- Neocolonialismo
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El neocolonialismo es el control indirecto que ejercen las antiguas potencias coloniales sobre sus antiguas colonias o, en sentido amplio, los Estados hegemónicos sobre los subdesarrollados. Estos países no disfrutan de una independencia plena, sino que están sometidos a los dictados culturales, políticos, lingüísticos y, especialmente, económicos, de otro. El país más importante en esta corriente fue Costa de Marfil, que consiguió dominar el mercado africano y gran parte del americano y asiático.El neocolonialismo es diferente al colonialismo, que se caracteriza por un control directo. Así, se emplea la fuerza militar para la ocupación del país y se establecen colonos procedentes de la metrópoli en el territorio sujeto a dominación. Un caso de neocolonialismo formal o efectivo sobre un territorio es el que ejerce el Reino de Marruecos sobre el antiguo Sahara Español.
Contenido
Causas
Tras la liberación política de las colonias se mantuvieron generalmente las antiguas estructuras económicas. La dependencia de las importaciones de la metrópolis, la concentración de la producción en ciertas materias primas para exportar a Europa y la carencia de los médios técnicos y del capital, y la conservación en ciertos casos de la propiedad de la industria en manos de colonizadores suponen la continuación del control económico sobre estos países.
La devaluación de las materias primas que exportan y la venta de bienes manufacturados de mayor valor añadido generan un déficit comercial nocivo para estos países. La deuda externa asumida por muchos países es también un factor relevante en el proceso.
Contexto
El neocolonialismo, es el control y la tutela que siguen ejerciendo las potencias coloniales, sobre sus antiguas colonias. La descolonización no supuso independencia económica para los países denominados "subdesarrollados", sino que los estados imperialistas se encargaron de organizar la economía y la política mundial, de manera que se conservase la explotación colonial. El neocolonialismo sería la herencia del colonialismo histórico y a la vez, la continuidad del sistema capitalista globalizador. Esta nueva fase, permite seguir con el sometimiento ( hoy en día sin una ocupación y control directo), sino más bien a través de complejas estrategias económicas y políticas. “La tendencia profunda del capitalismo se ha abierto camino y hoy la expansión ya no requiere la anexión de territorios y su cobijo dentro de fronteras nacionales. Hoy la expansión capitalista “salta” las fronteras e invade los territorios sin necesidad de conquistarlos y anexionarlos”. (Vidal Villa, 1998)
La descolonización que supuestamente inauguraba la aparición de países “libres y soberanos”, supuso que los territorios colonizados se sumiesen en una situación de dependencia económica y política más dependiente que nunca. En un contexto en el que el flujo de mercancías y personas traspasa todos los límites territoriales; la división entre países centrales y periféricos ha llegado a su máxima expresión.
Para alcanzar el objetivo de la globalización del sistema capitalista, las potencias han entramado organismos que posibiliten la hegemonía política, económica y militar; de una manera más sutil que en la época del colonialismo. Se sigue implantando la ideología colonizadora a través del pretexto de “misión civilizadora” o simplemente reafirmando su posición en las relaciones de poder actuales. La inserción de los países “subdesarrollados” en el mercado mundial tiene un formato periférico, por lo que a pesar de la riqueza de recursos naturales que puedan tener, se encuentran sumidos en una situación de pobreza absoluta.
La usurpación de territorios ajenos impulsado por fines económicos y de poder, tiene consecuencias de todo tipo en los países explotados. La llegada de las multinacionales ha supuesto el deterioro del ecosistema por y para las exportaciones masivas, de manera que ha sido la naturaleza la que se ha tenido que adaptarse al hombre. Entre las consecuencias sociales, la globalización capitalista ha supuesto también la globalización cultural, mutilando las tradiciones y modos de vivir autóctonos.
A la política neocolonialista de las potencias del imperialismo, se opone el movimiento de liberación nacional apoyado por los países socialistas.
“Los países desarrollados están en una posición en la que pueden utilizar, en su beneficio y por multitud de canales, los recursos de los Países del Tercer Mundo. Ese es el fundamento del orden económico mundial. A los ojos de la mayoría de la humanidad se presenta como un orden tan caduco e injusto como el colonialismo del que arranca su orígen y esencia
Regiones sujetas a neocolonialismo
África
La independencia de las colonias europeas en África fue consecuencia de muchos factores, entre ellos el deseo de los pueblos africanos de independizarse, inspirados por la independencia de la India, y el resentimiento popular contra el racismo y la desigualdad. Pero, además, las dos nuevas potencias surgidas tras la Segunda Guerra Mundial, la URSS y Estados Unidos, no habían participado en el reparto de África y querían asegurar su influencia en la zona. Las dos superpotencias financiaron los intereses independentistas y a los nuevos Estados. Trataban así de relanzar su industria de armamento, extender su ideología y obtener el control económico de la región.
Para alimentar, educar y modernizar a sus masas, África tomó prestadas grandes cantidades de dinero de varios países, banqueros y compañías. Gran parte de este dinero fue despilfarrado por dictadores corruptos y no revirtió en el bienestar de los pueblos; además, la deuda mermó la independencia de los Estados africanos.
Latinoamérica
Muchos países latinoamericanos recurrieron durante la decada de los años setenta a créditos de bancos multinacionales, o empresas privadas de esos países se endeudaron y posteriormente su deuda privada se convirtió en deuda pública. Esto fue posible por la clase dirigente con intereses extra nacionales, o por gobiernos militares impuestos desde afuera, como en el denominado Operación Cóndor. A estos países les resultó muy difícil pagar la deuda externa y la potencias aprovecharon estas deudas para convertir tales países en sus neocolonias.
Véase también
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