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Anillo Único
Anillo Único es el nombre con el que se denomina a un objeto ficticio perteneciente al legendarium del escritor británico J. R. R. Tolkien, que aparece en su novela El Silmarillion y principalmente en El Señor de los Anillos, sobre cuya destrucción gira la trama. Este anillo representa el poder del Señor Oscuro Sauron, un Maia que se convirtió en el lugarteniente del primer Señor Oscuro, Morgoth, durante los Días Antiguos.
También es conocido como el Anillo de Poder, el Daño de Isildur, Tesoro o simplemente El Anillo.
Contenido
Descripción
Aunque a simple vista el Anillo Único parecía un anillo normal de oro, era inmune a toda forma de destrucción, a excepción de los fuegos del Orodruin, el volcán situado en la tierra de Mordor, donde fue forjado por Sauron. Era posible identificarlo sometiéndolo a un calor intenso, ya que de ésta forma aparecía una inscripción en la Lengua Negra de Mordor, escrita tanto en la cara interna como externa del Anillo, y que simboliza su poder de control sobre los demás Anillos de Poder:
Ash Nazg durbatulûk, ash Nazg gimbatul, ash Nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul.
La traducción que el Maia Gandalf hizo de esta frase es:
- Un Anillo para gobernarlos a todos, un Anillo para encontrarlos,
- un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.
En manos de Sauron el Anillo era fácilmente reconocible, ya que el calor intenso que desprendía su cuerpo era suficiente para que la inscripción brillara de forma continua.
Poderes
El poder primario del Anillo Único era el control de los demás Anillos de Poder, exceptuando a los anillos élficos, en cuya creación no participó Sauron. De esta forma, el Señor Oscuro también podía controlar a voluntad a aquellos que llevaran puesto alguno de los Anillos, como ocurrió con los nueve Nazgûl.
Otro de sus poderes era la capacidad de aumentar los que ya tuviera el propietario, pues Gandalf se negó a usarlo cuando Frodo Bolsón se lo ofreció en Bolsón Cerrado, argumentando que su poder se haría demasiado grande y terrible.
También era capaz de corromper a todos los seres, despertando en ellos la codicia por poseerlo. Aquel que no fuera Sauron y portara el Anillo, era utilizado y devorado por él, otorgándole invisibilidad cuando lo llevara puesto y alargando su vida, pero alimentándose de ella y haciéndola cada vez más insoportable hasta el punto de solo preocuparse por el Anillo. Esto es lo que le ocurrió al hobbit Sméagol, convertido en la criatura Gollum por la acción del Anillo.
Historia
En la Segunda Edad del Sol
Durante la Segunda Edad del Sol y con el objetivo de controlar a todos los pueblos que habitaban la Tierra Media, Sauron se disfrazó de Annatar, el Señor de los Dones, y enseñó a los Elfos de Eregion a forjar los Anillos de Poder, objetos que otorgaban gran poder a su portador. Pero, en secreto, Sauron también creó el Anillo Único, forjándolo en el fuego del Orodruin. La finalidad del Anillo era controlar al resto de los Anillos de Poder, entre los que había Anillos muy poderosos, especialmente los tres anillos que quedaron en posesión de los Elfos forjados únicamente por la mano de Celebrimbor. Por esa razón el Anillo Único debía ser más poderoso que ellos, y Sauron lo consiguió depositando gran parte de su propio poder en el Anillo. Es por ello que el Anillo, de alguna forma, estaba "vivo", tenía su propia personalidad y sus propias intenciones, que no eran otras que volver con su amo, y corromper a todo aquel que lo poseyera y lo utilizara. Y es por ello también que Sauron no podía ser vencido mientras el Anillo existiera. La parte negativa para Sauron era que, si no tenía el Anillo, no podría recuperar todo su poder, y si éste era destruido, Sauron quedaría reducido a la nada para siempre.
Tras ponerse el Anillo, los Elfos descubrieron que Annatar no era otro que Sauron, y entonces supieron sus propósitos; y se dieron cuenta que habían sido engañados. Con enfado y temor se quitaron los Anillos de Poder, que luego Sauron recuperó y los usó para controlar a los otros pueblos de la Tierra Media. Tres anillos, sin embargo, los Elfos retuvieron, y como no habían sido mancillados por Sauron, los usaron para preservar en el mundo la belleza de los Días Antiguos. Saurón pereció en el hundimiento de Númenor, pero gracias al poder del Anillo, pudo volver y recuperar una forma física (horrible y con la carne quemada). Desde este momento, su forma física estuvo ya ligada al Anillo.
Durante todos los Años Oscuros, Sauron usó el poder del Anillo Único para dominar la Tierra Media y cubrirla de oscuridad. Al final de la Segunda Edad, en la Guerra de la Última Alianza, al enfrentarse con Sauron, Isildur corta el dedo de la mano en el que Sauron tiene el Anillo. Al perderlo, Sauron pierde su forma física y es derrotado temporalmente, y durante muchos siglos no vuelve a tener forma visible en la Tierra Media. Aunque su espíritu seguía vivo, ya que su esencia estaba ligada al Anillo y éste seguía existiendo
Pero Isildur, ignorando su verdadero poder, lo retuvo como remuneración por la muerte de su padre Elendil y su hermano Anárion en la guerra. Elrond y Círdan lo conminaron a destruirlo de inmediato en el cercano Orodruin para de ese modo asegurar la derrota de Sauron, pero ya el poder del Anillo empezaba a actuar en Isildur, y se negó a deshacerse de él.
Poco después, ya de camino a Eriador por la margen del Anduin, cerca de los Campos Gladios su ejército es atacado por Orcos de las Montañas Nubladas. Isildur se pone el Anillo, pues cuando lo usaba podía hacerse invisible, y se sumerge en las aguas. Sin embargo, el Anillo venga a su hacedor traicionando a Isildur, pues se le desprende del dedo. De ese modo, los Orcos lo ven y le dan muerte.
En la Tercera Edad del Sol
Durante 2500 años, el Anillo permaneció perdido en las profundidades del río. Pero el mal empezaba a agitarse en el Este. La Sombra había retornado y se había asentado al sur del Gran Bosque Verde. El Anillo respondía a los pensamientos de su Amo y necesitaba hacerse encontrar.
Fue así que un día, un pequeño pescador del río, llamado Déagol, perteneciente a un pueblo antepasado de los Hobbits, descubrió algo brillante en el fango del río y lo recogió. Pero su compañero Sméagol, un husmeador curioso y huraño, se lo pidió. Ante la negativa de Déagol, forcejearon, pero Sméagol, ante el creciente apremio por poseer el Anillo, terminó matándolo. Fue expulsado de su aldea y se refugió finalmente bajo las Montañas Nubladas, junto con el Anillo.
El Anillo le prolongó la vida de una manera no natural, pero a la vez le fue carcomiendo y envenenando la mente durante 500 años. Se convirtió en la criatura Gollum. Vivía sólo para el Anillo. Era su razón de vivir y a la vez su tortura. Al darse cuenta el Anillo que con este ser demasiado pequeño y vil no conseguiría gran cosa, y ante el apremio de Sauron, cuyo retorno estaba cada vez más cerca, se hizo de un nuevo portador, un Hobbit extraviado en los túneles de las Montañas: Bilbo Bolsón. Bilbo lo encontró en un oscuro rincón de los túneles, donde Gollum lo había extraviado hacía poco. Luego, en el "juego de los acertijos", Bilbo se lo "ganó".
Bilbo lo llevó a la Comarca, tras su viaje a Erebor. Allí, durante 60 años, el Anillo lo fue "conservando" casi inalterado físicamente. Sin embargo, en el espíritu, se sentía cansado, "(...) estirado, como mantequilla untada sobre demasiado pan". Era, nuevamente, efecto del Anillo.
Cuando llegó la época de la Guerra del Anillo, Gandalf persuadió a Bilbo de que tenía que cederle el Anillo a Frodo, quien sería el encargado de llevarlo a salvo hasta Rivendel. Bilbo finalmente accedió, el único de los Portadores del Anillo en toda la historia en ceder voluntariamente el Anillo.
Así empezó el periplo de Frodo como Portador del Anillo. Pero Sauron ya sabía del paradero del Anillo, pues Gollum, desesperado por no tener el Anillo y lleno de odio por Bilbo y los Hobbits, salió de las Montañas en su busca. Luego fue desviado, atraído por la maldad que emanaba de Mordor. Allí fue hecho prisionero, y por medio de terribles torturas le sacaron dos palabras: "Comarca" y "Bolsón". Durante su viaje a Rivendel, Frodo fue perseguido sin tregua por los Nazgûl, los Espectros del Anillo, quienes sentían la presencia del Anillo Único en todo momento.
En Rivendel, en el Concilio de Elrond, fue decidido que el Anillo debía ser llevado a Mordor, para ser destruido en los fuegos del Monte del Destino. Esto sería lo que Sauron menos esperaría que hicieran, y era, por tanto, su única esperanza. Frodo fue confirmado como Portador, pues era el que parecía más inmune (aunque no completamente) al Anillo. Esto era así porque el Anillo actuaba acrecentando las tentaciones y deseos ocultos de sus poseedores. Por tanto, mientras más poderoso, sabio u orgulloso fuera el portador, sería más peligroso. Frodo, en cambio, era un sencillo Hobbit. Junto con él irían otros ocho compañeros de distintas razas y pueblos de la Tierra Media, todos interesados en derrotar a Sauron. De este modo quedó conformada la Comunidad del Anillo.
En este viaje, el Anillo actúa en algunos personajes: ya había pasado por las manos de Tom Bombadil, pero él no pareció afectado por su poder, e incluso lo tomó a la ligera. Gandalf temía llevarlo consigo, mucho más usarlo, pues sabía en qué clase de oscuro señor se convertiría si era dominado por la maldad del Anillo. Saruman se había obsesionado con el Anillo Único durante sus largos años de estudio de la ciencia de los Anillos de Poder, hasta pensar que podía rivalizar con el mismo Sauron, fingiendo colaborar con él. De los miembros de la Comunidad, a quien más le afectó el Anillo fue a Boromir, quien durante el viaje había tenido cada vez más reparos en el hecho de que el hobbit lo llevase. En el Concilio se había opuesto a su destrucción, pretendiendo usarlo en beneficio de Gondor y los pueblos libres. Al final, en Parth Galen, trastornado, pretende quitárselo a Frodo a la fuerza. Frodo, con tristeza y horror, huye, invisible tras ponerse el Anillo. Boromir, arrepentido, demuestra posteriormente su valía muriendo por defender a los otros hobbits. También Galadriel es tentada cuando, en Lothlórien, Frodo le ofrece el Anillo. Ella reconoce el peligro de tal ofrecimiento y duda, viéndose a sí misma omnipotente. Finalmente pasa la prueba (una prueba largamente predicha desde la época de la rebelión de los Noldor) y puede retirarse en paz al Antiguo Occidente. Hasta Sam tiene un breve momento de tentación y orgullo, pero es muy pasajero y sin consecuencias, dado el carácter sencillo y sin ambages del valeroso hobbit.
Durante el posterior viaje de Frodo hacia Mordor, el Anillo fue torturándolo cada vez más. Conforme se acercaban a la Tierra Tenebrosa y al lugar donde fue forjado, Frodo lo sentía cada vez más como una pesada carga alrededor de su cuello, donde lo llevaba en una cadena. Además, durante el viaje se lo había puesto varias veces y conocía en parte el mundo de sombras al que sin duda el Anillo terminaría llevándolo, convirtiéndolo finalmente en un espectro ni vivo ni muerto, como sucediera antes con los Nazgûl.
Por su parte, Sauron, sabiendo del viaje que habían emprendido con el Anillo, y más aún después de que Aragorn se revelara a Sauron a través de la Palantir de Orthanc, temía que en cualquier momento se levantara un nuevo Señor del Anillo, reclamando el poderío de Sauron para sí. Para prevenir esto, declaró la guerra abierta a los pueblos del Oeste. De esta manera se desencadenó la llamada Guerra del Anillo.
Al final del viaje, ante la Grieta del Destino en la Montaña de Fuego, Frodo decide no arrojar el Anillo al fuego, y lo reclama para sí, poniéndoselo. El Anillo había terminado dominándolo y seduciéndolo. Así se cumplieron aparentemente los peores temores de Sauron, pues, durante un breve instante, un nuevo Señor Oscuro había aparecido en la Tierra Media. En ese momento, al sentir el poder y la presencia del Anillo, Sauron comprendió el hilo del que pendía su destino: hasta ese momento había estado concentrado en los enemigos fuera de Mordor, pero sin que se diera cuenta, dos insignificantes Hobbits habían penetrado hasta el corazón mismo de su reino, y ahora tenían a su tan anhelado Anillo al borde del abismo de fuego, listo para ser destruido o para ser reclamado. Sauron envía de prisa a los Nazgûl al Orodruin. Pero es Gollum, quien había estado siguiendo en secreto a Frodo con la esperanza de conseguir el Anillo, el que inesperadamente salva el desenlace. Al forcejear con Frodo por el Anillo, se lo arranca, mordiéndole y cercenándole el dedo. Pero, enloquecido de felicidad al haber conseguido de nuevo su Tesoro (como siempre lo llamaba), trastabilla y cae, junto con el Anillo, al fuego.
Sauron desaparece como una nube de maldad, y nunca más vuelve a tener forma en el mundo. Barad-dûr, construida con el poder del Anillo, se desmorona ,y Mordor sufre severos daños por terremotos, quedando casi destruida (ya que era mantenida con el poder del Anillo).
Portadores del Anillo
- Sauron, su creador;
- Isildur, hijo mayor del rey Elendil;
- Déagol, un hobbit que encontró el Anillo a orillas del río Anduin;
- Gollum, también conocido como Sméagol. Primo de Déagol, le asesinó para apoderarse del Anillo;
- Bilbo Bolsón, encontró el Anillo tras haberse escabullido éste de Gollum;
- Frodo Bolsón, sobrino de Bilbo y el encargado de la destrucción del Anillo;
- Tom Bombadil, llevó el Anillo durante unos breves segundos sin que éste pareciera afectarle; y
- Samsagaz Gamyi, el mejor amigo y jardinero de Frodo, que llevó el Anillo por un breve lapso de tiempo.
Véase también
- Anillo Nibelungo
Bibliografía
- J. R. R. Tolkien (1998). El Señor de los Anillos. Ediciones Minotauro. ISBN 978-84-450-7179-3.
- J. R. R. Tolkien (1984). El Silmarillion. Ediciones Minotauro. ISBN 84-450-7139-4.
Enlaces externos
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