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Ana I de Gran Bretaña
Ana de Gran Bretaña Reina de Gran Bretaña e Irlanda Reinado 8 de marzo de 1702 – 1 de agosto de 1714 Coronación 23 de abril de 1702 Nacimiento 6 de febrero de 1665
Londres, Palacio de St. JamesFallecimiento 1 de agosto de 1714
Londres, Palacio de KensingtonEntierro Abadía de Westminster Predecesor Guillermo III Sucesor Jorge I Consorte Jorge de Dinamarca Descendencia María de Dinamarca
Ana María de Dinamarca
Guillermo de Dinamarca
Jorge de Dinamarca
Carlos de DinamarcaCasa Real Casa de Estuardo Padre Jacobo II de Inglaterra Madre Ana Hyde Ana I de Estuardo (1665–1714) fue reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde el 8 de marzo de 1702 hasta su muerte. El 1 de mayo de 1707, Inglaterra y Escocia se unieron en un sólo reino, por lo que Ana se convirtió en la primera soberana de la Gran Bretaña. Fue la última soberana británica de la casa de los Estuardo. Le sucedió en el trono un primo distante, Jorge I, de la casa de Hannover.
Su vida estuvo marcada por muchas crisis relacionadas con la sucesión de la corona. Su padre, el católico Jacobo II, había sido depuesto en 1688; su hermana y cuñado se convirtieron entonces en los reyes María II y Guillermo III. El que ni ella ni su hermana tuvieran hijos que llegaran a adultos provocó que, sin un heredero protestante, el hijo de Jacobo II, Jacobo Francisco Eduardo, tuviese posibilidad de reclamar la corona. Es por esa razón que el Parlamento aprueba una Ley que permite que el trono pase a la casa de Wittelsbach. Cuando el Parlamento de Escocia rechazó aceptar la opción del Parlamento inglés, las varias tácticas coactivas (tales como dañar la economía escocesa poniendo restricciones al comercio) fueron utilizadas para asegurarse de la cooperación de Escocia. El Acta de Unión de 1707 (que unió Inglaterra y Escocia en Gran Bretaña) fue un producto de negociaciones subsecuentes.
El reinado de Ana fue marcado también por el desarrollo del sistema bipartidista. Ella prefería en lo personal el partido tory, por lo que sufrió el ataque de los whigs. Su más cercana amiga y posiblemente más influyente consejera fue Sarah Jennings, cuyo esposo, John Churchill, 1er duque de Marlborough, dirigió las tropas inglesas en la Guerra de Sucesión Española.
Contenido
Biografía
Ana nació en el palacio de St. James, en Londres, el 6 de febrero de 1665, siendo la cuarta —pero segunda hija superviviente— de los 8 hijos de Jacobo, duque de York, futuro Jacobo II de Inglaterra, y de Ana Hyde.
Ana y su hermana mayor, María eran los únicos hijos del duque y la duquesa de York en llegar a la adultez. Ana sufrió de niña una infección ocular; para el tratamiento médico, fue enviada a Francia. Allí vivió con su abuela, Enriqueta María de Francia, y al morir ella pasa a residir con su tía, Enriqueta Ana, duquesa de Orleans. Ana volvió de Francia en 1670. Cerca de 1673, Ana conoció a Sarah Jennings, que se convirtió en una de su amiga más cercana y uno de sus consejeros más influyentes. Jennings se casó más adelante a John Churchill (el duque futuro de Marlborough), que sería más adelante uno de los generales más importantes de Ana.
Cerca de 1672, la conversión de su padre al catolicismo romano se hizo pública. Sin embargo, de acuerdo a las órdenes del rey Carlos II, Ana y a su hermana María fueron educadas como estrictas protestantes. En 1678 Ana acompañó a su madrastra María de Módena a Holanda, y en 1679 se unió a su padre en el exterior y luego en Escocia.
Su matrimonio con Jorge de Dinamarca
El 28 de julio de 1683, en el palacio de St. James, Ana se casó con el príncipe protestante Jorge de Dinamarca, hermano del rey Cristián V, una unión impopular debido a las inclinaciones francesas del país natal del novio, pero que fue de una gran felicidad doméstica, el príncipe y princesa que eran de caracteres similares y preferían el retiro y la tranquilidad a la vida en el gran mundo. De este matrimonio nacieron 19 hijos; pero desafortunadamente, ninguno de ellos llegaría a edad adulta:
- Una hija (n. muerta, 12.5.1684).
- María (n. palacio de Whitehall, 2.6.1685 – m. castillo de Windsor, 8.2.1687).
- Ana Sofía (n. castillo de Windsor, 12.5.1686 – m. castillo de Windsor, 2.2.1687).
- Un hijo (n. muerto, 21.1.1687).
- Un hijo (n. muerto, 22.10.1687).
- Un aborto (16.4.1688).
- Un aborto (10.1688).
- Guillermo Enrique (n. Hampton Court, 24.7.1689 – m. castillo de Windsor, 30.7.1700), duque de Gloucester.
- María (n. y m. palacio de St. James, 14.10.1690).
- Jorge (n. y m. Sion House, Brentford, Middlesex, 17.4.1692).
- Una hija (n. muerta, Berkely House, 23.3.1693).
- Una hija (n. muerta, 21.1.1694).
- Una hija (n. muerta, 18.2.1695).
- Un hijo (n. muerto, castillo de Windsor, 25.3.1696).
- Unos hijos gemelos (n. muertos, 25.3.1697).
- Un hijo (n. muerto, XII.1697).
- Carlos (n. y m. castillo de Windsor, 15.9.1698).
- Un hijo (n. muerto, 25.1.1700).
María también se había casado con un príncipe protestante: Guillermo III de Orange. Cuando el rey Carlos II murió en 1685 (convirtiéndose al catolicismo romano en su lecho de muerte), el padre de Ana ascendió el trono como Jacobo II. Jacobo, deseoso de un sucesor católico, sugirió a la princesa Ana que él intentaría hacerla su heredera (excluyendo a María) con la condición de que abrazara el catolicismo romano. El proyecto fue en vano por el fervor pronunciado de Ana por la Iglesia de Inglaterra, y más allá de haberle enviado libros y panfletos católicos, Jacobo parece no haber hecho ninguna tentativa de forzar a su hija a un cambio de fe y siguió tratándola con amabilidad.
La tentativa de Jacobo de conceder la tolerancia religiosa a los católicos romanos no fue bien recibida por los ingleses. La alarma pública aumentó cuando la esposa de Jacobo II, María de Módena, dio a luz a un hijo, Jacobo Francisco Eduardo, el 20 de julio de 1688, con lo que llegó a ser evidente el inicio de una dinastía católica. Ana no estaba presente en la ocasión, pues había ido a Bath, y esto dio lugar a la creencia que el niño era un impostor; pero es más probable que el deseo de Jacobo de excluir a todos los protestantes de los asuntos de Estado fuera la causa verdadera. «Ahora nunca estaré satisfecha» —escribió Ana a María—, «lo del niño no sé si sea verdad o falso. Puede que en realidad es nuestro hermano, pero sólo Dios lo sabe... uno no puede dejar de tener mil miedos y pensamientos melancólicos, pero cualesquiera que sean los cambios que puedan suceder, siempre me encontrarás firme en mi religión. Sinceramente». En años posteriores, sin embargo, ella no tuvo ninguna duda de que el Viejo Pretendiente era su hermano.
La hermana y el cuñado de la princesa Ana, María y Guillermo, posteriormente invadieron Inglaterra para destronar al impopular y despótico Jacobo II. James trató de huir del reino el 11 de diciembre de 1688, pero fue capturado; doce días más tarde, sin embargo, tiene éxito en un segundo intento.
Durante los acontecimientos inmediatamente anteriores a la Revolución Gloriosa, Ana se mantuvo al margen de todo. Su última conducta fue influenciada probablemente por los Churchill; y prohibida sin embargo por Jacobo, para pagar a María una visita proyectada en el verano de 1688, ambas hermanas se envían cartas, y sin ninguna duda Ana estaba enterada de los planes de Guillermo. Su posición ahora era muy crítica y dolorosa. Ella rechazó demostrar cualquier condolencia con el rey después de que Guillermo hubiera llegado a Inglaterra en noviembre, y escribió, con el consejo de los Churchill al príncipe de Orange, declarando su aprobación a su acción invasora. Churchill abandonó a rey en el 24, el príncipe Jorge el 25, y cuando Jacobo volvió a Londres el 26, encontró que Ana y Sarah Churchill, durante la noche anterior habían seguido el ejemplo de sus maridos. Escapándose del palacio de Whitehall por una escalera trasera se pusieron bajo cuidado del obispo de Londres, pasaron una noche en su casa, y llegaron posteriormente el 1 de diciembre a Nottingham, en donde la princesa primero se dio a conocer y designa un consejo. Después ella pasó por Leicester, Coventry y Warwick, finalmente entra en Oxford, en donde ella se encontró con el príncipe Jorge, triunfante, escoltado por una gran compañía. Como María, la censuraron por no demostrar ninguna preocupación con las noticias de la huida del rey, pero su justificación era que «a ella nunca le gustó hacer nada que pudiese parecer una hipocresía». Volvió a Londres el 19 de diciembre, siendo visitada inmediatamente por Guillermo.
Los nuevos reyes, Guillermo y María
En 1689, una Convención Parlamentaria fue abierta y declaró que Jacobo había abdicado el reino cuando trató de huir, y que el trono estaba por lo tanto vacante. La corona fue ofrecida —y aceptada enseguida—, a Guillermo y María, que gobernaron como monarcas en conjunto. El Acta de Derechos (Bill of Rights) sancionó la sucesión al trono; La princesa Ana y sus descendientes estarían en la línea de la sucesión después de los posibles hijos de Guillermo y María. Después de ellos, tenía derecho cualquier descendiente de Guillermo en un segundo matrimonio.
Poco después de subir al trono, Guillermo y María recompensan a Lord Churchill concediéndole el condado de Marlborough. El trato que se dio a los Marlborough más adelante no fue, sin embargo, nada amistoso. En 1692, sospechando que Lord Marlborough era un jacobita (es decir, uno de los que creía que Jacobo II era el monarca legítimo), María II lo despidió de todos sus cargos. Posteriormente quitaron a Lady Marlborough del servicio a la casa real, lo que motivó que la princesa Ana deje airadamente su residencia real para trasladarse a Sion House, el hogar de los Marlborough. Entonces privaron a la princesa Ana de su escolta de honor, y prohibieron a los guardias de los palacios reales saludar a su marido como correspondía a su rango.
Cuando María II murió de viruela en 1694, Guillermo III continuó reinando en solitario. Intentando mejorar su prestigio ante los ingleses (que había sido siempre mucho menor que el de su esposa), restauró a Ana en todos sus honores, permitiéndole que ella resida en el palacio de St. James. Pero, al mismo tiempo, Guillermo la mantuvo al margen de todo y se frenó de designarla regente del reino durante su ausencia. En 1695, Guillermo intentó ganar el favor de Ana restaurando a Lord Marlborough en todos sus cargos. Entonces, Ana dio toda su ayuda y apoyo al gobierno de Guillermo, aunque sobre por aquél tiempo, en 1696 —al parecer— ella escribió a su padre pidiéndole su consentimiento para tomar la corona a la muerte de Guillermo, y prometiéndole su restauración cuando fuera conveniente. El rumor infundado de que Guillermo contemplaba colocar en la sucesión después de su muerte al hijo de Jacobo, con tal que lo educaran como un protestante en Inglaterra, pudo haberla alarmado.
Entretanto, Ana y su esposo Jorge sufrieron de una serie de tragedias personales. Para el año 1700, la futura reina había quedado embarazada en 18 oportunidades; todos los hijos, excepto uno, nacieron muertos o perecieron antes de cumplir los 2 años de edad —también sufrió algunos abortos—. El único hijo que sobrevivió los peligrosos primeros años de infancia, Guillermo, duque de Gloucester, murió a los 11 años de edad, el 29 de julio de 1700, precipitándose una crisis en la sucesión. Guillermo y María no habían tenido hijos; así, la princesa Ana, presunta heredera del trono, era la única que quedaba en la línea de sucesión establecida por el Acta de Derechos. Si la línea de sucesión quedara extinguida totalmente, habría llegado a ser muy simple para el depuesto rey Jacobo II reclamar el trono. Para imposibilitar a un católico obtener la corona, el Parlamento decretó el Acta de Establecimiento (1701), la cual estipulaba que, a falta de descendientes de la princesa Ana y de Guillermo III en cualquier unión futura, la corona pasaría a Sofía, electora de Hannover, y a sus descendientes, por ser la más cercana pariente protestante.
Desde la muerte de su hijo, Ana firma las cartas que escribe a Lady Marlborough como «su pobre desafortunada». A falta de descendencia propia, la opción personal de Ana tendría que haberse inclinado en ese tiempo a su padre o a algún miembro de su familia, que estaba entonces en Saint-Germain-en-Laye. Sin embargo, notando la necesidad de un sucesor protestante, ella consintió el Acta de Establecimiento. No obstante, ella vistió de luto cuando su padre murió unos meses más tarde, en 1701. Sin embargo, no llegó a tener una relación muy cercana con su medio-hermano, el hijo y heredero de Jacobo II, Jacobo Francisco Eduardo (el «Viejo Pretendiente»).
Se corona como reina
Guillermo III murió el 8 de marzo de 1702, siendo entonces sucedido por Ana, que fue coronada el 23 de abril en la abadía de Westminster. Por ese tiempo, la Guerra de Sucesión Española comenzó; estaba en controversia el derecho de Felipe, nieto del rey Luis XIV de Francia, de subir al trono español. Aunque Felipe fue nombrado sucesor en el testamento del anterior rey de España, Carlos II, muchos de los países europeos se opusieron, temiendo que la dinastía de Borbón llegara a tener demasiado poder. El testamento incluyó una cláusula que estipulaba que Felipe debía renunciar a sus derechos al trono de Francia, pero Luis XIV no temía aceptar esta condición, que creía que podía anularla en caso de que varios de sus herederos murieran (esto no era una preocupación infundada: la viruela mató a la mayoría de la familia real francesa poco antes su muerte en 1715, dejando el trono a su bisnieto de 5 años, Luis XV). Inglaterra también había sido amenazada por Luis XIV, al ser proclamado Jacobo Estuardo, el Viejo Pretendiente, como «Jacobo III de Inglaterra» a la muerte de Jacobo II. Por lo tanto, Inglaterra apoyó las demandas del rival de Francia, el archiduque Carlos de Habsburgo, el primo austriaco del difunto rey español.
La Guerra de Sucesión Española (conocida en Norteamérica como La Guerra de la reina Ana, la segunda de las guerras indio-francesas) continuaría hasta los últimos años del reinado de Ana, y dominaría la política extranjera y nacional. En 1710 recibiría en Londres la visita de 4 jefes indios de la Confederación Iroquesa, entre los que se encontraba el mohawk Thayanoge (King Hendrick).
Poco después de su accesión al trono, Ana había nombrado Gran Lord Almirante a su marido, dándole el control de la Marina de Guerra Real. Ana dio el control del ejército a Lord Marlborough, designándolo Capitán General. Marlborough también recibió numerosos honores de la reina; fue creado un caballero de la Orden de la Jarretera y fue elevado al rango ducal. La flamante duquesa de Marlborough fue agraciada con el cargo de Señora de los Trajes, el honor más alto al que una dama podía aspirar en la corte.
El primer Ministerio de Ana era sobre todo tory; a la cabeza estaba Sidney Godolphin, 1er barón Godolphin. Los whigs —que eran, al contrario de los tories, partidarios vigorosos de la Guerra de Sucesión Española— se convirtieron en un partido mucho más influyente después de que el duque de Marlborough obtuviera una gran victoria en la batalla de Blenheim en 1704. Los whigs se hicieron rápidamente con el poder; pronto, debido a la influencia de Marlborough, quitaron a casi todos los tories de los ministerios. Lord Godolphin, aunque era un tory, se alió con Marlborough para asegurar su continuidad en el cargo. Aunque Lord Godolphin era el jefe nominal del ministerio, el poder en realidad lo ejercían el duque de Marlborough y los dos Secretarios de Estado (Carlos Spencer, 3er conde de Sunderland y Roberto Harley, 1er conde de Oxford y Mortimer). Si uno puede observar cuidadosamente se daría cuenta de que el hijo de Lord Godolphin se casó con una de las hijas del duque de Marlborough, y que Lord Sunderland era también yerno de Marlborough. Varios otros se beneficiaron del nepotismo de Marlborough.
Las tentativas de unificación de los reinos
Los siguientes años del reinado de Ana estuvieron marcados por las tentativas de convertir a Inglaterra y Escocia en un solo reino. Cuando fue aprobada el Acta de Establecimiento en 1701, el Parlamento Inglés había cometido la negligencia de no consultar al Parlamento de Escocia o a los Estados de Escocia, que, además, intentaron preservar la dinastía Estuardo. En 1704 fue aprobada en Escocia el Acta de Seguridad; allí se estipulaba que si la reina moría sin descendencia, se concedía a los Estados el poder de elegir al siguiente monarca escocés entre de los descendientes protestantes de la casa real de Escocia. La persona elegida por los Estados no tenía que ser necesariamente la misma que subiera al trono inglés, a menos que varias condiciones religiosas, económicas y políticas fueran aceptadas por el elegido. Aunque no era lo políticamente más conveniente, el Acta obtuvo el asentimiento real cuando el Parlamento Escocés amenazó con retirar las tropas escocesas del duque de Marlborough en Europa y negarse a pagar los impuestos. El Parlamento Inglés —que temía que una Escocia independiente restaurara la Alianza de Auld con Francia— respondido con el Acta de Alienación (1705), que impuso grandes sanciones económicas y por la cual los súbditos escoceses serían declarados extranjeros (quedando con el grave peligro de perder las propiedades que tuvieran en Inglaterra), a menos que Escocia aprobara el Acta de Seguridad o aceptara la unión con Inglaterra. Los Estados eligieron la segunda opción, y se designaron comisionados para negociar los términos de la unión. Los Artículos de la Unión fueron aprobados por los comisionados el 22 de julio de 1706, y fueron aceptados por el Parlamento Escocés (pese a una oposición abrumadora de la mayoría de escoceses) el 16 de enero de 1707. De acuerdo al Acta, Inglaterra y Escocia se convirtieron en un solo reino llamado Gran Bretaña el 1 de mayo de 1707.
Las relaciones de la reina con la duquesa de Marlborough comenzaron a deteriorarse desde 1707. La duquesa había probado ser una intrigante, y había sido desplazada del favor real por otra de las amigas de la reina, Abigail Masham. Lady Masham, prima de la duquesa de Marlborough, estaba también emparentada con uno de los ministros whig de Ana, Roberto Harley. Con la ayuda de Lady Masham, Harley ejerció una gran influencia sobre la reina. Al ver el nuevo poder que ejercía Harley, Lord Godolphin y el duque de Marlborough se mostraron profundamente celosos, buscando entonces su despido. Ana fue obligada a aceptar la dimisión de Harley en 1708. Un grupo de cinco whigs —Lord Sunderland, Thomas Wharton, 1er conde de Wharton, Juan Somers, 1er barón Somers, Carlos Montagu, 1er barón Halifax y Roberto Walpole— dominaron la política, siendo conocidos como «La Junta». Además, Harley continuó conservando su influencia en la reina como consejero privado.
El marido de Ana, Jorge de Dinamarca, murió el 28 de octubre de 1708. Su liderazgo del Ministerio de Marina era impopular entre los líderes whig; mientras él estaba en su lecho de muerte, algunos whigs habían comenzaron a preparar una moción para solicitar que fuera removido de su cargo de Gran Lord Almirante. Ana se vio obligada a apelar al duque de Marlborough para asegurarse de que la moción no fuera realizada. Después de la muerte de su marido, sin embargo, Ana se distanció aún más de la duquesa de Marlborough, prefiriendo la compañía mucho más respetable de Abigail Masham. La reina terminó su amistad con Lady Marlbororugh en 1709.
La caída de los whigs se dio rápidamente a la par que la costosa Guerra de Sucesión Española se volvía cada vez más impopular en Inglaterra; Roberto Harley era particularmente hábil al usar el costo de la guerra para motivar al electorado e inclinarlo a su favor. Se desata el furor público después de que el Dr. Enrique Sacheverell, un clérigo tory que atacó el gobierno whig por la tolerancia a los disidentes religiosos, fue procesado bajo el cargo de sedición. Para mayor humillación de los whigs, no se pudo obtener la sentencia deseada; El Dr. Sacheverell fue simplemente suspendido de predicar por tres años, y no tuvo que enfrentar el encarcelamiento, como algunos whigs habían esperado. En las elecciones generales de 1710, un populacho descontento votó a favor de los tories, los cuales ganaron por una amplia mayoría.
Marlborough seguía siendo demasiado influyente para ser removido de sus cargos, pero sus parientes pronto comenzaron a perder sus puestos. Lord Godolphin fue despedido el 7 de agosto de 1710; el nuevo ministerio fue dirigido por Roberto Harley e incluyo a Enrique St. John. El nuevo gobierno tory comenzó a buscar la paz en la Guerra de Sucesión Española, porque (como lo probaran los últimos acontecimientos) la victoria de Austria (aliada de Gran Bretaña) sería tan perjudicial para los intereses británicos como si ganara Francia. Los tories estaban listos para firmar la paz, aceptando que el nieto del rey francés subiera al trono de España, pese a la fuerte oposición de los whigs, que no querían ver a un Borbón en el trono español.
El conflicto fue resuelto por acontecimientos exteriores: el hermano mayor del archiduque Carlos (a quién los whigs apoyaban), el emperador José I, murió convenientemente de viruelas en 1711 y el archiduque Carlos hereda entonces Austria, Hungría y el trono Imperial. Darle también el trono español —a lo cual él había aspirado todo este tiempo—, ya no era importante para Gran Bretaña, pues esto lo hubiera hecho demasiado poderoso. Pero cuando el Tratado de Utrecht (1713) fue enviado a Inglaterra para la ratificación del Parlamento, los whigs idearon la forma de frenar las ambiciones del Borbón. En la Cámara de los Comunes, la mayoría tory era inatacable, pero no era de la misma manera en la Cámara de los Lores. Para bloquear el plan de paz, los whigs hicieron una alianza con Daniel Finch, 2do conde de Nottingham y los asociados tories que tenía entre los Lores. Viendo la necesidad de una acción decisiva, la reina y su ministerio despidieron al duque de Marlborough, concediendo el mando de las tropas británicas a Jacobo Butler, 2do duque de Ormonde. Para borrar a la mayoría whig de la Cámara de los Lores, Anne creó 12 nuevos pares (uno los cuales era el marido de Abigail Masham) en un solo día. Una creación tan grande de pares era algo sin precedentes; de hecho, Isabel I había concedido pocos títulos nobiliarios en casi cincuenta años de reinado que Ana en un solo día.
Fin de la guerra de sucesión española
Bajo los términos del tratado de Utrecht, a Felipe, nieto del rey francés Luis XIV, le fue permitido permanecer en el trono de España, y conservar las colonias del Nuevo Mundo. El resto de la herencia española, sin embargo, fue dividido entre varios príncipes europeos; Gran Bretaña obtuvo los territorios españoles de Gibraltar y de Menorca. Varias colonias francesas en Norteamérica fueron también cedidas a Gran Bretaña. Así terminaba la intervención inglesa en la Guerra de Sucesión Española (o «La Guerra de la reina Ana»).
Su muerte
Ana cayó enferma víctima de un ataque de gota, complicándose su salud por una infección que le produjeron las erisipelas que padecía. Estas enfermedades le causan un absceso y fiebre, falleciendo en el palacio de Kensington, aproximadamente a las 7 de la noche del 1 de agosto de 1714, a los 49 años de edad. Su cuerpo estaba tan hinchado que cuando fue enterrado en la abadía de Westminster se tuvo que utilizar un ataúd dos veces más ancho de lo normal.
Predecesor:
Guillermo IIIReina de Gran Bretaña e Irlanda
1702 – 1714Sucesor:
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