro mataba a El jaibo y volvía a la escuela correccional. Por lo visto, este final feliz se rodó con la razón de sustituir al verdadero en caso de que no gustase al público.[2]
Referencias
Bibliografía
- Agustín Sánchez Vidal, Luis Buñuel, Madrid, Cátedra, 1994 (19911). ISBN 84-376-2151-8
Véase también
Enlaces externos
- Ficha técnica en la página del cine mexicano del ITESM.
- Crítica de Los olvidados de Alohacriticón.
- Fernando Roncero, «Los olvidados: modelos de violencia y marginalidad en el cine hispanoamericano» (Word)
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