Policarpo Herrero y Vázquez (Villafranca del Bierzo, León, 1843- Oviedo, 12 de septiembre de 1929) Banquero.

Biografía

Hijo adoptivo de Oviedo. El Ayuntamiento de Villafranca del Bierzo lo nombró hijo predilecto. Cuando tenía cuatro años pasó a residir en Oviedo, donde su padre fundó la casa Herrero y Compañía, que fue la primera banca establecida en Asturias. Permaneció después algunos años en Santiago de Compostela, dirigiendo allí una sucursal instalada por la Banca. Cuando en 1912 la entidad se transformó en Banco Herrero, Policarpo fue elegido presidente del consejo de administración. Por su experiencia y por sus dotes naturales para los negocios, fue durante medio siglo la primera figura financiera de Asturias y una de las primeras de España.

Fue fundador y presidente de Duro Felguera, aportando sus minas de carbón de Langreo; tuvo también importante papel en la fundación de la Unión Española de Explosivos, Banco Hispano-Americano y Águila Negra. En 1913 llevó a cabo la construcción de los saltos de Somiedo, que en aquella época fueron de los de mayor caída de Europa; y a fin de salvar la falta de agua que padecía Oviedo, inició con José Tartiere, Olivares, Masaveu y otros, una campaña para crear la Sociedad Popular Ovetense, de la que fue presidente desde su fundación y la cual, por el prestigio de su promotor, tuvo el apoyo de todos los capitales de Oviedo, logrando para ésta, no sólo el agua apetecida, sino también un abundante suministro eléctrico. En reconocimiento a éste y otros servicios fue declarado hijo adoptivo de Oviedo, conservándose su retrato en el Ayuntamiento, junto al de otras personas ilustres.

El opulento banquero gozó siempre de fama de hombre muy caritativo, y fue toda la vida protector inagotable de la Cocina Económica y de cuantas obras benéficas se organizaron en Asturias. Cuando en 1922 falleció su esposa, que rivalizaba con él en generosidad, distribuyó Policarpo Herrero seiscientas mil pesetas en establecimientos benéficos y diferentes iglesias; costeó la colosal estatua del Sagrado Corazón de Jesús que corona la iglesia de los jesuitas de Gijón, y posteriormente donó ochenta mil pesetas al asilo de ancianos desamparados de Oviedo.

Ya en 1887 le había sido concedida la Gran Cruz de Isabel la Católica, y por haber aportado varios miles de duros para organizar el batallón de voluntarios del Principado, cuando la guerra de Cuba, fue condecorado con la tercera clase del mérito militar. En 1924 se le concedió la gran cruz de Carlos III.

Al ser consagrada en 1901 la catedral de Covadonga, a cuya construcción había contribuido con grandes sumas, el cabildo hizo colocar en la tribuna del lado del Evangelio una lápida con la inscripción siguiente: "En virtud de acuerdo capitular de 11 de septiembre de 1900 del cabildo de esta Real Colegiata, aprobado por Fray Ramón Martínez Vigil, obispo de Oviedo, el 16 de julio de 1901, fue concedida esta tribuna al Excmo. Sr. D. Policarpo Herrero y a su esposa la Excma. Sra. Dª Teresa Collantes, a sus hijos y descendientes en línea directa de primogenitura masculina, a perpetuidad".

Cuando falleció, Alfonso XIII se hizo representar en los funerales y entierro por el gobernador civil, General Zuvillaga.