- Mural gótico
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El Mural Gótico consiste en una técnica pictórica correspondiente a la Edad Media, desarrollada entre los siglos XIV y XVI.
Se trata de pintura sobre paredes de piedra, que se desarrolla con dos técnicas: al fresco y al temple. La segunda se corresponde con una pintura al fresco donde se han añadido algunos componentes o pigmentos como el huevo, para mejorar los colores. En ambos casos, se pinta sobre una capa de yeso fresco, de ahí su nombre, con un dibujo previo. Entraña una gran dificultad técnica.
Un ejemplo es el mural encontrado en el año 1991 en un antiguo palacio de la calle Mayor de Alcañiz (Teruel).
Fue descubierto y estudiado por Juan José Barragán, quien ha originado la teoría de que las Casas Consistoriales renacentistas surgen de las Casas Comunes medievales, y no de los modelos italianos de las ciudades-estado, como se entendía hasta ahora.
En concreto, se trata de dos escenas de un antiguo tríptico, de grandes dimensiones (los personajes están representados a tamaño natural), y que representan una crucifixión y una psicostasis, referentes al juicio sobre los hombres.
La teoría surge de sus paralelos con los desaparecidos murales de las Casas Comunes de Valencia, cuyo contrato coincide prácticamente con el vestigio mural hallado en Alcañiz. Además, la datación iconográfica y paleográfica le otorgan una cronología de mediados del siglo XV, momento en que se hallan documentadas las Casas Comunes de Alcañiz.
En la actualidad, se puede visitar en los bajos de la Casa Consistorial, sita en la Plaza de España, siendo uno de los espacios que se recorren dentro de la visita turística a la ciudad.
Otro caso interesante, de mayor calidad y dimensiones, es el Conjunto Mural de la Ermita de Santa Ana, en Alfambra (Teruel), datado a finales del siglo XV, y donde aparecen tres escenas de grandes dimensiones, de forma que estos murales cubrían originalmente toda la zona de la cabecera de esta iglesia medieval, actualmente ermita.
Presenta tres escenas: Última Cena, San Jorge, y San Juan Bautista. Falta una cuarta del que apenas quedan restos. Los dos rasgos más interesantes son un retrato de los Reyes Católicos en la escena del San Jorge, y la figura del donante, en la escena del San Juan Bautista.
Técnicamente, su calidad se demuestra por la utilización de tan sólo tres colores, rojo, blanco y oro, que le han permitido al autor o autores realizar los retratos citados, hasta el punto de que nos ha sido posible identificarlos.
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