- United Fruit Company
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La United Fruit Company (UFC) (1899–1970) era una multinacional estadounidense que producía y comercializaba frutas tropicales (principalmente plátanos, piñas y ciruelas) en plantaciones de América Central; abarcaban grandes extensiones de Centroamérica y el Caribe donde la empresa era conocida como Mamita Yunai (nótese que Yunay es una deformación del término United). Éstas eran vendidas en Estados Unidos y Europa.
En 1969 cambió decisivamente su porcentaje de accionistas y modificó su nombre a United Brands Company, el cual conserva hasta la fecha.
Contenido
Surgimiento y apogeo
El empresario estadounidense Minor Keith había empezado sus actividades comerciales instalando ferrocarriles en Costa Rica en 1871. En tanto el tráfico de pasajeros y mercancías en Costa Rica no era lo suficientemente rentable, Keith descubrió pronto que su ferrocarril podría usarse para transportar bananos para su exportación a EEUU, reduciendo significativamente su costo de transporte, por lo cual en la década siguiente se dedicó al negocio de siembra y exportación de plátanos comprando para ello vastas fincas agrícolas situadas a los costados de su vía férrea y creando la empresa Tropical Trading and Transport Company que años después controlaría gran parte de la producción de plátanos en Costa Rica, Guatemala, Nicaragua, El Salvador, y Honduras. No obstante, Keith quedó endeudado ante la banca de Nueva York sufriendo la bancarrota en 1899 y debió buscar un socio con suficente capital para sostener su negocio.
La United Fruits Company o UFC nació así en 1899, cuando Minor Keith debió fusionar su empresa Tropical Trading and Transport Company y con una importante compañía competidora: la Boston Fruit Company de su compatriota Andrew W. Preston.
Keith y Preston se repartieron los cargos de presidente y vicepresidente, complementando sus respectivas empresas pues Preston poseía una vasta flota de buques mercantes así como contactos de gran importancia en los mercados del norte de EEUU, junto con plantaciones en islas del Caribe. Por su parte, Keith aportaba extensiones de cultivo mucho más vastas que poseía hace años en América Central, una amplia red de ferrocarriles en dichas regiones y además su dominio de los mercados de frutas del Sur de EEUU, lo cual hacía la fusión muy atractiva también para Preston.
La empresa resultante, la United Fruit Company, empezó a comprar acciones de empresas rivales por consejo de su asesor legal, el abogado Bradley Palmer, ofreciendo a sus competidores acceso al 80% del mercado de frutas tropicales de Estados Unidos (que las extintas Tropical Trading and Transport Company y Boston Fruit Company ya controlaban), logrando así dominar el accionariado de 14 empresas rivales.
Hacia 1930 la UFC había logrado absorber a unas 30 empresas estadounidenses en América Central, creciendo aún más su poderío económico y penetración financiera en la región, habiendo sido su última adquisición en 1930 la empresa Cuyamel Fruit Co. del estadounidense Samuel "Sam" Zemurray.
No obstante, debido a la Gran Depresión y el estancamiento del mercado de frutas tropicales en EEUU, el valor de las acciones de la United Fruit Company empezó a disminuir aceleradamente. Al reducirse el valor de mercado de la empresa, Zemurray lanzó una oferta hostil contra United Fruit Company en 1933 y compró la mayor parte de acciones de dicha empresa, tomando el control pleno sobre ella.
Sam Zemurray trasladó la sede central de United Fruit Company a Nueva Orléans, desde la cual se dirigiría todas las operaciones agrícolas y comerciales, y fue desde mediados de la década de 1930 cuando la UFC alcanzó su mayor poderío financiero y político en América Central.
Operaciones en América Central
Desde su fundación en 1899 la UFC ya era propietaria de grandes extensiones de tierras dedicadas al cultivo del plátano, destinado casi en su totalidad a la exportación al mercado de Estados Unidos, aunque posteriormente fue diversificando sus cultivos de frutas. Inclusive, aprovechando su poderío financiero la UFC había establecido la primera gran red ferroviaria de Guatemala y El Salvador, administrando junto con ello el servicio postal guatemalteco desde 1908, aunque dicha vía férrea era destinada casi exclusivamente al transporte de frutas en sus inicios; posteriormente esta red ferroviaria fue transformada en un monopolio con autorización del gobierno guatemalteco.
Un mecanismo ampliamente utilizado por la UFC era comprar a precios bajos grandes cantidades de tierras en América Central. Esto era una herramienta para evitar que surgieran competidores y mantener así un monopolio sobre la producción de plátanos, inclusive conservando extensas zonas agrícolas sin cultivar bajo pretexto que sequías o huracanes le obligaban a mantener «en reserva» grandes extensiones de terreno sin usar.
No obstante, los detractores de la empresa sostuvieron que la finalidad de esta compra masiva de tierras era evitar una sobreproducción capaz de reducir los precios del plátano, eliminar competidores del mercado, y forzar a que los campesinos más pobres abandonaran el cultivo en pequeñas propiedades individuales y se tornaran en peones de la UFC. Tal política implicaba una oposición frontal de la United Fruit Company a todo tipo de reparto de tierras en Centroamérica, inclusive si tales repartos afectaban a sus fincas sin cultivar.
De igual forma otra preocupación constante de la empresa era mantener unos reducidos costos tributarios y laborales, siendo acusada de sobornar masivamente líderes políticos de América Central para liberarse de toda presión de pago de impuestos y obtener beneficios y exenciones de tributos. La reducción de costos afectaba también los salarios de los peones agrícolas que eran mantenidos artificialmente bajos por la UFC con ayuda de las autoridades nacionales de cada país, criticadas frecuentemente por emitir leyes sólo para satisfacer a la «estructura de costos» de la United Fruits Company. Del mismo modo, una preocupación de la UFC era impedir toda formación de sindicatos de trabajadores y reprimir por la fuerza toda protesta laboral, apoyándose en las autoridades locales de cada país.
El monopolio de exportación de plátano y las necesidades de la UFC de asegurarse un «ambiente favorable de negocios» motivaron que esta empresa necesariamente se envolviera en la política doméstica de los países de América Central, apoyada por su condición de mayor empleador de la región con el impacto que esto generaba en la sociedad, imponiendo su influencia sobre los gobiernos de la zona para que éstos emitieran leyes favorables a las intereses y necesidades de la UFC.
Asimismo, aunque los tributos que la UFC pagaba eran comparativamente bajos, constituían la mayor parte de los ingresos por exportación que percibían los gobiernos de América Central, que se mantenían así preocupados en mantener una relación amistosa con United Fruits Company. La participación de la UFC en los monopolios de ferrocarriles y correos aumentaban el poder de la empresa, que con el control de estas dos indispensables vías de comunicación podía fácilmente presionar y amenazar a las autoridades locales que se mostrasen poco colaboradoras con la empresa.
Acusaciones contra la UFC
Diversas actuaciones ilegales han salpicado su historia, como en Colombia, en 1928, que ante las protestas de los trabajadores agrícolas (aproximadamente unos 25.000) demandando mejoras laborales en la ciudad de Ciénaga, la United Fruit Company logró que las autoridades locales reprimiesen la manifestación a tiros, asesinando a cerca de 1.000 peones colombianos. Es lo que se conoce como la «Masacre de las Bananeras», denunciada en el Congreso colombiano por Jorge Eliécer Gaitán.
Luego, en 1948 el embajador estadounidense en Argentina, Spruille Braden, conocido por su intervención durante las elecciones argentinas de 1946 (donde requirió públicamente a los votantes argentinos a no votar por Juan Domingo Perón), percibió un sueldo como lobbista de la compañía en América Central.
En 1954 en Guatemala, cuando el presidente Jacobo Arbenz Guzmán intentó aplicar una ley a favor de la expropiación de las grandes propiedades (afectando a las tierras sin cultivar para repartirlas en pequeñas propiedades), a las que indemnizaría con bonos a largo plazo, fue depuesto por el militar Carlos Castillo Armas, gracias a la colaboración del gobierno de Washington, tras una serie de protestas formuladas por la UFC ante el gobierno de EEUU contra el nuevo presidente guatemalteco.
De hecho, la United Fruit Company acusaba a Arbenz de "pretender alinear a Guatemala con la Unión Soviética", para lo cual se ofrecía a apoyar financieramente su derrocamiento, invocando que un golpe de estado era necesario "en beneficio de los intereses de los Estados Unidos". Para sustentar la acusación, el director de la CIA estadounidense, Allen Dulles, acusó al régimen de Arbenz de «tentáculo del comunismo» y justificó así que EEUU patrocinase su derrocamiento en concordancia con la Doctrina Truman.
Se dio un conflicto de intereses evidente en este caso ya que el propio Allen Dulles, siendo director general de la CIA, era al mismo tiempo socio de la firma de abogados que patrocinaba a United Fruit Company en Estados Unidos, siendo acusado desde entonces que su verdadera motivación para acusar a Arbenz de "amenaza comunista" era simplemente proteger los beneficios de su cliente, aun causando un golpe de estado y una gravísima crisis política en el extranjero para conseguir este fin.
Muchos de los empleados gubernamentales vinculados al Departamento de Estado de EEUU, y con influencia en la política exterior estadounidense, tenían en esa época intereses personales en la UFC al ser simultáneamente sus abogados, lobbystas, o representantes de la empresa en los EEUU, lo cual hizo dudar prontamente de los reales motivos del gobierno de EEUU para derrocar a Jacobo Arbenz.
En Cuba la UFC era una de las compañías que controlaban la producción de azúcar y fueron expulsados en 1959, tras la revolución cubana que un año más tarde, el 1 de enero de 1960, nacionalizaría todas sus posesiones sin derecho a compensación.
Cambios en la UFC
En 1969 fue comprada por Zapata Corporation, empresa de propiedad del magnate estadounidense Eli M. Black y luego relacionada con George H. W. Bush, formando así una nueva empresa denominada United Brands Company. La empresa sufrió serias pérdidas por la mala administración de Black, quien creía que la UFC poseía más liquidez de la realmente existente.
Eli M. Black se suicidó en Nueva York en 1975 al considerar inviable restaurar las ganancias de la empresa a sus niveles pasados de las décadas de 1950-1970. Poco antes la prensa estadounidense había acusado a la UFC de pagar sobornos al gobierno de Honduras para abrogar leyes tributarias que elevaban los impuestos a la empresa.
Ese mismo año la empresa American Financial Group, del millonario Carl Lindner Jr., compró las acciones de United Brands Company y cambió el nombre de la empresa a Chiquita Brands y hasta el día de hoy opera bajo este nombre, aunque la diversificación de las importaciones de frutas a EEUU causaron que la empresa perdiera gran parte de su cuota de consumidores en la década de 1970, con su consiguiente pérdida de rentabilidad e influencia en América Central.
En 2007 Chiquita Brands enfrentó un juicio en Estados Unidos por haber financiado grupos de "autodefensa paramilitar" en Colombia que fueron responsables de la masacre de sindicalistas y campesinos; la compañía tuvo que pagar una multa a las autoridades de su país pero ahora las autoridades colombianas buscan cooperación de Estados Unidos para que extraditen a los funcionarios responsables de estos delitos y sean juzgados en el país.[1] [2]
Véase también: Caso Chiquita BrandsReferencias
Enlaces externos
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre United Fruit Company. Commons
- United Fruit Historical Society
- Banana Republic: The United Fruit Company
- National Security Archive: CIA and Assassinations: The Guatemala 1954 Documents
- La ley de las multinacionales, por Iván Cepeda Castro. Columna de opinión que habla del caso de Chiquita Brands como promotora de grupos paramilitares en Colombia.
- Banana Express Una animación que cuenta la historia de la explotación bananera realizada por la United Fruit Company en Costa Rica, los abusos cometidos contra sus obreros y como recibió la concesión para desarrollar la actividad ferroviaria.
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