Animita en el "Norte Chico" de Chile.

En Chile las animitas de carretera constituyen una expresión de religiosidad popular, que fuera de todo marco canónico, pretende brindar cierta canonización popular a uno a varios individuos que han fallecido en trágicas circunstancias.^[1]

Las Animitas cumplen la función de memoriales o santuarios populares, que son edificados mayoritariamente con materiales sencillos, en los costados de las carreteras, demarcando con estos monumentos el lugar donde aconteció un accidente automovilístico, en la mayoría de los casos, o bien un asalto con homicidio.^[2]

De arquitectura sencilla pero variada, conforme a la zona geográfica donde son erigidas, encontramos que emulan casas, iglesias, edificios, automóviles e incluso oficios de la persona fallecida. Generalmente se tiende a olvidar el nombre de la persona fallecida, de la misma forma que el hecho que le arrebato la vida se pierde y confunde con el relato oral, muchas veces transformándose en leyenda.^{[2] [3]}

Animita de Romualdito al llegar a avenida Alameda en Santiago de Chile

A pesar de que la Iglesia Católica, y otras confesiones religiosas, rechazan el culto a las ánimas de carreteras, estas se encuentran enraizadas en la religiosidad popular, producto de la unión del culto animístico de los pueblos originarios de Chile, con la fe traída por los conquistadores, por lo cual se puede observar al ánima de carretera como una muestra clara del sincretismo religiosos latinoamericano.

Es común que se le atribuyan al anima poderes milagrosos y solucionadores de problemas, al mismo nivel que el atribuido a los santos católicos, dichos favores deben ser retribuidos con ofrendas florales, o la quema de velas, posturas de placas u otros bienes que son ofertados por el devoto a la ánima en cuestión.^[2]

Aparte de las ánimas de carreteras, existen las ánimas de cementerios.

Referencias

• Fotografías de Animitas Chilenas de carretera

Commons

• Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Animitas de carretera.