- Masacre de las Bananeras
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La masacre de las Bananeras fue un episodio que ocurrió en el municipio colombiano de Ciénaga el 6 de diciembre de 1928 cuando un regimiento de las Fuerzas Armadas de Colombia abrió fuego contra un número indeterminado de manifestantes que protestaban por las pésimas condiciones de trabajo en la United Fruit Company.[1]
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La Huelga
Varias versiones afirman que la huelga transcurrió de forma pacífica, no obstante sí contaba con un nivel de organización y apoyo popular inédito. Los altos representantes de la bananera movieron sus influencias en el gobierno logrando que se trasladara un contingente de soldados, al mando del General Carlos Cortes Vargas.
Los 58 mil huelguistas tenían a su favor la simpatía de la población y del propio Alcalde, de los indígenas de la Sierra Nevada, de los comerciantes y algunos ganaderos que les enviaban reses para su manutención. Y algo inusitado, por lo contrario a las ideas generalizadas, fue el hecho de que muchos trabajadores norteamericanos se solidarizaron con ellos. Se sabe, también, que hubo deserciones individuales y de grupo en el primer tiempo de la huelga, en el que obreros y soldados confraternizaron, razón por la cual los militares tuvieron que reemplazar los contingentes y mantenerlos acuartelados.
El 15 de diciembre fue el día fijado para negociación de los 9 puntos del pliego de exigencias de los trabajadores. Se estima en 5000 los trabajadores que estaban en la plaza cuando fueron rodeados por unos 300 hombres armados. Contaban los sobrevivientes que después de un toque de corneta el propio Cortes Vargas dio la orden de fuego por 3 veces. Nunca se supo a ciencia cierta la cifra real de muertos. Las narraciones populares orales y los documentos escritos dan cifras de entre 800 a 4 mil asesinados, y agregan que los botaron al mar.
Según la versión oficial del gobierno colombiano del momento sólo fueron nueve. Otra versión es aquella contenida en los telegramas enviados el 7 de diciembre, un día después de la masacre, por el consulado de Estados Unidos en Santa Marta al Departamento de Estado de los Estados Unidos, donde inicialmente se informaba que fueron cerca de 50 los muertos. Más tarde en su comunicado del 29 de diciembre indicó que fueron entre 600 y 500, además de la muerte de uno de los militares. Por último en su comunicado del 16 de enero de 1929 indicó que el número excedía los 1.000. Según el consulado, la fuente de dichas cifras fue el representante de la United Fruit Company en Bogotá.
Aquel fue el “bautizo de fuego” de la clase trabajadora colombiana. Vinieron los Consejos de Guerra, posteriores asesinatos selectivos de otros líderes y cárceles para los dirigentes nacionales y locales.
El general Cortés Vargas, comandante de las fuerzas del Magdalena y quien dio la orden de disparar, argumentó posteriormente que lo había hecho, entre otros motivos, porque tenía información de que barcos estadounidenses estaban cerca a las costas colombianas listos a desembarcar tropas para defender al personal estadounidense y los intereses de la United Fruit Company, y que de no haber dado la orden, Estados Unidos habría invadido tierras colombianas (esto por la potestad que se les otorgaba a las fuerzas armadas de Estados Unidos a través del Corolario Roosevelt). Esta posición fue fuertemente criticada en el Senado, en especial por Jorge Eliécer Gaitán quien aseguraba que esas mismas balas debían haber sido utilizadas para detener al invasor extranjero.
Fin de la Huelga y Consecuencias
Viendo esta respuesta violenta, se produce la desbandada de los trabajadores y una rápida negociación, y como resultado de la misma aceptan recortar por mitad los salarios. La difusión de la masacre fue amplia en los medios de comunicación de la época, y provocó innumerables debates éticos y políticos. El más llamativo fue el organizado por el Partido Liberal que envió a Jorge Eliécer Gaitán al lugar de los hechos para realizar una investigación detallada de lo sucedido. De regreso presentó su informe al Congreso, donde se generó un intenso debate en relación a la decisión de disparar a una manifestación desarmada donde se encontraban mujeres y niños. Otro de los temas discutidos fue la influencia de las multinacionales en las altas esferas del gobierno, en especial de la United Fruit Company a quién se le logró demostrar relaciones directas con el general Cortés Vargas.[1]
Referencias
- ↑ a b * «La masacre de las bananeras». Revista credencial (190). 2005. http://www.lablaa.org/blaavirtual/revistas/credencial/octubre2005/masacre.htm.
- Carlos Arango, Sobrevivientes de las Bananeras, 2a. Edición, Editorial Ecoe, Bogotá, 1985, pp. 63-87
- Jorge Eliécer Gaitán Ayala, 1928 La masacre de las Bananeras, Editorial Cometa De Papel, Bogotá, 1997, 139 pp.
Enlaces externos
- Detrás de la Masacre - Biblioteca Luis Ángel Arango
- Masacre de las Bananeras - Colombialink
- Masacre de las bananeras y la desigualdad de las víctimas - El Espectador
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