- Quema de iglesias del 16 de junio de 1955 en Argentina
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Quema de iglesias del 16 de junio de 1955 en Argentina
Quema de iglesias del 16 de junio de 1955 en Argentina Lugar Buenos Aires, Argentina Blanco(s) Iglesias católicas Fecha 16 de junio de 1955 Tipo de ataque Saqueo e incendio Arma(s) Nafta y objetos contundentes Muertos No Perpetrador(es) Manifestantes peronistas Motivo Ataque a la Iglesia Católica luego del bombardeo de Plaza de Mayo La Quema de iglesias del 16 de junio de 1955 ocurrió ese día, horas después que se produjera un Bombardeo de Plaza de Mayo e intento de golpe de estado contra el gobierno encabezado por Juan Domingo Perón en el transcurso del cual aviones rebeldes arrojaron bombas sobre la Plaza de Mayo ocasionando más de 360 muertos y alrededor de 800 heridos.[1] El mayor número de iglesias atacadas fue en Buenos Aires donde según investigaciones realizadas actuaron tres grupos organizados de personas que partieron de dos reparticiones del Estado y del local del Partido Peronista y se dirigieron separadamente a las iglesias. También hubo hechos similares en algunas ciudades del interior de Argentina.
Los atacantes ingresaron en las iglesias a la fuerza, provocaron destrozos en las instalaciones e imágenes, ocasionaron algunos incendios con nafta que llevaban en recipientes y, en algunos casos, robaron elementos de las mismas. En general las personas que se encontraban en esos lugares pudieron huir pero hay versiones sobre agresiones personales que provocaron lesiones. La policía, las fuerzas militares y los bomberos se abstuvieron totalmente de intervenir, limitándose estos últimos a comenzar a actuar contra el fuego una vez terminada la agresión.
Algunos de los templos databan de la época colonial por lo que ciertos daños fueron irreparables. En un discurso pronunciado al día siguiente el presidente Perón atribuyó los hechos a los comunistas.
Contenido
Antecedentes
Inicio del conflicto
En los últimos meses de 1954 comenzaron a producirse algunos hechos que mostraban un cambio en las relaciones, hasta ese momento aparentemente normales, entre la Iglesia católica y el gobierno peronista y un proceso de deterioro de las mismas que se va agravando con el tiempo. Desde el Partido Peronista y la prensa oficialista se dirigían críticas a la Iglesia y sus integrantes y a su vez tanto desde el púlpito como en diversos documentos se hacían manifestaciones adversas al gobierno que, a su vez, ocasionaron que se produjeran detenciones de sacerdotes acusados de desacato y de atentar contra la seguridad pública.
Reformas legislativas
Por otra parte los funcionarios y legisladores peronistas dispusieron modificaciones en la legislación que eran claramente opuestas a la posición que tenía la Iglesia en esas materias. Fue así que entre diciembre de 1954 y mayo de 1955 se eliminó la enseñanza religiosa de las escuelas públicas, se negó el permiso para que el acto de clausura del Año Mariano Universal se realizase en la Plaza de Mayo, por lo que quedó confinado a la Catedral Metropolitana, se prohibió la realización de manifestaciones religiosas en los lugares públicos, se sancionó el divorcio vincular que habilitaba a los cónyuges divorciados a contraer nuevo matrimonio, se autorizó la apertura de establecimientos donde se ejercía la prostitución, se suprimió la mayor parte de los feriados religiosos, se dejó sin efecto la exención de impuestos a las instituciones religiosas y se aprobó convocar a una convención constituyente que tratara la reforma de la Constitución para separar la Iglesia del Estado.[2]
La celebración de Corpus Christi
La celebración de la fiesta de Corpus Christi que correspondía al jueves 9 de junio fue postergada por la Iglesia para el sábado 11 y tuvo una concurrencia estimada en unas 200.000 personas que colmó la Catedral y ocupó la Plaza de Mayo adyacente. Al fin de la celebración cuando los sacerdotes Manuel Tato, Vicario general y obispo auxiliar, se dirigió a la concurrencia desde el púlpito y Antonio Rocca que estaba presente, en ausencia del cardenal Santiago Luis Copello aparecieron en el balcón, fueron aclamados por la multitud que a continuación formó una manifestación que se encaminó por la Avenida de Mayo hacia el Congreso Nacional. Desde ella hubo pedrea contra los diarios oficialistas La Prensa, Época, Democracia y El Laborista ubicados en su camino. Al llegar al Congreso arriaron la bandera nacional y la reemplazaron por la enseña del Vaticano, apedrearon el edificio y arrancaron al grito de ¡Muera Eva Perón! dos placas de bronce colocadas en el frente.
La quema de la bandera
El mismo día el gobierno en un comunicado acusó a los manifestantes, además de por los daños, de haber quemado una bandera argentina lo que inició una investigación judicial. A poco el subinspector Héctor Giliberti le confesó a su hermano el capitán de corbeta José María Giliberti que la bandera había sido quemada por compañeros de la propia Policía Federal. Por ello tanto el subinspector como los policías Juan Laperchia e Isidoro Ferrari fueron citados por el presidente del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas y declararon confirmando ese hecho por lo cual el organismo solicitó a Perón la separación del jefe de policía y la detención del Ministro del Interior Ángel Borlenghi pero al día siguiente de esa comunicación Borlenghi hizo sellar su pasaporte y salió del país hacia Montevideo.[3] Ya depuesto el gobierno otras declaraciones confirmaron lo sucedido y el propio contraalmirante Alberto Tessaire -vicepresidente al tiempo del hecho- afirmó que la acción se había ejecutado no sólo con la autorización de Perón sino bajo su inspiración.[4]
Bombardeo de Plaza de Mayo
El 16 de junio de 1955 en el marco de una rebelión cívico-militar que se proponía derrocar al gobierno aviones arrojaron bombas sobre la Casa Rosada y la Plaza de Mayo ocasionando más de 200 muertos y alrededor de 800 heridos.[5]
Quema de iglesias
Esa noche grupos de personas atacaron diversas iglesias produciendo destrozos mientras la policía y los bomberos se abstenían de intervenir. Los lugares atacados fueron:
- Curia Eclesiástica. Está ubicada en la calle Rivadavia frente a la Plaza de Mayo pegada a la Catedral de Buenos Aires y a dos cuadras escasas de la Casa Rosada. Los asaltantes la saquearon y destrozaron todos los muebles y objetos de valor antes de incendiarla.
- Catedral Metropolitana. Los asaltantes penetraron en ella por la fuerza causando destrozos pero no se atrevieron a incendiarla.
- Convento de San Francisco. Está situado en Defensa y Alsina, a una cuadra de la Plaza de Mayo y a dos cuadras de la Casa Rosada. Los asaltantes no dejaron habitación, imagen ni altar en pie y luego prendieron fuego a los restos. Un sacristán que vio el hecho escondido en el campanario declaró: "La gran mayoría eran hombres jóvenes, que vestían pilotos porque estaba lloviendo. (..) Vi pasar algunos autos patrulleros pero sin detenerse. En cuanto a los bomberos, cuando llegaron, después de bastante tiempo, se dedicarn a remover algunas imágenes sin actuar mayormente. Tampoco creo que hubieran podido; todo ardía ya, y enfrentar a los grupos hubiera sido temerario. Utilizaron damajuanas con nafta, las que acarreaban desde automóviles lujosos. Oí también fuertes explosiones, como si utilizaran bombas y también un intenso tiroteo. Todos los vidrios del convento fueron rotos a tiros. Fue una orgía de balazos, fuego y explosiones. El fuego duró unas ocho horas con toda intensidad. Al día siguiente todavía llameaban el altar mayor y el coro".[6]
- Convento de Santo Domingo: incendiado y saqueado. Se perdieron algunas de sus reliquias y documentos.[7]
- Santo Domingo de Guzmán.
- San Francisco de Asís.
- San Ignacio de Loyola.
- Nuestra Señora de la Piedad del Monte Calvario.
- San Miguel Arcángel.
- Nuestra Señora de las Victorias.
- Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
- San Nicolás de Bari.
- San Juan Bautista.
Investigación posterior
Según el informe entregado al gobierno, esa noche hubo tres grupos organizados de personas que partiendo del Ministerio de Salud Pública, del Servicio de Informaciones y del local del Partido Peronista se dirigieron separadamente a las iglesias atacadas. Este último grupo, integrado por unas 65 personas, fue el que inició el ataque a la Curia y la Catedral y habría estado bajo la responsabilidad del vicepresidente Tessaire. El grupo que salió del Ministerio de Salud Pública atacó las iglesias de Santo Domingo, San Ignacio, San Francisco y La Merced y el proveniente del Servicio de Informaciones se dirigió a San Nicolás y el Socorro.[8]
Consecuencias de la quema de las iglesias
Daniel Cichero opinó que "el ataque a los templos católicos sin dudas formó parte de la dinámica de la jornada. Y se constituyó, por sí mismo, en un argumento (casi en un símbolo) que sirvió decididamente a la construcción de la legitimidad del antiperonismo y en justificación para la continuidad de la acción violenta contra el gobierno[9] agregando que "toda la secuencia previa había estado envuelta en el conflicto con la Iglesia. Y aunque la organización del bombardeo corrió por otros carriles y fue protagonizado por oficiales ajenos a la formación católica, la reacción se dirigió directamente contra ella"[10]
Por su parte el historiador estadounidense Joseph A. Page señaló que "el impacto psicológico de las iglesias carbonizadas fue tremendo para aquellos católicos que aún tenían memoria de las atrocidades de la Guerra Civil española"[11]
Referencias
- Page, Joseph A. (1983). Perón. Segunda parte (1952-1971).. Buenos Aires. Javier Vergara Editor.. ISBN 950-15-0316-X.
- (2005) Bombas sobre Buenos Aires. Buenos Aires. Javier Vergara Editor. ISBN 950-15-2347-0.
- Frigerio, José Oscar (1984). «Perón y la Iglesia. Historia de un conflicto inútil.» revista Todo es Historia de Buenos Aires. n.º n* 210 de octubre de 1984..
Notas
- ↑ Cichero, Daniel: Bombas sobre Buenos Aires pág. 173 Buenos Aires 2005 Javier Vergara Editor ISBN 950-15-2347-0
- ↑ Frigerio, José Oscar: Perón y la Iglesia. Historia de un conflicto inútil pág. 35 publicado en el n* 210 de octubre de 1984 de la revista Todo es Historia de Buenos Aires
- ↑ Gambini, Hugo: Historia del peronismo vol. II pág. 261 Buenos Aires 2001 Editorial Planeta Argentina S.A. ISBB obra completa 950-49-0226-X Tomo II 950-49-0784-9
- ↑ diario Clarín de Buenos Aires del 5-10-1955 citado por Gambini pág. 261 y nota
- ↑ Cichero, Daniel: Bombas sobre Buenos Aires pág. 173 Buenos Aires 2005 Javier Vergara Editor ISBN 950-15-2347-0
- ↑ Frigerio, José Oscar: Perón y la Iglesia. Historia de un conflicto inútil pág. 58 publicado en el n* 210 de octubre de 1984 de la revista Todo es Historia de Buenos Aires
- ↑ Carlos Vigil (1968). Los Monumentos y lugares históricos de la Argentina. Editorial Atlántida.
- ↑ Gambini, Hugo (2001). Historia del peronismo vol. II. Buenos Aires. Editorial Planeta Argentina. ISBN 950-49-0784-9.
- ↑ Cichero, Daniel: Bombas sobre Buenos Aires pág. 128 Buenos Aires 2005 Javier Vergara Editor ISBN 950-15-2347-0
- ↑ Cichero, Daniel: Bombas sobre Buenos Aires pág. 128 Buenos Aires 2005 Javier Vergara Editor ISBN 950-15-2347-0
- ↑ Page, Joseph A.: Perón. Segunda parte (1952-1971) pág. 64 Javier Vergara Editor Buenos Aires 1983 ISBN 950-15-0316-X
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